En una muestra desgarradora de lo que será la relación de ambos, Elisa Carrió y Mauricio Macri, coincidieron en considerar una «buena noticia» para la región la derrota del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en el referéndum celebrado para reformar la Constitución. La liberal cristiana y ex candidata a presidenta Elisa Carrio auguró que se viene «un nuevo tiempo en América Latina», en un comunicado en el que hizo notar su satisfacción por la derrota de Chávez, un aliado del presidente argentino Néstor Kirchner.
En particular, la líder de la Coalición Cívica destacó que el mandatario se quedó sin la posibilidad de acceder a la reelección indefinida. «El rechazo a la reelección indefinida implica una nueva oportunidad para que algunos gobernantes comprendan que deben trabajar sin hegemonías, sin autoritarismos y sin abusos de poder», sostuvo Carrió.
El jefe de gobierno electo de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien asumirá su cargo este domingo, también manifestó su beneplácito por la derrota chavista.
«Es una alegría para los venezolanos y para toda la región», dijo el dirigente, quien se constituyó en referente opositor luego de una victoria frente al kirchnerismo en junio que ahora se deshace en vísperas de asumir.
Pero como si fuera poco, el “berlusconi argentino”, consideró además que la presencia de Chávez «no le haría bien» al acto de asunción de la primera dama y presidente electa Cristina Kirchner, que se realizará el domingo.
Pero más allá de que Macri procurará hacer bien los deberes impuestos por Washington, especialmente porque es el candidato más mimado de la embajada norteamericana en Argentina, la embestida de Elisa Carrió confirma que será quien llenará de contenido a un espacio de derecha que necesita de algun referente demócrata cristiano para mostrarse como “progre” y ocultar sus planes inconfesables. La mesa está servida y parece que sujetos funcionales no faltan, e incoherentes, menos. Queda por verse cuáles son las otras coincidencias, y cómo lo tomarán todos aquellos que todavía tienen un poco de confianza en una mujer que oculta sus contradicciones en ampulosos discursos y en un mesianismo que la pone al servicio de la derecha más oportunista.