ED WOOD, LA GRAN BESTIA POP

En esta crónica reseñamos la vida del más bizarro de los directores que Hollywood haya tenido en su larga historia.

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Más allá de los resultados desastrosos, hay algo innegable en la vida de Ed Wood: el amor por su profesión y por el cine, al cual le entregó su existencia, con resultados siempre catastróficos que lo llevaron a ser considerado el peor director de toda la historia de Hollywood. Nacido en un hogar de clase media, de un pueblo neoyorkino en 1924, después de haber servido como soldado en la Segunda Guerra, se traslada a Hollywood y sin ninguna experiencia previa actúa en obras de teatro de escasa repercusión, pero ese trabajo le permite mantener viva la llama y relacionarse con productores para que financien sus estrambóticas producciones. Es así que a finales de los años 40 logra filmar su primera película, Crossroads Laredo, también conocida por Streets of Laredo, un western de treinta minutos al cual nunca pudo agregarle la banda sonora.

Fue en esos años, donde en un golpe de suerte, comenzó a trabajar en los estudios Universal y trabó amistad con Lou Costello, Tony Curtis y Danny Kaye, figuras estelares de esa época. Pero cierto o no, su gran influencia fue el mismísimo Orson Welles, a quien Wood dijo conocer una noche de copas en un bar, donde Welles lo contó, entre vasos compartidos de bourbon, sus peripecias con los productores. Luego de escucharse mutuamente, Welles le recomendó que jamás cediera a los caprichos de los productores y antes de despedirse en la noche borrascosa, le dio un último consejo: “¡Cumple tu sueño!”

La escena está narrada en la película que Tim Robbins le dedicaría y si bien muchos dudan de la veracidad de la misma, lo innegable es que Wood no escatimó esfuerzos para cumplir sus propósitos: llegó a filmar catorce películas de bajo presupuesto, en rodajes donde se filmaban unas veinticinco escenas por jornadas, cuando lo normal son cinco. Esto demuestra también de la precariedad de los medios con los cuales llevaba adelante sus realizaciones. Todas las contrariedades parecen signar la vida de Ed Wood, decorados enclenques que muchas veces se caían si eran tocados por los actores, platillos voladores hechos con los platos platinados de las ruedas de automóviles, mujeres extraterrestres luciendo botas texanas y muertos vivientes despertados de sus tumbas en pleno día ya que a veces no contaba con los medios para financiar la iluminación necesaria para filmar las escenas nocturnas, tal como sucede en Plan 9 From Outer Space, donde además, el director de cámaras era daltónico. Sin embargo, nada lo detuvo en la búsqueda y concreción de la obra, lo que lo plantó como uno de los grandes directores de la historia.

TRAVESTISMO

Es el mismo Wood quien se encarga de construir el mito al confesar que bajo el uniforme de combate con el que luchaba en las trincheras en el frente, lucía ropa interior femenina de color rojo. Si bien nunca se declaró gay, ni aceptó ser considerado homosexual, nunca negó ser una travesti, amante de los sweters de angora que lucía en sus periplos nocturnos por las calles de Los Ángeles, a la manera de un Heliogabalo moderno. Esa condición no le impidió contraer matrimonio dos veces. El travestismo fue otra de las obsesiones de Wood y en un tiempo donde el tema ni siquiera era considerado, logró convencer al productor George Weiss que financiara una de sus obras consideradas hoy de culto, Glen or Glenda. Para convencerlo, Wood le confió a Weiss su propia historia como travesti, sus andanzas bélicas en las trincheras del Pacífico con ropa interior femenina y esgrimió especulaciones basadas en el psicoanálisis y en la psiquiatría. Después de varios whiskys y una vez escuchadas las argumentaciones, Weiss, le dijo en modo casi salvaje:

-Yo no financio grandes obras, financio basura.

No obstante y a pesar de la confesión brutal, le dio 60.000 dólares para producir el film, donde ocurre una operación de cambio de sexo. Por supuesto que el presupuesto también resultó escaso y la operación se lleva adelante con un maniquí de yeso. Sin embargo, más allá de los avatares por los que pasó la filmación, resulta un tanto extraño que Wood no se haya transformado en un icono queer o un héroe de la diversidad sexual, que es parte del discurso que sustenta la obra, donde se manifiesta en contra de toda discriminación a la orientación sexual elegida y plantea la transexualidad como un hecho natural, lo cual era una cuestión tabú para la época.

Pero la película, donde además de tenerlo a él como actor protagónico es secundada por su segunda esposa Dolores Fuller como coprotagonista, tiene sus fallas. El papel de Bela Lugosi por momentos resulta ambiguo. Por otro lado el film original duraba solo 30 minutos, algo que enojo a Weiss, que requería una película de 70, por lo cual le agregó escena de sadomasoquismo y el suicidio de una travesti atormentada por el acoso social y la discriminación, papel interpretado por el mismo Weiss. La historia comienza con una madre que desea parir una niña, pero resulta un niño, al cual viste una vez crecido, con las ropas de una nena, lo cual representa la propia historia de Ed Wood.

BELA LUGOSI

El actor húngaro nacido en Transilvania ya vivía en el ocaso de su carrera, en un ostracismo que iba acompañado por la adicción a la morfina, cuando conoció a Ed Wood. Este sentía una admiración desmesurada por el héroe de su infancia, pero la idolatría fue mutua y la amistad se convirtió en profunda. Bela Lugosi ansiaba volver al estrellato y Wood deseaba ser el artífice de ese ansiado retorno. Con esa situación planteada, el estrambótico director se lanzó a la aventura de filmar una nueva película con Bela Lugosi en un papel estelar. Se llamó The Bride of the Monster, en la cual también participan el luchador sueco Tor Johnson y su amada Dolores Fuller. La película resultó ser otro maravilloso fracaso.

Corría ya el año 1953, Wood era un tipo inclaudicable, algo demostrado también en la guerra, donde perdió todos sus dientes frontales en un combate cuerpo a cuerpo con un soldado japonés. Tuvo que esperar seis años para realizar la que según el mismo Wood sería su mayor obra: Plan 9 From Outer Space. Sin embargo, las cosas no salieron bien una vez más, ya que Bela Lugosi murió a consecuencia de la adicción a la morfina y solo aparece cinco minutos en el film; las apariciones restantes son cortes de otras películas agregadas a la historia sin coherencia alguna. En ella los muertos vivientes despiertan a mediodía y uno de ellos siente nostalgia por la casa en la cual vivía, por lo que retorna a ella en busca de la felicidad perdida. Los decorados eran sumamente precarios, en algunas tomas se ven los hilos que sostienen a los platillos voladores elaborados con platos de ruedas de automoviles. La historia de una hora y minutos se vuelve tediosa, cosa que también deben haber padecido los miembros de la Iglesia Baptista, quienes contactaron a Ed Wood para realizar doce documentales sobre la vida de los apóstoles, pero este los embaucó con el cuento que la película sería un éxito total y que con la recaudación de la misma, en lugar de filmar los doce pequeños documentales, se podrían hacer doce grandes producciones de la vida de cada uno.

La película ni siquiera se llegó a estrenar y despertó la ira de los integrantes de la Iglesia Baptista, que habían destinado también sesenta mil dólares para realizarla. El enojo los llevó a obligar a todo el elenco y al mismo Wood a bautizarse y convertirse a la fe profesada por la iglesia. Sin embargo, no todo fue un fracaso si se habla de la gloria, ya que Plan 9 From Outer Space es considerada la peor película jamásfilmada y toda su obra  como precursora del género Z, una categoría alejada del B y a años luz del A, cosa que tal vez no preocuparía a un Ed Wood que solo pretendía dejar su nombre en la historia. Por otro lado, la película en los años 70, ya muerto Wood, llegó al circuito de la televisión y en 1983 fue editada en video.

FINAL

La separación de su comprensiva esposa Dolores Fuller, que aceptó el travestismo de su compañero, fue algo que afectó profundamente a Wood. Si bien ella no logró destacarse como actriz, si lo hizo como compositora; Elvis Presley grabó 14 canciones de su autoría, entre ellas, Rock-A-Hula Baby (del filme Blue Hawaii, 1961), I Got Lucky (del filme Kid Galahad, 1962) y Steppin’ Out of Line, paracitar algunas. Pero, el tránsito más doloroso atravesado por Ed Wood, fue la muerte de su amigo Bela Lugosi, esto lo sumió en una profunda depresión, ese acontecimiento y un camino signado por los fracasos lo alejaron de los estudios de Hollywood. Y si Lugosi padeció la adicción a la morfina, nuestro héroe se sumió en el alcoholismo. Pero esto no hizo que abandoné su pasión por el cine y se encaminó hacia la pornografía, primero con producciones bizarras donde dejó su impronta, como en Porno Zombie donde los muertos resucitados tienen sexo como quien hace la fila en un cajero automático —las escenas hoy no calentarían ni a un preso a cadena perpetua—.

Como todo iniciador de un género incipiente, Ed Wood se destacó porque los actores lucen poco vello púbico en las tomas de las performances sexuales. También fue un precursor de la industria pornográfica a principios de la década del 60, donde ya se avizoraban las primeras movidas de la liberación sexual, el consumo de ácido lisérgico y la rica marihuana. Productores más avispados vieron la veta en la línea inaugurada y prescindieron de los argumentos fantasiosos pergeñados por Wood, mostrando las relaciones tal como eran, con la cámara enfocada en los genitales de los protagonistas, es decir, cuanto más explícito el sexo, mejor.

Después de algunas filmaciones, Ed Wood también fue corrido de esa vertiente y agudizó sus problemas con el alcohol. El consumo lo llevó a vender hasta su máquina de escribir para poder comprar una botella de whisky. Un 10 de diciembre de 1978, una semana después de haber sido desalojado de su departamento por no pagar el alquiler, murió solo y abandonado en una calle de Hollywood. Se pude decir que sus películas fueron las peores jamás filmadas, también hablar de lo bizarro de las historias narradas, pero hay algo insoslayable, sus cincuenta y cuatro años fueron vividos intensamente; fue un abanderado de los derechos de las minorías sexuales, y cumplió su sueño aconsejado por Orson Welles. Al contrario de Penelón, él sí dejo grabado su nombre en la batalla. Ed Wood, un héroe del pop.

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