La comunidad universitaria demostró, a lo largo de 2024, capacidad de movilización y fuerza organizativa para manifestarse ante los embates discursivos y las políticas de ajuste del gobierno nacional. Una parte activa que impulsó esa serie de acciones fueron las autoridades de las cerca de 70 instituciones universitarias públicas de todo el país. Rectoras y rectores tomaron la voz pública, encabezaron y compartieron las columnas de las marchas realizadas en todo el país en abril y octubre junto a estudiantes y trabajadores.
Nucleadas en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), las autoridades supieron ser anfitrionas –en la sede de este órgano en la Ciudad de Buenos Aires— de las conferencias de prensa en las que se anunciaron estas movilizaciones de toda la comunidad de educación superior. Pero además fueron activas en el camino para encontrar formas de hacer llegar el reclamo tanto en el Congreso nacional como en los medios de comunicación.
¿Cómo funciona el CIN? Rectores y rectoras realizan plenarios periódicos para llevar adelante la agenda del sector y cada año además acuerdan un presupuesto para el funcionamiento de las universidades que elevan al funcionario a cargo del área en el Ministerio de Educación y es incluido y consensuado en el proyecto de presupuesto desde el Poder Ejecutivo. Desde la llegada de Javier Milei al gobierno, Educación fue convertido en Secretaría, y la Secretaría de Políticas Universitarias pasó a ser Subsecretaría. Todo ese ida y vuelta con las autoridades universitarias sufrió cortocircuitos.
De hecho para 2025, el CIN prevé una cifra de 7,2 billones de pesos y el gobierno dispuso 3,4 billones lo que impone la profundización de un recorte ya en marcha. ¿Qué balance hacen quienes conducen la vida institucional de las universidades y qué perspectivas ven de cara al 2025?
Alfredo Lazzaretti, rector de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), considera que el 2024 fue: “un año difícil para el conjunto de las universidades argentinas”, debido a las “restricciones presupuestarias” que golpearon directamente el funcionamiento normal de las casas de altos estudios. “Algunas universidades quedaron al borde de no poder cubrir servicios básicos, con problemas en lo que se refiere a las paritarias y las actualizaciones salariales que han determinado que haya una gran disconformidad entre los trabajadores docentes y no docentes, fruto de una pérdida del poder adquisitivo cercana al 30 por ciento, y que todavía hoy continúan originando diversas manifestaciones y medidas de fuerza”, destaca en diálogo con Zoom.
El contador público dice que además: “los estudiantes no han visto actualizadas sus becas en los porcentajes correspondientes”, y agrega que: “el plan de infraestructura universitaria se ha visto totalmente paralizado”. A este conjunto de problemas, Lazzaretti suma: “una parálisis total en el sistema de ciencia y tecnología donde las agencias han dejado de financiar una enorme cantidad de proyectos y eso impacta de lleno en el conjunto de las universidades nacionales porque es allí donde se realiza la investigación, se produce el conocimiento y funciona la mayoría de los laboratorios e institutos de investigación”.
Sandra Torlucci es la rectora de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, donde se dictan carreras de arte, escritura, música y teatro, y también explica que los primeros meses del año fueron difíciles para afrontar gastos de funcionamiento. Esto afectó la tarea de mantenimiento de los edificios, la renovación de equipos, las condiciones de estudio y de trabajo. “No sé cómo vamos a hacer el año que viene porque hay una tecnología de las clases que se desmejora, desde sillas que se rompen hasta pérdida de cuestiones de tecnología por el paso del tiempo, por la vida útil propia de los equipos, las lámparas de los proyectores. Ni hablar de desarrollar o mejorar de acuerdo a las innovaciones tecnológicas”, grafica.
Como muchas universidades, la UNA alquila algunas de sus sedes, y ese gasto absorbe gran parte de los fondos: “La inflación hizo que los gastos de funcionamiento nos quedaran muy cortos. Nosotros tenemos el problema de los alquileres y más del 80% de esos gastos los tenemos que destinar a ese pago. Desde principio de año presentamos notas, pedidos de refuerzo presupuestario por este tema”.
Para Beatriz Gentile, rectora de la Universidad Nacional del Comahue (UNComa), el 2024 fue: “un año de mucha gestión administrativa tratando de conseguir recursos para compensar el ahogo presupuestario, en gastos de funcionamiento, que puso todo el primer semestre del año en serias dificultades, al punto de tener que suspender el pago de servicios, becas de investigación, turnos de limpieza, salidas de campo curriculares, entre otras”.
“No dejamos de tener iniciativa como comenzar nuevas carreras y extendernos territorialmente, pero esto a partir del aporte de los distintos gobiernos provinciales y municipales. Un año muy complicado, pero como positivo creo que construimos más comunidad universitaria, en el sentido de identidad y defensa de la trayectoria del sistema universitario. Descubrimos, tal vez con cierta sorpresa, el valor de la Universidad en el marco regional y esto se vio en el acompañamiento de la sociedad en su conjunto y creo que nos fortaleció como institución”, repasa la historiadora.
¿Impacta esta situación en la cantidad de estudiantes? Torlucci advierte que: “no hubo cambios significativos, pero sí, muchas demandas de becas, hay muchas dificultades para acceder, eso hace que restrinjan los días que vienen a cursar pero no desertaron, la matrícula se mantiene”. La especialista en semiótica, teoría del teatro y artes audiovisuales consigna que tienen registro de la cantidad de solicitudes de ayuda económica que no pueden seguir dando: “sobre todo en algunos departamentos que se caracterizan por ser una población con mayor cantidad de dificultades económicas”, concluye.
En tanto, en la UNComa registraron: “una pérdida de estudiantes entre el primer y segundo semestre. Fundamentalmente el encarecimiento del transporte y de la vida, en general, hizo que se hiciera imposible continuar para muchos”. Gentile agrega que la precarización de los salarios los expuso: “a un goteo permanente de renuncias de docentes e investigadores a lo largo de todo el año. La oferta del ámbito privado en algunas disciplinas como las ingenierías, enfermería, medicina, contador, hace que nuestros docentes abandonen la universidad o reduzcan su dedicación horaria, dejando de hacer investigación, algo que resulta gravísimo. Lo mismo sucedió con la pérdida de becarios e investigadores del Conicet”.
Carlos Greco, rector de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), resalta que: “este 2024 cierra con una profundización de la incertidumbre, porque por las señales que se dejan ver no hay vocación de tener un presupuesto en 2025 que responda a políticas públicas, ya que el proyecto planteado por el gobierno parte de una consigna fiscal para pagar intereses y deuda”.
Sobre la posibilidad de diálogo y algún tipo de acuerdo con el gobierno, el también contador público explica que conversaron con el gobierno: “para generar una partida adicional y recomponer la propuesta que había hecho el mismo gobierno pero hasta ahora las conversaciones son absolutamente estériles porque Economía no está dispuesto a generar ninguna actualización para el sistema universitario más que la que corresponde al acompañamiento de la pauta inflacionaria con lo cual la perspectiva es de incertidumbre”.
Para Greco: “el gobierno tiene una disputa más de corte ideológico y cultural con el sistema universitario”, y define a las universidades como: “proyectos a mediano y largo plazo con lo cual es imprescindible conocer las condiciones de sostenibilidad y desarrollo que no solo tienen que ver con el financiamiento sino también con los criterios, con las pautas y lo que se considera la política universitaria”.
“Nuestro proyecto está fuertemente apalancado en la investigación con lo cual estamos dando algunos subsidios que reemplazan parcialmente el no pago de los PICTS que son los que paga la agencia, otros para desarrollos tecnológicos, buscamos en sector público provincial y en el sector privado para mitigar las dificultades. Sumado a esto tenemos carreras nuevas, crecimiento de matrícula y la obligación y el compromiso de mantener la calidad”, sostiene y resume los desafíos de un sector que advierte un escenario complejo para 2025.