Las batallas del peronismo bonaerense

Breve historia del justicialismo de la provincia de Buenos Aires y sus vaivenes: de Domingo Mercante al poskirchnerismo y los desafíos para reconstruirse en 2017.

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La provincia de Buenos Aires tiene sin resolver diversos problemas políticos, económicos, sociales e institucionales. El territorio bonaerense abarca el 8% del conjunto nacional y viven en su suelo 15,6 millones de habitantes (38% del país). Existen limitantes presupuestarios y es de público conocimiento que la provincia recibe en concepto de coparticipación federal el 20% del conjunto, cuestión que la hace insustentable en términos fiscales. Buenos Aires genera más recursos de los que absorbe por la coparticipación y se producen en su territorio el 31% de las exportaciones totales argentinas y el 54% de las de origen industrial.

 

Si bien el aporte de Buenos Aires es fundamental para consolidar un país federal, no se puede desconocer que deberían resolverse antes los problemas estructurales de los bonaerenses. Siendo la provincia más rica y poblada de la Argentina, acarrea profundas deudas sociales expresadas en las considerables cifras de desempleo y de flexibilidad laboral y tiene graves inconvenientes de inseguridad en los centros urbanos. Existen deficiencias del sistema de salud y educación estatal y es necesario continuar con las obras de rutas, puertos, redes de agua potable, tratamiento cloacal y de residuos o de acceso a la vivienda iniciadas en las últimas décadas. Muchos de los inconvenientes están concentrados en el conurbano donde habitan alrededor de 13 millones de personas.

 

Los gobernadores del peronismo bonaerense
Domingo Mercante y Oscar Bidegain

domingo_mercante-eva_peronDomingo Mercante fue el responsable de llevar al suelo bonaerense los planes de la Revolución Justicialista. En el año 1943 acercó a Perón a la Unión Ferroviaria y de su mano el futuro Presidente edificó su histórica relación con la CGT.

 

Durante el mandato de Mercante se sancionó la Constitución Provincial del año 1949 que incluyó los “Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura”, que habían sido introducidos en la Carta Magna Nacional. El texto introdujo el concepto de que la “propiedad privada tiene una función social” y sostuvo que “Los servicios públicos pertenecen originariamente, según su naturaleza y características, a la Provincia o a las municipalidades, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación”.

 

Domingo Mercante inició un Plan Trienal de Trabajos Públicos (1947-49) y elevó a nivel ministerial el departamento de hacienda poniendo a cargo al ex miembro de FORJA Miguel López Francés. En línea con el Consejo Nacional de Posguerra, fundó la Dirección de Estadísticas e Investigaciones.

 

Con participación del forjista Julio Cesar Avanza creó el Ministerio de Educación (antes Dirección), se construyeron jardines de infantes y se edificaron más de 100 escuelas. Se sancionaron las leyes de educación preescolar (5096), de educación general (5650) y el estatuto docente (5651). Se modificaron los planes de estudio, se abrieron los institutos superiores de pedagogía y el Tecnológico del Sur y se impulsó por primera vez una Dirección de Psicología.

«Si bien el aporte de Buenos Aires es fundamental para consolidar un país federal, no se puede desconocer que deberían resolverse antes los problemas estructurales de los bonaerenses»

El gobernador apoyó el Festival de Cine de Mar del Plata y democratizó el acceso popular al Teatro Argentino de La Plata. En el año 1951 Mercante inauguró la “República de los Niños”. Los humildes conocieron la ciudad balnearia de Mar del Plata gracias a la legislación obrera y al turismo social apoyado por el Estado y los sindicatos. La gobernación hizo campaña con la consigna “usted paga el viaje, la provincia el hospedaje”.

 

En el año 1947 creó el Ministerio de Salud y Asistencia Social, abrió los Centros de Higiene Materno Infantil y durante su gestión aumentaron las camas y el acceso a la salud pública y bajaron la mortalidad infantil y los casos de tuberculosis, entre otras enfermedades.

 

En sintonía con la Revolución Justicialista, Mercante redujo impuestos a las pequeñas empresas y fomentó el cooperativismo agrario. Durante esta etapa de gobierno Arturo Jauretche dirigió el Banco Provincia.

 

Mercante impulsó los barrios obreros y durante su gestión se construyeron más casas para los trabajadores que en toda la historia de la provincia (9244 viviendas en 151 barrios obreros).

 

El Jefe de Policía, Teniente Coronel Adolfo Marsillach, impulsó una reforma de la institución que incluyó la incorporación de la mujer, la creación de nuevas unidades y la reforma de los planes de enseñanza.

 

Oscar Bidegain asumió por algunos meses la gobernación en el tercer gobierno del general Perón (1973-74). Militó en el Partido Laborista y había resistido a las diversas dictaduras iniciadas desde 1955 conociendo la cárcel al ser acusado de “traidor a la patria”, por votar el Segundo Plan Quinquenal. Durante su breve mandato impulsó reformas de la educación con el ministro Alberto Baldrich y de la salud con Floreal Ferrara. Con la finalidad de otorgar apoyo social a los damnificados por las inundaciones, impulsó el operativo cívico militar “Manuel Dorrego” que tuvo intervención conjunta de miembros del ejército y de la juventud peronista.

 

Antonio Cafiero

cafieroMuchos de los legados de Domingo Mercante fueron retomados por la gestión provincial de Antonio Cafiero (1987-91) quien fundó el Frente Renovador Peronista. Cafiero cuestionó la reforma impositiva de Alejandro Armendariz y de la UCR nacional por considerar que Buenos Aires perdió 8% puntos de la coparticipación. El gobernador fue el ideólogo del Fondo de Reparación Histórica que le otorgó el gobierno nacional a Buenos Aires durante la gestión de Eduardo Duhalde.

 

En el año 1988 Cafiero impulsó fallidamente una Reforma Constitucional que reforzaba la identidad de la provincia, reconocía los derechos sociales, estimulaba la democracia popular y garantizaba la autonomía municipal. Este último punto es sumamente original y Cafiero dentro del peronismo fue quien articuló con mayor ímpetu la identidad peronista con el autonomismo municipal. Su programa incluyó la descentralización de recursos tributarios y de competencias a las municipalidades.

 

Cafiero impulsó la construcción del Estadio Único de La Plata continuado por Duhalde y desenvolvió más de 150 obras hidráulicas para resolver el drama de las inundaciones. Su gobierno desarrolló la infraestructura social construyendo y financiando viviendas, comedores escolares o unidades sanitarias en diversos lugares de la provincia.

“La última década se caracterizó por la existencia de un gobierno provincial débil política y financieramente, cuestión que favoreció la importante injerencia en las decisiones por parte del Estado Nacional”

El ministro Floreal Ferrara implementó los programas de “Pacto Social de la Salud”, “Salud con el Pueblo” y la creación de miles de puestos de vacunación en el contexto de recuperación estatal de las políticas públicas del área.

 

El gobernador impulsó los Consejos de Seguridad Municipales, las Comisarias de la Mujer y una reforma carcelaria que incluyó la creación de nuevos penales.

 

Cafiero inauguró la secretaría de Medio Ambiente, erradicó cientos de basurales y reactivó los viveros municipales para la reforestación de la provincia.

 

El último caudillo bonaerense

duhalde-gobernadorEn el año 1991 Eduardo Duhalde asumió la gobernación negociando previamente con Carlos Menem el otorgamiento de 650 millones de pesos (dólares) del Fondo de Reparación Histórica. El Fondo saldó en parte el déficit financiero y le permitió al mandatario provincial desenvolver un importante programa de obras hidráulicas, viales y educativas. Para administrarlo Duhalde impulsó la ley 11.247/92 creando el Fondo del Conurbano Bonaerense, que tenía dependencia directa del gobernador.

 

Maximiliano Montenegro mencionó en una nota periodística en el diario Página/12 del 29/07/98 que Duhalde no aplicó en la provincia muchos de los ajustes reclamados por el Fondo Monetario Internacional. En el año 1998 el gobernador aumentó los recursos para salarios de los empleados estatales y de los destinatarios de programas sociales (plan vida, comedores escolares, cajas alimentarias o de empleo). En un contexto recesivo en lo económico y de campaña electoral presidencial en lo político, el gobernador aumentó el déficit público para realizar obras y ampliar salarios. En el mismo período Menem aplicó un ajuste de 1000 millones y según el informe de Montenegro en el año 1998 Duhalde iba a gastar “1290 millones de pesos en obra pública, casi 300 millones más que la inversión del gobierno nacional que se mantuvo planchada en los últimos años. En términos de su presupuesto eso significa un 12,5 por ciento del total, seis veces más que la Nación”.

 

Duhalde consolidó un importante poder y capacidad de conducción política territorial y ello le permitió implementar reformas institucionales sustanciales como el proyecto “Génesis 2000” impulsado por Raúl Fernández y que fundó nuevas municipalidades. En el año 1994 el mandatario sancionó la tercera reforma constitucional bonaerense del siglo XX.

“El éxito de Cambiemos en Buenos Aires evidenció que el kirchnerismo no construyó una alternativa al justicialismo bonaerense, al cual cercenó deliberadamente desde el año 2005”

En paralelo al debilitamiento sindical del peronismo, Duhalde tejió un entramado político propio conducido por las “manzaneras” que cumplían tareas de apoyo social y de movilización electoral.

 

Si bien durante los años noventa el gobernador inauguró importantes programas de infraestructura y no aplicó muchos de los ajustes exigidos por el FMI, su apoyo inicial al candidato neoliberal contribuyó a la destrucción económica de Buenos Aires que vio desaparecer su parque industrial. La manifestación social del neoliberalismo aplicado en el país fue catastrófica y según datos del INDEC en mayo del año 1999 el 33% de las personas que habitaban los partidos del conurbano eran pobres. En octubre del año 2002 la pobreza alcanzó el dramático 64%.

 

A fines de los años noventa Duhalde rompió políticamente con Carlos Menem y empezó a delinear con el Movimiento Productivo Argentino la salida a la convertibilidad y la implantación del nuevo patrón de desarrollo económico y social que aplicó Néstor Kirchner desde 2003.

 

Gobernando la crisis

sola_scioli_kirchnerFelipe Solá asumió la gobernación luego de la renuncia del porteño Carlos Ruckauf. Éste último había sido ministro de Isabel Perón y de Carlos Menem y su gestión, en sintonía con la Alianza a nivel nacional, se caracterizó por las severas dificultades administrativas en un país sumergido en una profunda crisis política, económica y social. Para poder afrontar los gastos corrientes la provincia emitió bonos (Patacones) y la gestión transcurrió en el contexto de movilizaciones y de conflictos sociales, políticos y sindicales en un país al borde de la disolución institucional.

 

Felipe Solá fue el encargado de cabalgar la crisis bonaerense en un contexto de altas cifras de desempleo, de pobreza y de indigencia. En su gestión impulsó una importante reforma policial con León Carlos Arslanián.

 

Siendo leal al gobierno nacional, intervino en la disputa con Duhalde y fue normalizando poco a poco las cuentas estatales y la gestión de los asuntos del Estado. Con diferencias con el rol que le otorgó la conducción política nacional, inició un camino partidario que lo encontró en la Unión- PRO, en el Peronismo Federal y actualmente en el Frente Renovador.

 

La provincia durante el kirchnerismo

La última década se caracterizó por la existencia de un gobierno provincial débil política y financieramente, cuestión que favoreció la importante injerencia en las decisiones por parte del Estado Nacional. Una de las manifestaciones del poder de la Casa Rosada fue que muchos de los recursos invertidos en las 135 municipalidades no eran gestionados por el gobernador. Néstor Kirchner y Julio De Vido fueron los administradores de muchas de las obras públicas y ello les permitió ser los ordenadores políticos territoriales.

 

El Estado Nacional invirtió recursos nacionales en suelo bonaerense con el Fondo Federal Solidario de la soja (2009), con dineros del ANSES destinados a la AUH o las jubilaciones o con los planes de mejoramiento salarial y de infraestructura educativa provincial y de las universidades públicas en suelo bonaerense. El Ministerio de Planificación impulsó el programa de inversión en infraestructura más importante de las últimas décadas y que incluyó políticas focalizadas para las municipalidades como fue el caso del programa “Mas municipio, mejor país, más patria” (2012). Solamente entre 2003 y 2009 las transferencias nacionales directas a las municipalidades bonaerenses aumentaron un 240%.

 

Al carisma y al poder económico de Kirchner, se le sumó el hecho de que Daniel Scioli era procedente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no disponiendo de armado político territorial propio.

“Lejos de resolver los problemas de los bonaerenses, todo indicaría que Cambiemos está conduciendo a la provincia y a la Argentina a una crisis financiera e institucional de manera similar a la Alianza en 2001”

En el año 2005 Kirchner inició la estrategia política que bautizó como la “madre de todas las batallas”, tendiente a derrotar a Eduardo Duhalde y a sus aliados en las intendencias bonaerenses. En esa cruzada convocó a Felipe Solá y a Alberto Balestrini y el FPV venció con contundencia a su ex aliado del justicialismo. A partir del año 2005 Duhalde y el peronismo bonaerense perdieron paulatinamente poder frente al gobierno nacional y al kirchnerismo. La designación de la fórmula Scioli-Mariotto en 2011 y la imposición compulsiva de candidatos a concejales y diputados desde la Casa Rosada en 2013 y 2015 son muestras del debilitamiento del poder político bonaerense.

 

Con un Partido Justicialista provincial frágil, con una CGT con escasa intervención política y ya sin Balestrini, Solá y Kirchner en la conducción estratégica, la política de Buenos Aires entró en una nebulosa. Cristina no ordenó el armado partidario bonaerense y sus delegados se abocaron principalmente a instalar candidatos propios caracterizados, en la mayoría de los casos, por ser jóvenes de clase media en proceso de formación y con bajo capital electoral.

 

La ajustada derrota de la formula del intendente de La Matanza (Domínguez-Espinoza) en las PASO del año 2015 frente a una de “sesgo K” (Fernández-Sabbatella) es expresiva del cambio político iniciado desde el 2005 con la “madre de todas las batallas”. El anteriormente imbatible Partido Justicialista de los “barones del conurbano” tenía grietas y perdió la interna y cuestión más importante aún, también entregó electoralmente la provincia a Cambiemos. Pese a la difícil situación económica del país y la región y a los aspectos sociales no resueltos, no era esperable una derrota en la provincia que solamente tenía un antecedente a la vuelta de la democracia en el año 1983. Incluso, en coyunturas adversas para el justicialismo como fue el año 1999, el peronismo bonaerense había conservado la gobernación con Ruckauf cuando a nivel nacional triunfó la Alianza.

 

El éxito de Cambiemos en Buenos Aires evidenció que el kirchnerismo no construyó una alternativa al justicialismo bonaerense, al cual cercenó deliberadamente desde el año 2005. La elección de 2015 dejó dos enseñanzas: el peronismo bonaerense dividido pierde elecciones y la mera intención de Cristina Kirchner no es garantía de triunfo electoral en la provincia.

 

La aristocracia del dinero

image566981b55bb0f6-17723554Resultado de las medidas impulsadas por los representantes de los grupos económicos que Mauricio Macri bautizó como el “mejor gabinete de los últimos 50 años”, la economía argentina achicó su PBI en el año 2016 (-2%) por primera vez desde 2001 y tiene la inflación más alta en décadas (45%). Los gestores del área de hacienda de Cambiemos fusionaron dos variables económicas que pocas veces se juntan: recesión e hiperinflación.

 

En este difícil contexto, Cambiemos congeló buena parte de los programas de inversión del Estado Nacional en las intendencias. El resultado de la decisión dejó como consecuencia un desfinanciamiento de las obras públicas locales, una gestión de servicios deficiente y la provincia entró en recesión económica.

 

María Eugenia Vidal exige un mayor manejo y financiamiento de las obras públicas ejecutadas en las municipalidades bonaerenses. Como lo había hecho Scioli, la gobernadora negocia con Macri y con los legisladores nacionales la modificación del tope de 650 millones de pesos del Fondo de Reparación Histórica.

“La elección de 2015 dejó dos enseñanzas: el peronismo bonaerense dividido pierde elecciones y la mera intención de Cristina Kirchner no es garantía de triunfo electoral en la provincia”

De la misma manera que el gobierno nacional de Mauricio Macri, la gobernadora está financiando los gastos corrientes de la provincia tomando préstamos. Según datos de la Dirección Provincial de Deuda y Crédito Público en marzo de 2016 Buenos Aires tenía una deuda de 10.431 millones de dólares. En el año 2016 acumuló nuevos pasivos por 3000 millones de dólares y el presupuesto 2017 contempló 3.000 millones de nuevo endeudamiento.

 

Lejos de resolver los problemas de los bonaerenses, todo indicaría que Cambiemos está conduciendo a la provincia y a la Argentina a una crisis financiera e institucional de manera similar a la Alianza en 2001.

 

Modelos de peronismo provincial

Durante las últimas décadas varios dirigentes del peronismo impulsaron modelos exitosos de gestión económica y social de las provincias. Resultado de sus construcciones políticas e institucionales mejoró la infraestructura vial, hidráulica o social y las regiones optimizaron las prestaciones de salud, educación o deporte. Fue sustancial el progreso de las provincias de Santa Cruz con los Kirchner, de San Juan con José Luis Gioja o de San Luis con los Rodríguez Saá, así como también en Formosa. En dicha provincia, en el año 2003 se firmó entre Gildo Insfrán y Néstor Kirchner el Acta de Reparación Histórica, gracias a la cual el Gobierno Nacional destinó partidas presupuestarias adicionales que permitieron refundar la infraestructura y la inversión social de la provincia.

 

Ese mismo año, la provincia reformó además su Constitución, destacando en el preámbulo el objetivo de construir “el modelo formoseño para un proyecto provincial, reafirmando la auténtica identidad multiétnica y pluricultural”. Dicho “modelo formoseño” había sido impulsado por Insfrán en el año 1995 y articulaba una identidad compuesta en base a la recuperación de la geografía, la historia y la cultura regional. A las particularidades provinciales e históricas, le fusionó los valores propios de las tradiciones de los pueblos originarios (Wichi, Toba y Pilagá), el Humanismo Justicialista y el catolicismo social.

 

Además, en el plano económico la Constitución formoseña sostuvo que “los servicios públicos corresponden, originariamente, a la Provincia o a los municipios, y la explotación puede ser efectuada por el Estado, por cooperativas, sociedades con participación estatal o por particulares”. Insfrán impulsó el Programa de Acción Integral para Pequeños Productores Agropecuarios y otras iniciativas de apoyo a la innovación productiva como el Centro de Validación de Tecnologías Agropecuarias. A su vez, modernizó su red vial con las obras de renovación de la Ruta 81, desarrolló nuevas líneas y transformadores eléctricos y construyó miles de soluciones habitacionales. En el terreno de la salud, por su parte, se reprogramaron las áreas programáticas y los distritos sanitarios y el Estado impulsó un Seguro de Salud provincial.

 

Una agenda de reconstrucción para Buenos Aires

En el año 2019 el peronismo debe recuperar la provincia de Buenos Aires. El desafío de gobernar no será fácil atendiendo la recesión económica y el preocupante endeudamiento en progreso.

 

El justicialismo necesita construir un “Modelo bonaerense” que aporte propuestas y soluciones de corto, mediano y largo plazo para Buenos Aires. El peronismo requiere de una unidad doctrinaria y de una identidad que sea capaz de conformar una épica que movilice a las organizaciones libres del pueblo a la recuperación del gobierno y a la refundación del Estado. La Revolución Peronista y Domingo Mercante en nuestra provincia establecieron los principios generales del programa de desarrollo y de la doctrina nacional y popular de gobierno. El peronismo en el poder impulsó diversas experiencias sumamente exitosas que deben recuperarse. Tenemos que avanzar en su actualización de la doctrina recuperando nuestra historia, afirmando lo conseguido en las últimas décadas y postulando, sin medias tintas, la agenda de soluciones futuras.

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