Un paro contra el pueblo

El actual conflicto entre los cruceños y el gobierno boliviano refleja una larga historia de choques entre las élites urbanas y el campesinado.
bolvia

Para resumir los hechos en breves palabras, podríamos decir que el gobierno boliviano se encuentra en una disputa con la alcaldía de Santa Cruz de la Sierra por la fecha del censo nacional. Esta ciudad fue a un paro en señal de protesta y actualmente se encuentra “bloqueada” por la gestión de Luis Arce del MAS (Movimiento al Socialismo). Esto es, por lo menos, lo que dirán la mayoría de los medios de comunicación hegemónicos de manera acrítica, acusando a Arce de desabastecer a la población.

Sin embargo, existe un trasfondo: la ciudad de Santa Cruz ha sido históricamente privilegiada en el contexto boliviano, cuna de las élites y de movimientos de derecha. Como dice Fran Espinoza: «la élite cruceña (camba) se ha apoderado de las tierras más fértiles del país. Las redes familiares que la integran manejan las principales instituciones de poder económico y político del oriente boliviano: Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. (…) Es una élite económica conformada por una minoría heterogénea de redes familiares locales y extranjeras cuyos orígenes se remontan al siglo XIX. Su eje principal de acumulación y de diversificación de rubros económicos gira en torno a la posesión de grandes extensiones de tierra».

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Inicialmente, el censo de población estaba programado para noviembre, pero el gobierno nacional decidió posponerlo hasta 2024. La asignación de recursos económicos para regiones y municipios depende de los resultados del censo, y los cruceños de derecha piensan que las estadísticas actuales no corresponden a la realidad y que están orientadas a las regiones que apoyan la actual coalición gobernante.

“Ante el riesgo de escasez de alimentos estratégicos para la población, el Gobierno Nacional suspende temporalmente la exportación de los siguientes productos: soja, torta de soja, harina integral de soja, azúcar, aceite y carne vacuna”, anunció el ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca. El objetivo es garantizar el abastecimiento interno de alimentos, que se encuentra en riesgo por el paro de la derecha en Santa Cruz.

Huanca responsabilizó al gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, ultraderechista de destacada participación en el golpe de 2019, al presidente del Comité Cívico, Rómulo Calvo, y al rector de la Universidad Gabriel Moreno, Vicente Cuellar, de atentar contra la seguridad alimentaria de la población. “Ellos son los únicos culpables de las pérdidas millonarias de los productores. Nuestro gobierno velará por el bienestar del pueblo garantizando su acceso a alimentos a un precio justo en el mercado interno”, declaró.

Como Álvaro García Linera subraya en La potencia plebeya: acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia (2008, CLACSO), “existen una disociación entre poderío económico en “Oriente”, y poderío político de los movimientos sociales en “Occidente” y, con ello, a una apertura de las tijeras de la estabilidad, pues los componentes del poder se hallan repartidos en dos zonas distintas, en dos regiones distintas, sin posibilidad inmediata de que una logre derrotar o desplazar a la otra de la posición que ocupa. (…) Lo interesante de esto es que esta separación regional simultáneamente expresa una separación y una confrontación étnicas y de clases nítidamente diferenciadas: empresarios en oriente (Departamento de Santa Cruz, Beni, Tarija) con poder económico, e indígenas y sectores plebeyos de occidente (La Paz, Cochabamba, Potosí, Oruro) (…) Ciertamente hay empresarios, indígenas, mestizos, obreros y campesinos en todo el territorio del país, pero los discursos y las identidades ascendentes y articuladoras de la región tienen estas cualidades diferenciadas por procedencia de clase, adscripción étnica y enraizamiento territorial.”

Con estos elementos en mente, deberíamos repensar la manera en que este así llamado “paro” se nos representa. El paro cruceño es un paro de las élites contra el resto del pueblo boliviano, es decir, un rebrote de los odios de 2019; un manotazo de ahogado de la derecha más acérrima, racista y elitista que parió nuestro país vecino. Que Camacho, llamado por muchos “el Bolsonaro boliviano”, sea actualmente el gobernador del departamento de Santa Cruz es un hecho que habla por sí solo. Ahora resta quedar atentos a que la democracia no vuelva a peligrar.


Agustina Quintana,forma parte del Centro de Investigación en Derecho Crítico (CIDerCrit) y es ayudante en la materia Derecho Político (JurSoc-UNLP).

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