Napalpí: «Paraje de la Matanza…»

Por Arturo M. Lozza.
12/08/2004 – ACTA
De los montes boscosos de El Impenetrable, en Chaco, poco queda, va desapareciendo quemado para ser convertido en llano sojero bajo el dominio de compañías privadas. Se trata de la tercera etapa de una conquista que comenzó con la misma creación de la actual provincia y de la fundación de su capital Resistencia, en 1874, cuando la campaña militar “al desierto” del norte -que inició en Santa Fe el general Obligado- aniquiló a miles de indígenas o los congregó en reducciones para dar paso a las compañías forestales que exterminaron los quebrachales.

Hacia mediados de los años 1920, ya terminados los quebrachos, comenzó la segunda etapa, la que impuso el reinado de los grandes señores del algodón que tomaron al indio como mano de obra esclava.

Fue en este período que los indios tobas y mocovíes asentados en la reducción de Napalpí -a 130 kilómetros de Resistencia- se negaron a trabajar en las plantaciones porque la paga era miserable y porque se resistían a perder la cultura originaria.
El líder de las familias de Napalpí fue el chamán mocoví Pedro Maidana, al que los hacendados no tardaron en catalogar de “bandolero” y “criminal”.

A instancias de los señores del algodón, desde Quitilipi se organizó una patrulla policial reforzada con capataces de las plantaciones y armada de fusiles Máuser y Winchester.
El ataque a Napalpí fue sorpresivo y en 45 minutos no quedó ningún toba o mocoví vivo. Los heridos, sin distinción de sexo o edad, fueron degollados. En total, 130 muertos. Al chamán Maidana le extirparon una oreja y los testículos, que fueron exhibidos en la Comisaría de Quitilipi.
Ocurrió el 19 de julio de 1924, pero los asesinatos en los bosques cercanos y en las diversas regiones de El Impenetrable se extendieron por cuarenta días más.

La reducción había sido fundada en 1911 y ya entonces la bautizaron Napalpí, que en toba significa “lugar de los muertos”.
Hoy continúa existiendo, es un pueblo pequeño y pobre, pero al sitio exacto adonde cayeron los indígenas de Maidana se lo denomina “Paraje de la Matanza”.

A ochenta años de aquella masacre se ha abierto la tercera etapa de la conquista, la que está arrasando sin misericordia los montes naturales y los pocos vestigios de las culturas guaraníticas, para instalar los reinos de la soja.

La historia del Chaco está manchada de destrucción de riquezas naturales, y de sangre indígena y de peones golondrinas, de hacheros desaparecidos en los quebrachales o en las plantaciones de algodón.

Pasaron 130 años de la primer conquista, pero Chaco sigue siendo territorio de injusticias y de impunidad.

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