Andrés Rodríguez: “Del 22 de agosto no va a salir una declaración de huelga”

Entrevista con el secretario general de UPCN
Georgina García
Georgina García

El próximo 22 de agosto se llevará a cabo en Obras Sanitarias un congreso que tendrá como objetivo la unificación de la Confederación General del Trabajo, dividida desde hace más de cuatro años en tres centrales. El acontecimiento pone en escena la nueva etapa política del país y confirma el rol que el sindicalismo, no sin discusiones internas, busca tener frente a un escenario de creciente conflictividad social y dispersión opositora. Andrés Rodríguez es el secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). En esa entrevista, habla de los objetivos de esta unidad de la CGT y su señal al Partido Justicialista, el papel de espacios como la Corriente Federal o el Movimiento de Acción Sindical que reclaman un lugar en la conducción tripartita, el impacto del reintegro de los fondos de las obras sociales dispuesto hace pocos días por un gobierno que lee con atención lo que ocurra el 22 de agosto, el rol de UPCN frente a los despidos en el sector público, y el peso de las bases. “Si un dirigente sindical pretende parar a un trabajador, lo pasan por encima”.

 

¿Qué análisis hace del proceso de reunificación de la CGT?

Lo vemos como un hecho muy importante y trascendente. El movimiento obrero ha comprobado, en la dispersión que padeció estos últimos años producto de desencuentros entre dirigentes, que este no es el camino. El camino concreto de fortalecer la defensa de la lucha de los trabajadores es la unidad. Y además esa unidad se da en un momento muy particular. Indudablemente la gran militancia del movimiento sindical y los dirigentes del movimiento obrero en su gran mayoría somos peronistas y hoy hay un gobierno que no es de nuestro signo. Es respetable, por supuesto, porque surgió a partir de un resultado electoral democrático pero no es de nuestro signo. Entonces nosotros también estamos gestando, en cierta manera, una proyección de esta unidad hacia otros campos, sobre todo del campo político del peronismo, para que también se busque el reordenamiento y la renovación propia que merece para ser nuevamente opción y proyectar dentro de la sociedad un programa con el que pueda volver a ser gobierno. Este es el sentido que le queremos dar a esta unidad del movimiento obrero. Y como decimos, es un período de transición, por lo tanto hemos tenido hasta ahora la sabiduría entre todos de darnos la forma más adecuada para transitar este proceso y por eso estamos hablando de un triunvirato, porque no queremos forzar una realidad que después pueda traer situaciones de resquebrajamiento. Al contrario, hay que fortalecer. El valor no pasa tanto por los que eventualmente puedan integrar el consejo directivo, sino fundamentalmente por institucionalizar la Confederación General del Trabajo. Y en ese sentido, esa institucionalización tiene que obrar por consenso de sus dirigentes y producir las acciones necesarias para ir generando soluciones porque hoy estamos todavía en una situación muy difícil donde la mayor parte de los trabajadores, la mayor parte de la gente más necesitada y más humilde está padeciendo situaciones muy difíciles. Esto es lo que simboliza esta unidad.

“En cierta manera estamos gestando una proyección de esta unidad hacia otros campos, sobre todo del campo político del peronismo, para que también se busque el reordenamiento que merece para que pueda volver a ser gobierno”

¿Esos tres nombres que se barajan para integrar el triunvirato ya están confirmados?

No, es una propuesta de un grupo de dirigentes que lo estamos impulsando. Pero indudablemente el que tiene la palabra y la decisión soberana es el congreso normalizador, que tendrá que constituirse el 22 de agosto, el día del renunciamiento de la compañera Evita, en Obras Sanitarias.

 

¿Considera que está encaminada la realización del congreso normalizador?

Estamos en ese camino, creo que va medianamente bien. Han surgido los lógicos chispazos de estas decisiones pero es lo natural, para nada nos altera.

 

Georgina García
Georgina García
En esos tres nombres no estarían contenidos otros espacios que reclaman un lugar, como por ejemplo la Corriente Federal

No, no, hay otros agrupamientos que dicen que tendrían que estar también pero aclaremos una cosa. Yo puedo tener una visión mía particular como dirigente de este proceso pero lo que hubo en la superficie hasta ahora, después de lo que fue el quiebre del congreso de 2012 en la CGT, fueron tres agrupamientos importantes: lo que se llamó la CGT oficial del compañero Caló, la CGT moyanista presidida por Hugo Moyano y la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo. Entonces es lógico que si tenemos que simbolizar y representar a esas entidades haya uno por cada entidad. Ahora, los demás sectores, que son matices propios dentro de cada uno de estos agrupamientos, no quiere decir que no van a participar, están las puertas abiertas para integrar el consejo directivo, que es algo tremendamente importante. No solamente es importante el cargo de secretario general, es importante el secretario y la conformación del consejo directivo. Pero además, si hubiera alguna suerte de disidencia tan marcada en cuanto a la forma que se le quiere dar a la CGT, está el congreso para que si alguien o algunos quieren presentar otra opción se vote. Y, como todo proceso democrático, el que tiene más votos gana y conduce, y el que tiene menos votos pierde y acompaña, esto es un poco lo que nos han enseñado.

 

¿Aspira a que esta unificación tenga un impacto también político?

Por supuesto. Este es un proceso que tiene que haber de puertas para adentro para fortificar la lucha en defensa de los derechos del trabajador. Pero hacia afuera, sí, es una suerte de señal, si se quiere, tanto para los que tienen la responsabilidad de gobierno de estar advertidos de que el movimiento sindical va a defender esos derechos, como corresponde, como también para otros sectores de la oposición política para que se reordenen cuanto puedan y generen la dirigencia capacitada como para conducir esta nueva etapa que se avecina.

 

¿Qué balance hace de estos primeros meses de gobierno de Cambiemos?

Nosotros a la hora del balance creemos que hemos gestado, además de este acontecimiento de la unidad, otros dos elementos fundamentales. Uno tiene que ver con nuestra razón de ser: hemos cerrado todos las paritarias, sabiendo las dificultades que existen en materia de pérdida del poder adquisitivo, pero lo hemos cerrado para dar una mano hacia lo que significa un gobierno que arriba y que tiene por fin la tarea de gobernanza. No queremos para nada amenazar o generar una situación de debilidad institucional para los que deben tener la responsabilidad de gobierno. Y el otro elemento importante: hemos hecho una manifestación de trabajadores organizados el día 29 de abril y no hemos para nada forzado el rompimiento de lo que debe ser nuestra conducta democrática. Sí la manifestación callejera simbolizó una advertencia para las realidades negativas que está sufriendo el sector del trabajo y lógicamente hemos colocado en ese sentido un punto de inflexión. Pero no estamos para incendiar nada, así que esperemos que a partir del diálogo y la negociación se puedan ir solucionando las realidades que estamos atravesando. Ahora, si esto no fuera factible, por supuesto, está el derecho constitucional de huelga y de la defensa de las reivindicaciones laborales y nosotros vamos a obrar en consecuencia.

«El valor no pasa tanto por los que eventualmente puedan integrar el consejo directivo, sino fundamentalmente por institucionalizar la Confederación General del Trabajo»

¿Tienen en carpeta alguna medida de fuerza?

Nunca se abandona nada en carpeta pero vamos a privilegiar, como digo, la negociación. Vamos a intentar a partir del diálogo constructivo la búsqueda real de soluciones para superar las situaciones de coyuntura. Ahora, si esto no es factible, sí, por supuesto.

 

¿Pero del congreso del 22 no saldría una declaración para una huelga?

No, no, en absoluto. No hay en absoluto esa tesitura porque, primero y principal, no hay todavía una conducción que se precie de tal capaz de preparar un programa. Y ese programa no solamente tiene que difundirlo internamente sino también hacia otros sectores, entre ellos el gobierno, y los partidos y los sectores empresariales y un montón de cuestiones, y a partir de eso entonces sí desplegar un plan de trabajo. Ese plan de trabajo puede llegar a encontrarnos en un momento puntual ante una determinación de esta naturaleza, pero todavía no está para nada esa realidad en carpeta.

 

Georgina García
Georgina García
El gobierno anunció el reintegro de los fondos de las obras sociales. ¿Qué impacto tiene la medida?

Es muy importante porque es una reivindicación del movimiento sindical que se lo merecía. Es plata de los trabajadores, no plata del Estado. Por lo tanto se fue acumulando y lamentablemente se fue acumulando hasta mal, porque el propio Estado que lo fue acumulando ni siquiera lo hizo capitalizar financieramente, lo dejó ahí congelado. De modo que ese valor, a pesar de presionar con que son 30 mil millones, perdió mucho más valor del que tendría que tener si hubiese sido colocado aunque sea en plazo fijo o cualquier otro mecanismo financiero. Pero salvando eso, que vuelva como corresponde al sistema de obras sociales, que es una realidad de los trabajadores, es muy importante. Y a su vez nosotros hemos tenido también la grandeza de parte de ese dinero, cerca de 8 mil millones, destinarlo a fortalecer el hospital público, porque si bien no es parte de nuestro sistema, somos conscientes de que la gente más necesitada y más desguarnecida va al hospital público y necesita tenerlo lo mejor posible. Por supuesto, 8 mil millones no es que van a salvar al hospital público, porque necesita de una política de estado, pero es un aporte del movimiento para fortalecer lo que debe ser la gestión de la salud pública.

 

Que el gobierno haya realizado este reintegro tan cerca del 22 de agosto se puede leer como un gesto político

Nosotros no mezclamos las realidades. Esto fue trabajado, sí, y la verdad que, hay que reconocerlo, esta salida se obtuvo a partir del diálogo con el gobierno pero no mezcla las cuestiones. Porque además está más allá de nosotros, si un dirigente sindical pretende parar a un trabajador que está sufriendo desgaste o pérdida de empleo, que está sufriendo una suspensión, un despido o pérdida de poder adquisitivo a partir de que su salario no le alcanza para vivir con dignidad, a ese dirigente lo pasan por encima, es natural.

«No queremos para nada amenazar o generar una situación de debilidad institucional para los que deben tener la responsabilidad de gobierno»

¿Hay demandas de las bases?

Pero por supuesto, y es natural que así sea, y nosotros representamos a esas bases. Por lo tanto nosotros nos vamos a poner a la cabeza de esas bases, como decía el General. Los dirigentes a la cabeza, no con la cabeza de los dirigentes. Esto es así.

 

El gobierno de Mauricio Macri inició su gestión con una ola de despidos en el sector público. ¿Cómo se paró UPCN ante esta situación?

Para ser honestos, el gobierno se encontró con que durante el segundo semestre, fundamentalmente de 2015, se habían hecho demasiados contratos. Lógicamente cuando tomó la medida, por desconocimiento de las áreas y por un montón de descoordinaciones, comenzaron a tener también dificultades compañeros que verdaderamente venían trabajando en sus puestos de trabajo. Lo que se puso en revisión fueron los dos últimos años, lo anterior no. Nosotros lo que hicimos fue buscar claramente en cada una de las áreas las realidades en las que no correspondía caducar los contratos y logramos acordar la reincorporación de la gente. Lo hicimos parcialmente, por supuesto, no del total, pero la acción de UPCN fue la que significó por lo menos la reincorporación de muchos cientos de compañeros que estaban padeciendo esa cuestión. Después fuimos también nosotros los que hablando con el gobierno les dijimos que pongamos una fecha de corte y se acordó el 31 de marzo, que hasta ahora se está respetando. Y después de allí surgieron las negociaciones paritarias propias del gremio. Así que en cierta forma, no es algo deseable lo que tuvimos que atravesar, pero lo hicimos con la inteligencia de rescatar lo más posible.

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