Carta de una mujer a otra

Carta abierta a la senadora Cristina Fernández: "Siento la necesidad de un fuerte reclamo a nosotras mismas, a nosotras las mujeres que debimos ir mucho más lejos en su defensa, porque no sólo es una persecución política perversa, sino que se trata también de una persecución de género", afirma la autora.

Querida Senadora y ex presidenta
Cristina Fernández de Kirchner:

 

Por este medio quiero expresarle mi respeto y solidaridad ante lo que está sucediendo con su hija Florencia, afectada en su salud por la brutal campaña de que fueron y son víctimas usted y su familia en estos tiempos aciagos.

 

Su llamado nos ha conmovido profundamente pero también siento la necesidad de un fuerte reclamo a nosotras mismas, a nosotras las mujeres que debimos ir mucho más lejos en su defensa, porque no sólo es una persecución política perversa y con tintes siniestros, sino que se trata también de una persecución de género.

 

La crueldad de amenazar a una madre con la prisión de su hija o hijo, como se está haciendo con usted y en varios de los casos de los presos políticos que este gobierno mantiene ilegalmente, con la colaboración imprescindible de un sector de la justicia que ignora el estado de Derecho como en cualquier dictadura, ha tocado todos los límites que una sociedad puede y debe tolerar.

 

Los sembradores de odio, los periodistas que han dejado de serlo hace tiempo para convertirse en operadores siniestros y patéticos de una guerra sucia y criminal, cumpliendo el nuevo esquema de la Guerra de Cuarta generación (psicológica) cuyo primer mandamiento explica que no hacen falta las balas para matar a un “disidente” a un “dirigente” político popular, patriota, molesto para ciertos intereses, que no es otra cosa que un ser humano.

 

Simplemente se lo destruye, denigrándolo, desacreditándolo, acusándolo falsamente, es decir matándolo moralmente.

 

No podemos aceptar más que quienes asumen la tarea de matar moralmente en razón de poderes e intereses locales o externos desinformando, mintiendo a sabiendas de lo que están haciendo, lo hagan en nombre del periodismo. Esos no son periodistas, no pueden ni deben ser aceptados como tales.

 

En momentos en que sale a luz la utilización de la extorsión como metodología de las operaciones político- judiciales, mediáticas que se realizan, así como el espionaje interno y externo sobre nuestro pueblo y cuando esto nos lleva hacia la matriz de estos planes siniestros y nos señala a los verdaderos responsables de este crimen también de lesa humanidad, nosotras no debemos dejar que nos impidan la justicia, no podemos permitir la impunidad, contra la que tanto se ha luchado en nuestro país.

 

Ante esta situación nosotras las mujeres debemos ponernos de pie y acompañarla en cada instancia e impedir las injusticias que sólo generan violencia sobre la violencia.

 

La veo luchar con la fuerza que sólo da la certeza de haber elegido una lucha política por principios profundos, como lo demostró Usted y el querido presidente Néstor Kirchner , que devolvieron al pueblo la esperanza, la conciencia de sus derechos, el mejor tiempo que yo recuerdo haber vivido después de aquellos en que niña y adolescente aprendí a admirar a Evita y al general Juan Domingo Perón.

 

Y más aún después de haber vivido todas las dictaduras unas tras otras desde 1955 cuando derrocaron a Perón hasta la más cruenta entre 1976 y 1983, creo que nunca vivimos un momento como el que disfrutamos bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y el suyo, cuando comenzamos a sentir que otra vez teníamos patria, y justicia y derecho a recuperar nuestra identidad perdida en laberintos oscuros, nuestra memoria histórica, nuestra vivencia latinoamericana, en esa unidad extraordinaria con nuestros hermanos, que significaba la esperanza de un futuro verdaderamente independiente.

 

Todo esto hace más injusto esta persecución que también la está viviendo el pueblo que reclama en las calles, con todo su derecho en este siglo que debe ser sin duda, el siglo de nuestra liberación latinoamericana.

 

Le hablo a la compañera, a la hija que también siento que es, cuando la veo batallar, como la vi siempre en el Congreso desde que era diputada, senadora donde ya se percibía la madera de la que estaba hecha, y que nos demostró en una presidencia en que fue víctima de los más feroces ataques, como si viviéramos entre hienas.

 

Sólo quiero hacerle llegar un abrazo fuerte y solidario para Usted y Florencia que está destinada a hacer una gran cineasta, pero fundamentalmente una mujer sensible, una feminista profunda, una madre amorosa como es.

 

Quisiera transmitirle también el sentimiento de muchas compañeras y compañeros, de personas y seres humanos formidables que están en estos momentos conmovidos, pero también como yo misma reclamándonos por lo que desde ahora debe ser una marcha inclaudicable hacia nuestro derecho a vivir en paz y en libertad, como ese continente que ustedes Néstor y Cristina y sus hijos soñaron junto a tantos compañeros que están y que no están.

 

Sientan nuestro amor y nuestra decisión de defenderlas como la gran familia que somos en estos caminos de la liberación. Por la paz y la vida digna.

 

Stella Calloni

 

 

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