No lo vamos a permitir

La tenacidad de los Kirchner es proverbial, incluso en esa especie de política pendular que parecen haber aprendido de su líder. Vienen de apoyarse primero en la transversalidad y luego en el PJ: ambos, por distintas razones, no cumplieron con el rol imaginado.

¿Dónde se refugia el camino estrecho, sobreviviente entre la aceptación y la derrota, de una Argentina distinta? En el gobierno. Mientras tanto afuera, a la intemperie, unos cuantos estamos esperando la pitada que quizás nunca llegue. Por eso hay que estar atentos: porque no hay organización popular que soporte con facilidad la embestida.

Contra la mayor parte de la oposición (excluyendo a Lilita Carrió, pero por razones psicológicas), a la que le interesa llegar bien al 2011, la Mesa de Enlace intentará asestar un golpe definitivo sobre el sustento de la política económica del gobierno. Biolcatti va por una revuelta termidoriana, la pura y simple restauración de la patria ganadera.

En estos días vence el régimen provisional de retenciones al agro. Al poder agrario no le interesa que haya soluciones para la ganadería, las economías regionales, la sequía, el exceso de lluvia o la lechería. Se equivoca el gobierno si cede a cualquiera de estas exigencias.

Es paradojal que la Mesa de Enlace quiera dinamitar la política de control de precios en los distintos niveles de las cadenas productivas (de la leche, por ejemplo), exigiendo a la vez que el gobierno intervenga más en esa cadena para aumentar la porción de los productores.

Salvo que propongamos la estatización de los medios de producción, hay dos maneras de hacerlo: mediante subsidios a los tamberos (que pagará toda la sociedad) o con un mayor seguimiento de los costos en los otros factores de la producción láctea, envasadoras y supermercados. Parece otras de las cortinas de humo, como aquel lejano conflicto, “los pollos de Mazzorín”. La semana pasada, Biolcatti reconoció que los quesos duros valen aquí lo mismo que en Francia. ¿De qué se queja entonces?

Con una gran cuota de ingenuidad, el diputado Macaluse manifestó que su bloque, el SI, apoyará el nuevo régimen para lechería como contribución a la descompresión del conflicto, intentado mediar, porque la Mesa de Enlace quiere que desaparezcan las retenciones a la soja, ahora y ya, con la vista puesta en el aumento internacional de los precios.

Llambías –ideólogo de la Mesa– ensayó un panegírico de los Martínez de Hoz con el aplauso de Biolcatti y de los concurrentes, un millar de lo más rancio de la aristocracia agraria. Buzzi –que ya no se siente incómodo en semejantes auditorios– manifestó que los tractores estaban “ronroneando”, listos… para ¿qué?. Y eso luego de que Llambías reinvindicara a Martínez de Hoz. Algunos dirigentes de la FAA y Coninagro luego rechazaron: es un chiste.

En el Congreso intentarán constituir mayoría propia para que el Ejecutivo pierda la facultad de fijar los derechos de exportación que establece el art.755 del Código Aduanero. A la Mesa de Enlace le falta un general, pero le sobran recursos. Llambías es criador, Biolcati es feedlotero pero también socio (en La Rural) de De Narváez, que es socio de Macri, que es socio de Miguens, que es socio de Prat-Gay. Aquí aparece un inesperado aliado: Duhalde va por De Narváez.

La pinza con que se pretende aplastar al gobierno se completa con la UIA, a través de Funes de Rioja, uno de sus voceros de rancia estirpe menemista, en el Consejo del Salario.

Para los industriales, el nivel del salario es crucial. No es que represente más que una parte módica del producto final (no más del 5% en la industria automotriz, por ejemplo), pero en la medida en que no quieren perder posiciones, prefieren combinar planchar los sueldos y devaluar. Tanto Funes de Rioja como De Mendiguren han declarado recientemente que los salarios argentinos son muy altos, es decir, volver a los ‘90 con las ventajas comparativas del trabajo coreano.

En el agro, el tema salarial es insignificante. En la cuenca sojera dominada por los pooles de siembra se usa muy poca mano de obra, y además cuentan con el apoyo de un sindicato, la UATRE, que funciona como la pata sindical de la Mesa de Enlace. La sorprendente postura del Momo Benegas es otra muestra más de que el PJ es un partido muerto.

Es crucial reconstruir el Movimiento Nacional. Parándose allí, adquiere otra dimensión cualquier discusión sobre el PJ como poder territorial o herramienta electoral. Después de seis años de avances en el ingreso, el salario promedio de los trabajadores del campo era de $ 1.707 en mayo pasado, el más bajo de todas las actividades productivas, e inferior al promedio general de todo el sector privado registrado (producción de bienes industriales y servicios) estimado en $ 2.903 según el ministerio de Trabajo de la Nación. Es otra de las incongruencias acerca del futuro al que quieren volver.

Desde el 28 de junio (no lo denominaré 28J porque es ceder ante una insignificancia de la eufemística globalizada), el diario La Nación ha incorporado a su temática editorial los atributos de los golpes mediático-institucionales de Venezuela primero y de Honduras después.

No lo vamos a permitir. No lo vamos a permitir.

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