Con los chicos no

Dos semanas de tomas de escuelas en CABA. 25 colegios, una reforma que busca imponerse y un reclamo parecido pero distinto a todos los anteriores.

Mañana se cumplen dos semanas desde que el estudiantado de la Manuel Belgrano diera el primer paso tomando su escuela. Hoy ya son 25 los establecimientos ocupados por las y los estudiantes que protestan contra la reforma educativa impulsada por la gestión Cambiemos (“Secundaria del Futuro”) y reclaman que se declare la Emergencia en violencia de género en los colegios, además de exigir que el gobierno nacional tome cartas en el asunto para que el joven Santiago Maldonado aparezca con vida, un mes y medio después de su secuestro.

 

Una reforma educativa Pro-mercado

Alguna vez Ernesto Guevara dijo: “si el presente es de lucha el futuro es nuestro”. A menos de un mes de que se cumplan los 50 años del asesinato del Che en Bolivia, cientos de jóvenes que estudian en los colegios secundarios de Buenos Aires se han organizado para dar batalla contra lo que entienden es un nuevo intento de los sectores de poder para avanzar sobre la juventud, en este caso, con reformas educativas que priorizarían más su incorporación al mercado laboral como mano de obra precarizada que su formación para el futuro.

 

Septiembre suele ser un mes movido en colegios de la ciudad gobernada actualmente por Horacio Rodríguez Larreta. A veces con procesos de organización más silenciosos, con actividades vinculadas al aniversario de la denominada “Noche de los lápices” (el año pasado se realizaron actividades bajo el lema “Septiembre es de lucha, el futuro es nuestro”), y otras –como este año– donde ese tipo de desarrollo menos visible se combina con explosiones de bronca por parte de los pibes y las pibas que hacen que la opinión pública preste atención a lo que dicen, a lo que hacen, aunque las más de las veces sea para condenarlos, bajo pretexto de que, por edad, adolecen del carácter necesario para tomar decisiones de adultos.

“La incorporación de temáticas como la violencia de género o el reclamo por la aparición con vida de Maldonado singularizan el actual conflicto estudiantil, a diferencia de otros reclamos anteriores que también se expresaron en ocupaciones de establecimientos”

Como sea, la cuestión es que el viernes 1 de septiembre la ciudad amaneció con diez colegios tomados. Dos semanas después, los establecimientos ocupados se han multiplicado. En el medio los estudiantes vieron cómo la represión policial a la movilización realizada a Plaza de Mayo por el mes transcurrido desde que la Gendarmería Nacional secuestró a Santiago Maldondo intentaba meter miedo y días después –venciendo el fantasma del terror que circula aun por nuestra sociedad– se movilizaron con tres mil estudiantes por las calles porteñas.

 

Lo que está en juego en esta lucha son dos modelos diferentes, antagónicos de entender la educación”, explica Ignacio Mattos en diálogo con Zoom. Mattos tiene 18 años, es militante de la agrupación La Simón Bolívar y es una de las caras más visibles de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB). Mattos cuenta que la iniciativa gubernamental “Secundaria del Futuro” no busca más que reducir contenidos y promover la flexibilización laboral, enlazando la educación pública con las empresas privadas” (durante el último año de cursada del secundario, los estudiantes suplantarían el 50% de su cursada en la escuela a cambio de asistencia a pasantías, que no serían más que un trabajo gratuito en empresas privadas). Y aclara que el objetivo del aprendizaje según lo fija el propio texto de la reforma no está “centrado en el aprendizaje de contenidos, sino en el enfoque por capacidades necesarias para la sociedad del futuro”.

 

Otro aspecto central del proyecto es el cambio de metodología de enseñanza, lo que puso a gran parte de los gremios docentes en sintonía con los estudiantes en contra del gobierno. Lo que está en juego en esta disputa con los gremios es el rol del docente y el estatuto, que parece querer ser barrido del mapa laboral como otras conquistas, atacadas por el macrismo bajo el pretexto de la “modernización”.

 

Adentro y más allá de las escuelas

Las adolescentes que asisten a los colegios secundarios parecen no estar al margen de una realidad de violencia de género presente en nuestra sociedad, en los últimos tiempos mucho más visibilizada, sobre todo a partir del fenómeno de #NiUnaMenos. Si se tiene en cuenta que en Argentina se comete un femicidio cada 18 horas, no resulta tan extraño entonces escuchar de boca de muchas adolescentes su reclamo: que necesitan que el Estado se haga cargo de este tipo de problemáticas, ya que los casos de abusos sexuales han proliferado en los establecimientos escolares. “Las escuelas necesitan de manera urgente crear y aplicar un protocolo contra la violencia de género, que incluya capacitación docentes y asesoramiento a las autoridades, que hoy se muestran totalmente incompetentes ante estas temáticas”, destaca Antonella Giuso, delegada de la CEB.

“Las adolescentes que asisten a los colegios secundarios parecen no estar al margen de una realidad de violencia de género presente en nuestra sociedad”

La incorporación de temáticas como la violencia de género o el reclamo por la aparición con vida de Maldonado singularizan el actual conflicto estudiantil, a diferencia de otros reclamos anteriores que también se expresaron en ocupaciones de establecimientos, como fue en 2013 y 2010 (que incluso se extendieron a otras provincias, como Córdoba). Asimismo, por la ligazón con un modelo laboral sustentado en la flexibilización y la precarización de esta nueva reforma educativa, la lucha emprendida por los estudiantes secundarios suscitó apoyos no solo de algunos gremios docentes, sino también de otros sectores de trabajadores, como los despedidos de Pepsico y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que a través de sus secretarías de Derechos Humanos y Mujeres y Diversidad (presididas por Lito Borello y Belén Rozas, respectivamente), se hicieron presentes en el conflicto en estos días. “Acompañamos desde un primer momento la lucha que están llevando a cabo las y los estudiantes secundarios, porque como trabajadoras de la economía popular repudiamos la reforma educativa que pone a los pibes y a las pibas como mano de obra barata para un modelo de país que acumula riqueza para unos pocos a costa del pueblo entero”, sostuvo Rozas, en diálogo con este medio. Además, la referente social agregó que desde la mencionada secretaría vienen exigiendo también la declaración de la emergencia en violencia de género. “Es fundamental que la juventud se ponga de pie contra este gobierno y que todos los sectores combativos apoyemos y concluyamos nuestras luchas en pos de sumar fuerza”, remató. Borello, por su parte, destacó la importancia de la unidad de los distintos sectores populares que se unen para resistir las políticas neoliberales del actual gobierno y para construir otro mundo posible. “Durante estos días estuvimos recorriendo las escuelas y seguimos atentamente este conflicto, preocupados por la soberbia y la sordera del gobierno ante los reclamos del movimiento estudiantil”.

 

Por otra parte, desde la CEB destacaron que hoy en día la escuela funciona como un lugar de contención y no de formación del pensamiento crítico. “La situación socioeconómica de la juventud también pone de manifiesto los problemas de fondo: el 20% de los y las jóvenes que egresa de la escuela esté desempleado, el 60% de los empleados están en negro, más de 750.000 jóvenes argentinos no trabajan pero tampoco estudian y 80.000 dejan sus estudios para ir a trabajar”, destacaron a través de un comunicado.

 

Pedagogía del miedo

A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario de “La noche de los lápices”, el raid represivo de septiembre de 1976 que secuestró, torturó y desapareció a jóvenes estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata (historia ampliamente conocida por la investigación periodística realizada por María Seoane y Héctor Ruiz Nuñez, publicada en formato libro en 1986 y el estreno cinematográfico del film de Héctor Olivera el mismo año), la gestión Cambiemos en la ciudad de Buenos Aires puso en circulación un “Instructivo” para que las autoridades de los colegios denuncien penalmente las medidas de fuerzas. Y si bien desde el Ministerio de Educación de la Ciudad negaron la autenticidad de dicho instructivo, lo cierto es que fue distribuido en los establecimientos escolares por medio de una cuenta de e-mail oficial del Ministerio (dem@bue.edu.ar) y fue utilizado por los directivos de los colegios Mariano Acosta, Julio Cortázar y Manuel Belgrano para presentar denuncias penales contra los estudiantes que protagonizan las tomas de escuelas. Incluso dos de ellas citaron el instructivo en sus denuncias. Y más allá de declaraciones periodísticas, el Ministerio no ha hecho circular ninguna versión oficial que desmienta la circulación de dicho instructivo por canales oficiales de comunicación del Estado.

 

Más allá de la valentía de los jóvenes y el asesoramiento jurídico que puedan tener para el caso de parte de abogados defensores de los derechos humanos, lo cierto es que la pedagogía del miedo comienza a circular ante este tipo de casos. Una pedagogía que surte más efecto en los padres que en los menores de edad que protagonizan estas protestas.

“Más allá de la valentía de los jóvenes y el asesoramiento jurídico que puedan tener para el caso de parte de abogados defensores de los derechos humanos, lo cierto es que la pedagogía del miedo comienza a circular ante este tipo de casos”

Al parecer, los funcionarios de Educación de la ciudad parecen olvidar que aún en sistemas democráticos restringidos como en los que vivimos, el derecho a la protesta es madre de otros derechos consagrados en la Constitución Nacional. Por supuesto, también ameritaría un debate el hecho de si las protestas no son también formativas de un pensamiento crítico entre la juventud e incluso, un acto pedagógico tanto para estudiantes como para docentes. Por algo en su memento desde la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN), junto con el rostro del maestro Carlos Fuentealba (asesinado en una protesta el 4 de abril de 2007) levantaron la consigna “Maestro luchando también está enseñando”.

 

Este cronista tuvo la oportunidad, hace unos días, de hacerse presente en el colegio Manuel Belgrano. Y ver allí cómo un grupo de chicas y muchachos (cuyas edades oscilaban entre los 14 y los 18 años) se hacían cargo de la reproducción material (y simbólica) de sus vidas: desde cocinar, lavar los platos, limpiar los baños y acomodar los espacios de reunión hasta garantizar el cuidado de sí, registrando quiénes estaban en el establecimiento, impidiendo que se consumieran drogas o alcohol, o haciendo guardias en la puerta de ingreso para no permitir que nadie ajeno a la protesta ingresara al lugar. Esto sin mencionar el profundo ejercicio educativo y democrático que se los veía realizar, tanto con el desarrollo de talleres temáticos (muchos coordinados por docentes que se acercaban a la protesta a solidarizarse) así como también en los modos de resolver los desafíos presentados, mediante asambleas en donde de manera horizontal todos los presentes podían opinar y contribuir a una toma de decisiones colectivas y elegir a sus delegados de escuela para ser la voz ante los demás colegios reunidos en la Coordinadora de Estudiantes de Base.

 

Al cierre de esta edición los estudiantes se habían congregado frente al Ministerio de Educación de la ciudad. La ministra Soledad Acuña había prometido recibirlos, pero luego se negó a hacerlo. Sí entraron representantes sindicales, entre ellos Amanda Martín, secretaria adjunta de ADEMYS, quien en diálogo con Zoom destacó que el gobierno parece “muy decido a avanzar con la reforma”. “Confirmaron el tema de las pasantías y el cambio de las evaluaciones por los créditos”, comentó. Para la dirigente gremial, tanto por sus argumentos como por sus propuestas pedagógicas, la iniciativa gubernamental no puede ser avalada por la comunidad educativa. Martín contó que la ministra se quedó sólo un rato en la reunión y que luego los funcionarios presentes no pudieron dar respuestas a las preguntas que vienen planteando los estudiantes en este proceso de lucha, que intentaron ser judicializadas por el Ministerio. “Las tomas de escuelas son una herramienta de lucha totalmente legítima gestada históricamente por el movimiento estudiantil y nosotros no sólo las apoyamos sino que estamos ahí junto a los estudiantes, promocionando la gestación de un gran movimiento en defensa de la educación pública”, remató la dirigente sindical, quien confirmó que este viernes los estudiantes otra vez estarán en las calles y que desde ADEMYS están impulsando una “gran marcha educativa” para la semana que viene.

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