El PROxeneta

Prontuario del "Peque" García, el mecenas de las campañas macristas que cayó por causas de trata. Denuncias silenciadas, protección y galería de fotos con Macri y Vidal.

¡Pobre tipo! Raúl Ismael García, alias “El Peque”, creía que con su amigote Mauricio Macri en la Casa Rosada iba a tocar el cielo con las manos cuando en realidad así empezó su caída al infierno. Lo cierto es que aquel sujeto, una suerte de mascota del PRO (eso surge de su álbum con los más altos referentes partidarios), apenas pudo disfrutar a pleno los primeros 20 días del régimen. Porque ya el 1º de enero de 2016 tuvo la desdicha de que Emilia Uscamayta Curi, de 26 años, muriera ahogada en la pileta de una quinta platense durante una fiestita clandestina organizada por él (aquello le valió su procesamiento por “desobediencia y homicidio simple con dolo eventual”). Y ahora acaba de ser detenido en la ciudad atlántica de San Bernardo por trata de personas, tras la denuncia de tres mujeres venezolanas que se fugaron de un lupanar donde habían estado retenidas en contra de su voluntad (aquello le puede costar entre cinco y diez años de cárcel).

 

¿Cómo habría asimilado esa mala nueva la gobernadora María Eugenia Vidal? Cabe recordar que “El Peque” había sido en 2015 uno de sus asesores de campaña. Era un cargo muy informal en su caso, pero la entonces candidata jamás lo desmintió ante los posibles aportantes que él le acercaba. De hecho, su simpática figura solía pulular en el entorno de “Mariu”. Y quien le abrió la puerta de aquel mundo no fue otro que el actual intendente de La Plata, Julio Garro; éste solía presentarlo como “un amigo entrañable”.

 

Ambos se conocieron en la Peña de Boca Juniors en La Plata, en donde García circulaba desde fines de la década del ’90. Ya entonces se ganaba unos manguitos llevando contingentes a la Bombonera y a los partidos de visitante. Así también se relacionó con Macri. Y a su vez hizo amistad con otro espíritu alegre: Gabriel Conde, hijo de don Luis, el vicepresidente segundo del club. En este punto habría que saltar de esa época hacia noviembre de 2010.

 

Resultó un mes idílico para Macri. Al respecto, hasta diría: “Ahora mi estado civil es feliz.” Fue tras su boda con la heredera textil Juliana Awada ante cientos de invitados que aplaudían a rabiar. Después partió de luna de miel a México. La situación política le era apacible. Apenas registró la difícil indagatoria al ex ministro de Educación, Mariano Narodowski, en la causa por el espionaje telefónico, donde él mismo se encontraba procesado. Tampoco lo ofuscó un cable revelado por WikiLeaks; allí embajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez, informaba al Departamento de Estado acerca de su “visión maniquea del mundo”; al menos le reconocía una visión del mundo. Y tal vez, riendo para sus adentros, haya evocado tal concepto durante una alegre velada en el club nocturno Mix Sky Lounge, de Cancún. Aquella noche, Mauricio y Juliana departieron largamente con el propietario del lugar (en sociedad con el ex agente de la SIDE y proxeneta, Raúl Martins). Éste no era otro que el ya mencionado Gabriel Conde. Una foto de los tres eternizó tal instante.

 

A su regreso le preguntaron a Macri si no se dio cuenta de que ese sitio era un prostíbulo. Su respuesta: “Era un lugar normal; era como ir un boliche común. Eso sí, no me pareció muy lindo”.

 

Dos años después le saltó en la cara un presunto sistema de coimas y aportes de campaña con billetes provenientes de la trata y la prostitución. La denuncia la hizo la propia hija del fiolo, Lorena Martins, quien basaba sus afirmaciones en mensajes electrónicos de su progenitor.

 

El 26 de julio de 2011, es decir, cinco días antes del ballottage porteño, un lugarteniente local de Martins envió un mail a México: “Llamó el amigo de Boca (se refería al ex titular de la Agencia Gubernamental de Control, Oscar Ríos) y me junté con él. Me solicitó si se puede aportar 10 lucas para solventar gastos de campaña para la segunda vuelta. Y me recordó que el año pasado, cuando nos pidió y no la necesitó, la devolvió y te la agradeció, y que le está pidiendo a los que no les pidió en la primera vuelta”.

 

Martins envió a las 22,30 de ese día su contestación: “Yo creo que sí; hay que contribuir para Mauricio. Más cuando todos los negocios están en la Capital.” Aludía a sus siete prostíbulos en Argentina.

 

Tales documentos quedaron cajoneados en el despacho del juez federal Ariel Lijo. Por su parte, el Mix Sky Lounge fue clausurado en 2012 por estar flojo de papeles. Y todo quedó en el olvido.

 

Quince años antes Conde regenteaba en Recoleta el boliche Shampoo. Dicho templo del amor rentado había sido fundado por su padre –fallecido en 1998–, quien impulsó a Macri hacia la cima de Boca. Y el lanzamiento de su campaña para presidir el club fue precisamente allí.

 

En la primera década del siglo, “El Peque” solía mostrarse con Gabriel en calidad de ladero y relacionista público de su establecimiento. También era un habitual proveedor de mujeres en los jubileos privados de ciertos dirigentes macristas. Pero su rusticidad lo privó de ser una figura política del PRO.

 

Aún así se lo vio en 2015 bailoteando con Macri y Vidal en el escenario de Costa Salguero durante la celebración de la victoria electoral. Empujaba la silla de Gabriela Michetti, andaba a los besos con Lilita Carrió y saltaba con Federico Pinedo, sin dejar de sacarse fotos con todo famoso que tuviera a tiro.

 

Por entonces alternaba sus andanzas prostibularias con el ejercicio de las relaciones públicas para discotecas y la organización de fiestas en La Plata. La del 1º de enero de 2016 en la localidad de Melchor Romero (que había sido previamente prohibida) fue el ticket de su ocaso. “El límite lo ponés vos”, era el slogan de aquella convocatoria. Casi un chiste de humor negro.

 

Es un secreto a voces que contaba con el amparo de Garro a través de su flamante secretario de Gobierno, Juan Manuel Martínez Garmendia; él habría sido el nexo entre Control Urbano y “El Peque”. Ahora la causa por la muerte de la joven Uscamayta Curi ya está elevada a juicio oral.

 

Desde luego que no figuraba entre sus cálculos la fuga de las tres chicas presuntamente esclavizas por él en San Bernardo. Tal circunstancia dio pie a dos allanamientos: uno en su departamento; otro, en el sitio del cautiverio. Allí –donde ellas habrían compartido el calvario con otras víctimas– “El Peque” y los suyos trataron de borrar a las apuradas todos los rastros de la infamia. No obstante, fue posible secuestrar pruebas que acreditarían el delito en cuestión. Raúl Ismael García es por ahora el único detenido.

 

La gobernadora todavía no se dio por enterada. Ya se sabe que ella está muy atareada con su “guerra contra las mafias”.

 

 

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