Por Causa Popular.- Luego del plebiscito revocatorio que Chávez ganó con más del 60% de los votos, la confrontación de la Republica Bolivariana con Estados Unidos parece haber pasado a una nueva etapa. Cada ves que tiene oportunidad Chávez desafía al imperio norteamericano que no pudiendo derrotarlo en las urnas apunta a incluirlo dentro del “eje del mal” e identificar a Venezuela como un país que fomenta el terrorismo internacional. En esta oportunidad durante su paso por Argentina Chávez puntualizo: «Tenemos ocho refinerías en Estados Unidos, con 14.000 estaciones de combustible, y estamos subsidiando a Bush, con 1,5 millones de barriles diarios de petróleo subsidiado. Eso es colonialismo». Para Chávez, así como un acuerdo sobre el carbón y el acero fueron la piedra fundamental de la Unión Europea, los recursos energéticos pueden serlo de la unidad latinoamericana, y que por ello la creación de Petrosur «va más allá del petróleo».
«Mister Superman tiene los rayos X puestos en Venezuela, pero nosotros tenemos criptonita roja que es la mejor y para la supermujer también tenemos», dijo el Presidente caribeño en una clara crítica al presidente George W. Bush y su secretaria de Estado, Condolezza Rice.
Pero Chávez no sólo realiza declaraciones y suele acompañar estas con medidas concretas consecuentes. En este sentido la compañía estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) está preparando la venta de su filial estadounidense Citgo. Además, funcionarios venezolanos explicaron a la prensa que están realizando los estudios para solicitar a Estados Unidos el reintegro de una parte de los impuestos pagados por Citgo en ese país, que estarían entre los 200 millones y los 250 millones de dólares.
La corporación estadounidense fue adquirida por PDVSA en 1990. Citgo es una de las mayores proveedoras en materia petroquímica de los Estados Unidos que cuenta con más de 15.000 estaciones de servicio en ese país y tiene una producción diaria cercana a un millón de barriles.
Por el otro lado, el gobierno venezolano ha redoblado sus contactos con los países sudamericanos, blandiendo como bandera su idea de concretar Petrosur, una empresa que en un futuro además de PDVSA y ENARSA podría sumar, la brasileña PETROBRAS, la colombiana Ecopetrol y otras empresas estatales de la región. Venezuela y Brasil tienen previsto firmar en febrero en Caracas acuerdos energéticos como lo hiciera recientemente Venezuela y Argentina.
Venezuela, quinto exportador mundial de crudo y único miembro latinoamericano de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), tiene una cuota de producción de 3,1 millones de barriles diarios, de los cuales vende aproximadamente 1,5 millones a Estados Unidos.
Desde el Palacio de Miraflores, donde el miércoles celebró 6 años de su gestión, Hugo Chávez realizó un repaso sobre su gestión y sostuvo: «He aprendido mucho como timonel, ya la nave es mucho más gobernable. Aquí había varias naves, una nave estaba podrida, se estaba hundiendo, la hemos sacado, nos han disparado misiles para hundir la nave, pero esta nave es insumergible.
Venezuela no se hunde», dijo el gobernante. Así, el mandatario aludió a los últimos años de confrontación política, en los que superó a un fugaz golpe de estado en abril de 2002, a una huelga opositora de 63 días a fines de ese mismo año y a un referendo popular, que lo confirmó en el cargo con el 59 por ciento de los votos en agosto de 2004. Chávez afirmó que “tiene clara la brújula», y está señala cada día más hacia el sur.
Chávez sostuvo además que los gobiernos anteriores, desde 1908 hasta 1998 cuando asumió el poder, «regalaban» el petróleo de Venezuela -quinto exportador mundial de crudo- a las empresas trasnacionales de Estados Unidos, «y le dejaron al pueblo venezolano la miseria y la pobreza».
La pobreza según Chávez es el mayor problema del país, «acumulada de un siglo de explotación, de hegemonía, de imperialismo y de dominación». Más del 60 por ciento de la población venezolana, que ronda los 26 millones de habitantes, se encuentra en situación de pobreza. En esta línea el mandatario venezolano destacó la necesidad de eliminar la dependencia del petróleo para producir sus propios productos alimenticios y abastecer la demanda agrícola.
En referencia al paso de Chávez por la Argentina numerosos analistas políticos resaltaron, más allá de los acuerdos bilaterales, lo importante que fue la ayuda que se prodigaron ambos países en los temas delicados. Para la Argentina, el canje de la deuda. Y para Chávez, el cruce diplomático con Colombia y los Estados Unidos tras el secuestro en Venezuela de un miembro de las FARC.
Quienes compartieron la intimidad con la delegación venezolana aseguraban que los visitantes interpretaron como un triunfo que, tras el contrapunto con el presidente colombiano Alvaro Uribe, Kirchner haya recibido a Chávez.
Como antes lo había hecho Lula. Los bolivarianos venían a Buenos Aires en un momento complicado. Chávez acababa de dedicar palabras muy duras a George Bush y su secretaria de Estado, Condoleeza Rice, a quien rebautizó “Condolencia”. Desde Estados Unidos acusan a Venezuela de cobijar en su territorio a miembros de las FARC. Chávez, en tanto, protestó por la violación de su soberanía por la detención ilegal y el traslado a Colombia de Rodrigo Granda, de las FARC.