Cuba termina el año con una inédita tasa de crecimiento económico e inesperados niveles de cohesión popular

El 2006 se ha transformado en un año clave para Cuba pero en términos absolutamente opuestos a los deseos de quienes vienen apoyando el bloqueo a la isla desde hace 40 años. A pocos días de terminar al año, Cuba lo despide con 12,5 por ciento de crecimiento de su producto interno bruto (PIB), la tasa más alta de Latinoamérica y el Caribe en este ejercicio. Pero además, la sociedad cubana exhibe un nivel de cohesión que ha dejado sin análisis al Departamento de Estado y a buena parte de su aparato conspirativo.

Tanto en el período posterior a la proclama de Fidel Castro del 31 de Julio donde delegó el poder (tal como lo indica la Constitución) en su hermano Raúl, como en el desfile militar del 2 de diciembre para conmemorar el 50 aniversario del desembarco del yate Granma y la creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, los analistas no pudieron eludir un dato sumamente importante: que se mantiene firme la unidad entre las distintas estructuras de la Revolución y una población que no ha puesto en duda su apoyo al proceso político cubano.

Para cualquier humilde observador la revista militar demostró que Cuba fue capaz de mantener vitalidad en su armamento luego de la desintegración de la URSS e incluso ha podido modernizarlo, un recurso de ingenio tecnológico que incrementó la movilidad y efectividad de su ejército. Cabe recordar, que son muy pocos los países en el mundo que cuentan con una fuerza militar revolucionaria que lleva 40 años acumulando conocimiento para defenderse de los embates de Estados Unidos.

Rodeada por países que tienen muchos más recursos, pero que los dilapidan o no los utilizan en la emancipación de su país, Cuba cuenta con decenas de miles de oficiales, combatientes y milicianos que tienen en su haber una larga experiencia combativa adquirida y probada en misiones militares internacionalistas, un elemento que unido a su doctrina de guerra, garantiza su defensa y permitiría cobrar un precio impagable a cualquier agresor.

Además, otros miles de profesionales, en particular del sector de la salud, han cumplido también misiones internacionalistas en condiciones difíciles, por lo que están entrenados para garantizar la retaguardia del único país latinoamericano que lleva casi 5 décadas soportando los acosos de Washington.

Pero la dinámica que se ha desarrollado en Cuba desde el último día de julio, han tomado por sorpresa al gobierno norteamericano y sus servicios especiales. Al final del año han reconocido estar desorientados para poder evaluar objetivamente el estado de salud real de Fidel al no contar con información que les posibilite realizar un diagnóstico objetivo sobre la realidad cubana.

La falta de información fehaciente, llevó a Estados Unidos a intensificar la campaña dirigida a instalar la idea de que en Cuba se esta dando un proceso de transición. La noticia, que ha sido repetida una y otra vez por los medios afines, carecen de sustento real y desconocen la realidad cubana, caracterizada por seguir adelante en la construcción de una Revolución que ya ha criado a 4 generaciones de cubanos.

Los datos son más que suficientes para comprender las reacciones de frustración de la contra que comprobó que la delegación provisional de poderes ha garantizado la continuidad del país dentro de su dinámica habitual con control por parte del gobierno, un hecho que derribó los pronósticos mas agoreros y que mostró al mundo que el estado y la sociedad cubana hace muchos años cuentan con todos los mecanismos jurídicos y organizativos, además de la gran madurez política y la alta preparación militar para enfrentar cualquier contingencia.

Una muestra de ello, que pasó inadvertida para quienes machacan con la posibilidad de una transición que los cubanos no han elegido, es que en medio de la convalecencia de Fidel Cuba logró llevar adelante la celebración exitosa de la cumbre del Movimiento de Países No Alineados. Eso no es todo, en noviembre también logró propinarle a Estados Unidos otra contundente derrota en la votación en Naciones Unidas contra el bloqueo. Una línea diplomática que evidencia el prestigio, autoridad y confianza que goza Cuba en el escenario internacional.

Sin embargo en el medio de esa situación, la ultraderecha cubano americana, que de la algarabía inicial pasó al desconcierto y la frustración para caer en la deseperación, realiza ingentes esfuerzos no solo para generar dificultades, sino que persiste en sus planes de atentar contra el orden interno e inventar situaciones de complejidad.

El crecimiento del PBI

Pero poco pueden hacer. Esta semana José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación, precisó ante los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que ese 12,5 alcanzado por el país es el más alto desde el triunfo de la Revolución Cubana, y dijo que ello es fruto del esfuerzo del pueblo por llevar adelante la Revolución Energética y elevar el nivel de las inversiones que aseguren producciones y servicios fundamentales.

Señaló que la cifra supera ampliamente el promedio de 5,3 por ciento reportado para la región por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL).

Citó entre los factores que elevaron el desempeño de la economía cubana tanto los de la producción material como los de los servicios, y mencionó entre los principales avances la reducción del consumo de energía, y la compra de más de 29 millones de utensilios y efectos electrodomésticos, dirigidos a incrementar el ahorro y la calidad de vida de la población.

Indicó que el PIB de Cuba es comparable con el de cualquier país del mundo, en tanto se le ha imputado un valor a los servicios sociales básicos, como educación y salud, que se brindan sin costo alguno para que puedan medirse correctamente y equipararse con aquellas economías capitalistas donde estos se venden como mercancías.

Puntualizó que Cuba no falsea sus estadísticas ni las manipula con fines electorales, y dijo que el crecimiento de este año muestra una recuperación gradual de la economía de la nación, que en el 2004 aumentó 5,4 por ciento y en el 2005 fue de 11,8 por ciento.

Las imágenes del período especial, la época posterior a la caída de la URSS en la que todos los cubanos pusieron lo mejor de si para enfrentar los ataques de Estados Unidos, ya son un recuerdo lejano que abre paso a este escenario inesperado y esperanzador: un crecimiento inédito en su economía y un nivel de cohesión popular que ha dejado sin análisis a la mayoría de quienes apostaban todo por creer que no habría Revolución Socialista en Cuba sin Fidel. Se han equivocado y queda todo el 2007 para confirmar que esto recién comienza.

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