El virus en el ala de un colibrí

"¿Cómo lograr que los latinoamericanos nos transformemos en chinos? ¿Quién puede pensar Latinoamérica sin la calle como espacio social de interacción permanente?". Apuntes para trazar un camino propio en un laberinto global.
Por Julia Lombardi Mayan

En estos días estuvo circulando por las redes una suerte de debate entre los filósofos Žižek, Byung Chul-Han, Agamben y Berardi. La pregunta disparadora podría ser: ¿hacia dónde va el mundo poscoronavirus? Los planteos van desde adjudicar a la pandemia la posibilidad del fin del capitalismo —postura de Žižek—, hasta el planteo del surcoreano que ve en esta crisis una posible profundización del sistema capitalista y la sociedad de control.

En este nuevo escenario global —tan desconcertante y dinámico—, al parecer EEUU está cayendo en un gran descontrol interno, seguido por Inglaterra y Brasil que insisten, como bien decía el General Perón, en caer en ese lugar del que no se vuelve: el ridículo, lo que podría resultar muy gracioso si no fuera por lo dramático. Europa sigue en su propio caos del que con seguridad logrará salir porque, ¿quién si no Europa sabe de estados de excepción y pestes?

El mundo occidental dejó lo social, la salud, la educación en las manos invisibles del mercado. Y claro, de tan invisible —como nuestro “enemigo” actual— finalmente se cumplió la sentencia de Carlos Marx: “todo lo sólido se desvanece en el aire”… y se transforma en virus. Frente a esto, médicos chinos y cubanos deambulan por el mundo para ayudar a palear la crisis, pero también para mostrarnos que hay algo de su propia organización social que efectivamente triunfó. Hay algo del propio orden del “socialismo” que triunfo.

A mi criterio, uno de los planteos más interesantes que realiza Byung Chul-Han en respuesta a Žižek es el siguiente: “Žižek afirma que el virus ha asestado al capitalismo un golpe mortal, y evoca un oscuro comunismo. Cree incluso que el virus podría hacer caer el régimen chino. Žižek se equivoca. Nada de eso sucederá. China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia. China exhibirá la superioridad de su sistema aun con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará con más pujanza. Y los turistas seguirán pisoteando el planeta. El virus no puede reemplazar a la razón. Es posible que incluso nos llegue además a Occidente el Estado policial digital al estilo chino. Como ya ha dicho Naomi Klein: “la conmoción es un momento propicio que permite establecer un nuevo sistema de gobierno”.

Cuando el surcoreano me estaba dando muy buenos fundamentos —a los que aun así yo me resistía porque llevo la esperanza insobornable en la sangre como buena latinoamericana— leo casi accidentalmente (o por las magias ancestrales) una nota del periodista cubano Jorge Gómez Barata, “La salud en Cuba”. Plantea algo muy interesante y es lo siguiente: “Cuba no necesitó prepararse para la pandemia de coronavirus porque ya estaba preparada y sólo necesitó contextualizar la situación, poner a punto mecanismos concretos y protocolos específicos para hacer lo que hace todos los días: proteger al sano y curar al enfermo. Llegar al punto donde hoy se encuentra (el sistema de salud cubano) le ha tomado medio siglo de denodados esfuerzos”.

Sigue con algo mucho más importante: “La fortaleza del sistema de salud pública cubana es resultado del proceso político vivido en los últimos sesenta años y suele atribuirse al socialismo, lo cual me parece inexacto. Socialismo había en una decena de países que, aunque contaron con un desarrollo económico razonable, no fueron potencias médicas. (…) El mérito por la creación del sistema de salud en Cuba pertenece a Fidel Castro”.

Lo que plantea el texto del periodista cubano me resulta de una gran síntesis para poder pensar este conflicto en el cual nos encontramos por fuera de las categorías impuestas de capitalismo, socialismo o comunismo; China, Rusia o EEUU. Hay otros modelos, otras formas de organización social. Como bien afirma el surcoreano, ¿cómo lograr que los europeos (occidente) se transformen en chinos? La disciplina de los asiáticos en general y de China en particular no se debe solamente al comunismo, sino también a 4000 años de cultura.

Me pregunto entonces, ¿cómo lograr que los latinoamericanos nos transformemos en chinos? ¿Quién puede pensar Latinoamérica sin la calle como espacio social de interacción permanente? ¿Cómo pensarnos sin los mercados populares, sin carnaval, sin bares, sin vecinas hablando en la puerta, sin chicos jugando a la pelota en la vereda?

Quizás esta sea una gran oportunidad para tomar los consejos sabios que tantos pensadores latinoamericanos nos han propuesto, como Martí: “Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra”. Esta, tal vez, sea la gran premisa cubana: nuestro socialismo es preferible al socialismo que no es nuestro.

En Argentina nuestro gran proyecto de ordenamiento social fue el peronismo, le guste a quien le guste, ¿es socialismo, capitalismo, populismo? Lo podemos discutir hasta el fin de nuestros días pero hay algo indiscutido, que es nuestro y hoy, una vez más, vino a ordenarnos la vida.

Estamos atravesando un situación muy desconcertante y difícil, con seguridad no es de las más dramáticas que han vivido nuestras generaciones. En Latinoamérica hemos vivido dictaduras salvajes, guerras, hambres y pestes —en este punto hago la excepción para los pueblos de Brasil, Chile y Bolivia que viven hoy una doble tragedia, la pandemia y sus pseudogobiernos—.

Quizás lo que hay de nuevo en esta crisis es que se pone en cuestión a nivel mundial el ordenamiento social. Esto nos propone como oportunidad comenzar a pensarnos como región, pero también y al mismo tiempo, pensar nuestro orden social actual y el que queremos ¿el Chino, el yanqui, el europeo, el cubano? Desde este lugar insistiremos en la tercera posición. El sistema cubano y el peronismo tienen un gran potencial y muchos puntos de contacto, pero sin dudas ambos tienen una gran lucidez para pensarse de forma situada. El gran logro fue pensarse desde un proyecto de país, desde una doctrina y llevarla a la práctica, y a partir de ahí armar el andamiaje del Estado. Ambos proyectos comparten también, que son profundamente nacionales pero con ambiciones regionales.

El Libertador San Martín solía decir: “Serás lo que debas ser o no serás nada”.

*Julia Lombardi Mayan es militante del campo Nacional y Popular. Socióloga. Becaria de Agencia CEIL-CONICET. Maestranda en Estudios Sociales Agrarios (FLACSO). Profesora en la carrera de Licenciatura en Educación, Políticas Públicas y Organizaciones del Campo Pedagógico (UMET).
Fuentes:
Blog Segunda Cita, Jorge Gómez Barata, “La salud en Cuba”
https://segundacita.blogspot.com/2020/03/la-salud-en-cuba.html
Pensamiento crítico. CORONAVIRUS. Resumen Latinoamericano
coronavirus-zizek-un-golpe-letal-al-capitalismo-para-reinventar-la-sociedad-byung-chul-han-la-emergencia-viral-y-el-estado-policial-digital-por-que-la-revolucion-sera-humana/

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