Desde hace unos días y hasta que comience la veda electoral, nuestros lectores podrán decidir qué opción escogen entre los principales candidatos a diputados en la Capital Federal.
La encuesta no pretende atribuirse otro mérito que el de representar las preferencias de quienes compartimos esta revista, como un aporte más al intercambio de ideas que mantenemos semana a semana.
En estos comicios en los que está en juego un modelo de país, entre tantas cosas, transitando los últimos días de campaña ya está claro que el oficialismo, encuesta más encuesta menos, no hará una elección catastrófica como le hubiese gustado a cierto sector concentrado de los medios de comunicación.
Durante toda la campaña, se han dedicado a desinformar, a ningunear, a sembrar dudas sobre el futuro de la Argentina. Han hecho lo imposible para volcar el electorado hacia la oposición, y no lo han logrado con una buena parte de la sociedad.
En uno de los episodios más bizarros de esta conducta, del que nadie parece haber tomado nota ni hacerse cargo, la nota de Marcelo Bonelli «El gobierno busca el apoyo del Tesoro Norteamericano» que apareció el 12 de junio en Clarín mereció una reprimenda del Departamento de Estado norteamericano resultó inusual por su contenido y tono.
El comunicado expresa su «objeción en los términos más duros posibles», a la nota en la que Bonelli afirma que la Argentina «no estaba en la agenda» de los Estados Unidos «por la posición de su Gobierno». Según la nota oficial del gobierno norteamericano, «las citas textuales atribuidas son absolutamente falsas y fueron publicadas sin estar basadas en la verdad.»
Los firmantes de la declaración son el subsecretario de Estado adjunto principal de Asuntos del Hemisferio Occidental, Craig Kelly y el director para Asuntos del Hemisferio Occidental, Milton Drucker, quienes sostienen que «nos sentimos defraudados ante el hecho de que no hubo ningún intento de contactar a los participantes de Estados Unidos para confirmar las citas atribuidas a ellos. Esperamos que esta práctica sea corregida en el futuro».
El bochorno de Bonelli, uno de los voceros del Grupo Clarín a pesar de sus manifiestas dificultades para sincronizar sujeto y predicado, no tuvo la amplificación ni la retractación pertinentes. Mientras, los grandes medios continúan con predicando que todo está mal, y que estará peor después de las elecciones, aun cuando los números de la economía mundial, regional y en particular de la Argentina están diciendo lo contrario.
También en este punto esta elección se muestra como crucial, y cómo le vaya al oficialismo no da lo mismo. El 29 de junio, con el resultado en la mano, la Presidenta tiene que ingresar el proyecto de ley de medios audiovisuales en el Congreso. En primer lugar, para reparar una deuda injustificada de la democracia. Pero, fundamentalmente, para que en alguna medida se pueda poner reglas claras a los grupos monopólicos que ya hace rato dejaron de defender la libertad de prensa para erigirse en un factor de poder que solo defiende sus privilegios. Los cuales, en muchos casos, vienen desde la dictadura.
Está claro más que nunca que también en los modos de informar y en el acceso a la información, el 28 de junio se juegan dos modelos.