El día que la credibilidad de Estados Unidos cayó al suelo por encubrir a un terrorista de la CIA

Dice el viejo refrán que el pez por la boca muere y nada mejor que el saber popular para que quede claro lo que pasó con el asesino ex agente de la CIA Luis Posada Carriles, que desde la semana pasada se encuentra en libertad condicional bajo fianza a pesar de las pruebas en su contra, entre ellos 73 cubanos muertos por un atentado en 1976 a un avión de Cubana de Aviación. Ante semejante irregularidad legal, el cubano Eloy Gutiérrez Menoyo, ex residente en Miami y hoy en Cuba resumió con claridad por qué el juez William Abbott, desde su oficina en Texas tomó esa resolución. Dijo: «el escándalo se multiplicaría si le da por hablar».

¿Quién podría dudar que fue una negociación de impunidad a cambio de silencio? Posada Carriles, agente anticastrista de la CIA de 79 años acusado de terrorismo por los gobiernos de Cuba y Venezuela, se encuentra desde la tercera semana de abril y deberá presentarse el 11 de mayo ante un tribunal estadounidense para responder por infracciones a las leyes migratorias.

El autor confeso de atentados terroristas se encontraba detenido desde mayo de 2005 en Estados Unidos, país al que ingresó de forma clandestina ese mismo año. Su caso se convirtió en centro de controversias inclusive en ese país, donde algunos sectores consideran que afectó la credibilidad de la lucha de Washington contra el terrorismo internacional.

La palabra de dos especialistas norteamericanos

Para el experto en diplomacia Wayne Smith, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba entre 1979 y 1982, “Este es un terrorista redomado, y lo tratan con tanta cautela. ¿Por qué no lo acusan de terrorismo en lugar de infracciones migratorias? Tal como ha señalado el gobierno de Venezuela y según el derecho internacional, o se lo extradita a ese país o se lo juzga en Estados Unidos como terrorista. Pero acusarlo de falso testimonio es patético». Pero eso no es todo, Posada Carriles «sabe dónde están enterrados los cuerpos, quién los enterró y quién ordenó los asesinatos. Por tanto (si las autoridades) actúan con firmeza, empezará a hablar.

Es una situación embarazosa, en especial ahora con nuestra guerra al terrorismo», añadió este miembro del Center for International Policy (Centro para una Política Internacional), con sede en Washington. Por otra parte para el prestigioso historiador Peter Kornbluh, director del Proyecto de Documentación sobre Cuba del no gubernamental National Security Archive, que ha publicado documentos desclasificados sobre la responsabilidad de Posada Carriles en la explosión de 1976: «En el mejor de los casos, nos acusarán de hipocresía y doble discurso. En el peor, Estados Unidos será visto como protector de un individuo con una vida dedicada a la violencia. El caso es la prueba de fuego de cuán comprometido está Bush con llevar a los terroristas a la justicia, y ayer el gobierno reprobó el examen», dijo Kornbluh que agregó que “según los documentos del FBI (Buró Federal de Investigaciones) y de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) que hemos divulgado en los últimos años, no hay duda de que la comunidad de inteligencia lo considera responsable de orquestar el ataque al avión».

En una declaración reciente, el gobierno de Cuba consideró que la liberación es una compensación para que el cubano no divulgue «los innumerables secretos que guarda sobre su prolongado periodo como agente de los servicios especiales norteamericanos» en los que actuó «en la guerra sucia contra Cuba, contra Nicaragua y contra otros pueblos del mundo».

Una realidad irrefutable

Según una declaración difundida al cierre de esta edición La Habana denunció que “al gobierno de los Estados Unidos le habría bastado con certificar el carácter terrorista de Luis Posada Carriles para impedir su liberación, y de conformidad con la Sección 412 de la Ley Patriota de los Estados Unidos, haber reconocido que “su liberación amenaza la seguridad nacional de los Estados Unidos o la seguridad de la comunidad o de cualquier persona”.

Para Cuba, el gobierno de George Bus “también habría podido aplicar las regulaciones que le permiten al Servicio de Inmigración y Aduanas retener a un extranjero no admisible en el territorio norteamericano y sujeto a la deportación. Para ello habría bastado que las autoridades norteamericanas hubiesen determinado que Posada Carriles es un riesgo para la comunidad o que liberarlo entrañaría el riesgo de que se fugara

Preguntas sin respuesta

¿Por qué el gobierno de los Estados Unidos permitió que el terrorista ingresara impunemente en el territorio norteamericano a pesar de los llamados de alerta formulados por Fidel Castro?

¿Por qué el gobierno norteamericano lo protegió durante los meses que permaneció ilegalmente en su territorio?

¿Por qué, teniendo todos los elementos para ello, se limitó, el pasado 11 de enero, a acusarlo de delitos de menor cuantía, de carácter eminentemente migratorio y no de lo que realmente es: un asesino?

¿Por qué se lo libera, cuando la propia jueza Kathleen Cardone, en su dictamen del día 6 de abril que ordenó la excarcelación del terrorista reconoció que se le acusa “…de haber estado involucrado en, o de estar asociado con algunos de los hechos más infames del Siglo Veinte. (…) Algunos de estos hechos incluyen la invasión de la Bahía de Cochinos, el escándalo Irán – Contras, el derribo del vuelo 455 de Cubana de Aviación, las bombas en 1997 a centros turísticos de La Habana, y según algunos teóricos de la conspiración, en el asesinato del Presidente John F. Kennedy”.

¿Por qué ahora el Servicio de Inmigración y Aduanas del Departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos no utiliza los mecanismos que tiene a su disposición para mantener en prisión al terrorista, con el indudable argumento, ya utilizado por la Fiscalía General de los Estados Unidos en fecha tan cercana como el pasado 19 de marzo de que, de ser liberado, se corre el riesgo de que se fugue?

¿Por qué el gobierno de los Estados Unidos ha hecho caso omiso de la solicitud presentada, con todos los requisitos de rigor, por el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela?

¿Cómo es posible que se libere hoy al más notorio terrorista que jamás ha existido en este hemisferio y permanezcan en cruel prisión 5 jóvenes cubanos cuyo único delito ha sido el de luchar contra el terrorismo?

Para Cuba, las respuesta es clara. La liberación del terrorista ha sido gestada por la Casa Blanca como compensación para que Posada Carriles no divulgue lo que sabe, para que no hable de los innumerables secretos que guarda sobre su prolongado período como agente de los servicios especiales norteamericanos, en que actuó en la Operación Condor, y en la guerra sucia contra Cuba, contra Nicaragua y contra otros pueblos del mundo.

La declaración concluye diciendo que “la plena responsabilidad por la liberación del terrorista y por las consecuencias que de ella deriven, recae directamente sobre el gobierno de los Estados Unidos y, muy particularmente, sobre el presidente de ese país. Incluso ahora, después de su liberación, el gobierno de los Estados Unidos tiene toda la información y los mecanismos legales para volverlo a arrestar. Falta solo tener la voluntad política para luchar en serio contra el terrorismo y recordar que, según el presidente Bus, “…si usted da refugio a un terrorista, si apoya a un terrorista, si alimenta a un terrorista, usted será tan culpable como los terroristas”.

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