¿Cuál es el plan de Milei para la industria y la creación de empleo?

Alarma en el sector industrial por la ausencia de propuestas para el área de parte de LLA, y la falta de diálogo de Milei con la UIA. Un análisis del rol actual de la industria argentina, y una mirada al mundo sobre las políticas de los principales Estados para proteger y desarrollar sus industrias. Por Germán Mangione

Esa misma pregunta se hicieron al otro día de las elecciones de octubre los popes de la de la manufactura argentina nucleados en la poderosa Unión Industrial Argentina.

La pregunta no es de fácil respuesta, ya que en la plataforma libertaria no hay una sola mención. Literalmente no está escrita la palabra INDUSTRIA en ningún lado de su propuesta de gobierno.

La única referencia a la política para las empresas industriales es la que repitió el domingo Javier Milei en el debate con Sergio Massa: «Apertura comercial unilateral a la chilena. El comercio libre produce bienes de mejor calidad a mejor precio»

«Lamento que opines de temas de los que no sabés, vos querés regular el comercio y yo lo quiero libre. Cuando decís proteger (a la industria), decís hacer negocio con los amigos en detrimento de los argentinos de bien», respondió Milei a Massa en el debate después de que el Ministro de Economía afirmó que había que proteger a la industria y lo arrinconó exigiendo definiciones claras.

Pero la incógnita y la preocupación de la UIA no parece que vaya a resolverse antes de las elecciones del 19 de noviembre, por lo menos de boca del líder libertario.

Y es que luego de las generales desde la institución se invitó a ambos candidatos en carrera a presentar su propuesta para el sector.

Massa asistió hace dos semanas a la sede de la casa fabril y fue recibido por la Junta Directiva que encabeza Daniel Funes de Rioja.  Allí el candidato de Unión por la Patria le hizo un guiño al sector con una promesa de baja de impuestos a las pymes que consigan aumentar exportaciones, en sintonía con lo que planteo luego en el debate del domingo.

Pero desde la Libertad Avanza les colgaron el teléfono a los industriales y nunca contestaron (oficialmente) la invitación. Aunque la institución no tomó posición al respecto, muchos de sus miembro hicieron público su malestar con el libertario.

El vicepresidente regional de la Unión Industrial Argentina (UIA), Guillermo Moretti, cuestionó a Javier Milei por rechazar la invitación, y dijo que la industria no está tenida en cuenta en su plataforma y que cuando algunos de sus referentes, como Dario Epstien, hablaron del tema la cuestión fue aún más preocupante que la ausencia de política al respecto.

Epstein aseguró en el foro entrerriano: “Para los que están intranquilos porque creemos en una economía abierta les digo: en la situación actual si los mandamos a competir, de 400.000 pymes quedarían la mitad en el camino. No vamos a abrir en una situación de desventaja. Vamos a sacar todas las inconsistencias y en un par de años, cuando haya inflación y tasas razonables, seguridad jurídica y una nueva ley laboral, habrá una apertura importante y ahí van a tener que competir.

En otro tramo de su intervención el referente de Milei planteó que «las empresas van a tener que cambiar su cultura porque muchos son planeros industriales. Si saliera todo bien en el país, las empresas no deberían estar golpeando la puerta del gobierno. Que trabajen y produzcan».

Finalmente sentenció que “algunas empresas y sectores no tendrán la fortaleza y otros como la agroindustria no tendrán ningún inconveniente”.

Video de Epstein https://youtu.be/gPD5s8BCHAU?t=14121

 “A la UIA no viene Milei y si uno mira la plataforma no se nombra nunca al sector industrial. La única referencia que tenemos como candidato es la declaración que dio Darío Epstein el Día de la Industria en Entre Ríos. Él dijo directamente que iba a ser una política de apertura total y que nos daban dos años para ponernos a la misma altura que está Alemania, por decir algo. No tiene conocimiento evidentemente de lo que es una máquina, una tuerca, un bulón”, cuestionó Moretti.

Por su parte Walter Andreozzi, miembro del comité ejecutivo de la UIA expresó en una entrevista que “una apertura basada sólo en dogmatismos ideológicos será un nuevo golpe mortal a cientos de pymes, un aumento de la desocupación, y un nuevo ciclo de reversión del desarrollo. Sólo con un par de grandes empresas o sectores líderes, es insuficiente para lograr una sociedad más inclusiva, más allá del rol estratégico de los mismos, lo que debe ser altamente valorado”.

De cara a un posible gobierno del economista anarcocapitalista el único dato más o menos conocido sobre quien encabezará algún área relacionada a la industria, o por lo menos quien está construyendo su plan, tiene que ver con la cercanía al espacio de Federico Ovejero, ex vicepresidente regional de General Motors con extensa trayectoria en multinacionales, que renunció en junio pasado a la automotriz tras ocho años en la empresa. 

Según fuentes de prensa el CEO multinacional viene realizando reuniones con referentes del sector para elaborar el “plan de adecuación”.  Sin embargo este plan no parece tener en cuenta la composición industrial MIPYME (de micro, pequeñas y medianas empresas) que puebla el mapa productivo argentino.

Un sector que crece, se desarrolla y es el principal generador de empleo de Argentina en base a un trabajo en conjunto con el estado, con medidas como las recientemente tomadas de reducción de las retenciones a las PYMES exportadoras que permitió que en septiembre más del 83% de las MiPyMEs exportadoras fueron beneficiadas por la eliminación y/o reducción de los derechos de exportaciones.

8 de cada 10 MiPyMEs exportadoras pagaron menos retenciones | Argentina.gob.ar

La Argentina PYME

Argentina es un país constituido casi exclusivamente por micro, pequeñas y medianas empresas, apenas el 0,2 por ciento de las empresas en el país son grandes empresas, según las estadísticas oficiales. Datos que coinciden con los de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Por otro lado, los mismos estudios demuestran que 51 % del empleo formal privado del país está impulsado por las pymes. Actualmente, las micro, pequeñas y medianas empresas son creadoras de más de 6,2 millones de empleos que promueven el trabajo formal y el desarrollo económico del país y sus habitantes.

Según datos de la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, en el primer trimestre de 2023 las MiPyMEs crearon 140.000 puestos de trabajo con respecto al mismo período de 2022.

Además el sector industrial se destaca como el sector que más aportó al crecimiento del PBI, con una suba interanual del 2,8% y de 12,4% por sobre los niveles de la pre-pandemia (primer trimestre de 2019). Fue el valor más alto de producción industrial para un primer trimestre desde 2015.

A esto habría que sumarle el crecimiento del empleo privado formal industrial, que acumula 34 meses de expansión, que llegó a los niveles más altos desde 2011.

Está claro que el fenómeno de la inflación y la caída de salarios ha provocado que ese crecimiento no se transparente en crecimiento económico sostenido para las mayorías trabajadoras, y que hoy se puede palpar el fenómeno de trabajadores registrados que caen en la pobreza, lo que constituye el principal desafío en caso de que Sergio Massa acceda a la presidencia, pero lo que es incontrastable es el rol de la industria (y sobre todo las MiPymes) en la generación de empleo de calidad y el crecimiento económico general.

La industria actual y los Estados proteccionistas en el mundo

«Nuestro futuro manufacturero, nuestro futuro económico, nuestras soluciones de la crisis climática, todo se hará en Estados Unidos», dijo en la Casa Blanca Joe Biden al anunciar sus compromisos «Made in America» en 2022.

Si hay algo que le gusta a Milei es repetir que sus referencias en el mundo están en occidente y sobre todo en EEUU e Israel. Pero se ve que esas preferencias son selectivas, o por lo menos no tienen que ver con la política industrial de imperio del norte.

Allí hay 30,7 millones de empresas, y como en Argentina, el 99% son pequeñas empresas (menos de 500 empleados en EEUU), según la Oficina de Promoción de la Administración de Estados Unidos para la Pequeña Empresa.

Los planteos de apertura comercial total que hace el libertario chocan de frente con la corriente hegemónica mundial que va en sentido contrario. La actual situación geopolítica del mundo, con las guerras en curso y el enfrentamiento de los bloques que tiene a EEUU y la OTAN de un lado y a China, Rusia y sus socios del otro ha transformado completamente el mapa de globalización y libre comercio a ultranza que se había dibujado tras la caída del Muro de Berlín y la unificación mundial de mercados. Pero se ve que a Javier nadie le avisó.

Por su parte China, desde la llegada del presidente Xi Jinping al poder, impulsa el libre comercio pero protegiendo la industria propia. Con la iniciativa Made in China 2025, la potencia imperial de oriente impulsa subvenciones a industrias específicas, bajo el concepto de “doble circulación”, cuyo objetivo es reducir la dependencia externa mediante un refuerzo del abastecimiento interno con empresas locales, y un impulso a la autosuficiencia en tecnologías esenciales.

Mientras tanto en EEUU, Biden despliega una nueva política industrial a través de la Ley de Reducción de la Inflación (US$ 369.000 millones en los próximos 10 años) y la de Chips y Ciencia (agosto de 2022), y la de Inversión en Infraestructuras y Empleos (noviembre de 2021), que constan de un despliegue de incentivos millonarios para que las empresas produzcan en suelo americano. 

El Estado al mando de Biden ofrece también ayudas fiscales por US$ 7500 para los consumidores por la compra de coches eléctricos nuevos, siempre que al menos un 40% de las materias primas usadas para la batería del coche se extraigan en Estados Unidos o en un país con el que tenga firmado un acuerdo de libre comercio.

Seguramente algún libertario podría decir a esta altura del capítulo dedicado al mundo que ni la China de Xi, ni el gobierno de Biden son modelos a imitar por su lejanía ideológica con Milei, pero es interesante ver como uno de los referentes del economista despeinado anticipaba esta orientación de la política proteccionista industrial en el mundo.

Estados Unidos comenzó a proteger las industrias del acero y el aluminio durante el gobierno de Trump. Escudado en cuestiones de “seguridad nacional”, en medio de la guerra (que de comercial tiene solo una parte) con China, el líder de la ultraderecha norteamericana tuvo un gobierno marcado por la intención de recuperar el entramado industrial nacional, con intentos de incentivos millonarios desde el Estado para traer de vuelta a las empresas yanquis localizadas en el otro extremo del mundo y así recuperar el empleo que perdieron los sectores medios con la globalización.

El objetivo de las medidas proteccionistas era elevar la producción nacional de acero del 73 % al 80 % y del aluminio del 48 % al 80 %, procurando una “viabilidad” de la industria nacional estadounidense a largo plazo.

Aunque Biden dio de baja la protección del acero y del aluminio, de igual manera impulsó –en el marco de la reconversión ecológica de la industria— la subvención al sector industrial. El programa, puesto el año pasado, ofrece a su industria una ventaja competitiva en su transición hacia tecnologías más limpias como subvenciones para la fabricación nacional de semiconductores, baterías, vehículos eléctricos y otros elementos de su visión de la economía ecológica de alta tecnología.

Y algunos resultados ya pueden palparse. La producción industrial estadounidense se acerca a su máximo histórico y el gasto en construcción de fábricas se dispara.

Uno de los principales objetivos de esta intervención estatal es lograr lo que no pudieron hacer las empresas privadas: la reindustrialización de la zona central del país, y la recuperación del empleo muy afectada por la deslocalización fabril derivada de la globalización.

Del otro lado del océano pacifico el otro gigante industrial, Alemania, camina en el mismo sentido y tiene previsto proponer una versión europea de la ley estadounidense, que compraría energía renovable con garantías estatales y reproduciría las desgravaciones fiscales que Estados Unidos ofrece a los sectores solar y eólico.

Hace unas semanas 108 economistas de todo el mundo publicaron una carta abierta con fuertes cuestionamientos al candidato de La Libertad Avanza (LLA), sobre quién consideraron que podría provocar “más devastación en el corto plazo” y “caos social” en caso de ser electo presidente el próximo 19 de noviembre.

Quizás tenga que ver con que más allá de las teorías y las elucubraciones económicas abstractas, hoy en el mundo el crecimiento y la generación de empleo están planteados con el Estado y con la industria. Todo lo contrario de lo que plantea Javier Milei, que como dijo Moretti de la UIA parece que “no tiene conocimiento evidentemente de lo que es una máquina, una tuerca o un bulón”

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