Nuestro amigo Juancho

NUEVAMENTE TIEMPOS PARA UN PILOTO DE TORMENTA Cuando el país se hundió en la pestilente ciénaga a fines del 2001, principios del 2002. Nadie en su sano juicio podía adivinar lo que paso a solo tan pocos años. En mi mente me imaginaba un futuro muy lleno de dificultades y pensaba que dentro de veinticinco años recién se vería algún crecimiento significativo. Cuando Néstor Kirchner pronunciaba sus discursos encendidos poniendo al FMI y a los acreedores de la Argentina en su lugar, pensaba que estaba soñando y que en cualquier momento Néstor Kirchner terminaría preso derrocado por los poderosos intereses que asediaban a la argentina. Las negociaciones de la deuda externa y el alto porcentaje de aceptación del canje de la deuda externa y las quitas conseguidas y negociadas parecían más el fruto de las fantasías que consecuencia de la realidad. Una y otra vez nuestro presidente de aquellos días nos repetía que estábamos saliendo del infierno. Y esa imagen onírica se volvía realidad con el paso de los días. La oposición de los gurues económicos que nos habían metido en este baile estaban calladitos, pero desaprobando totalmente los arriesgados pero seguros movimiento que un piloto de tormenta de la categoría de nuestro presidente nos conducía por el cielo tormentoso y amenazador con grandes destellos por los cuatro puntos cardinales. Una década de neoliberalismo obediente y de relaciones carnales vergonzantes, donde siempre permanecíamos arrodillados, acostumbraron nuestra mente a pensar según un pensamiento único. Nos habían sometido mentalmente a que no existía otro camino que la aplicación de las recetas escritas y supervisadas que elaboraban el FMI y los organismos internacionales de crédito. Así fuimos subiendo escalón por escalón pero muy rápidamente. Los índices de pobreza e indigencia que antes corrían hacia arriba habían cambiado de sentido y ahora se dirigían hacia abajo. El firmamento antes tormentoso y amenazador se iba despejando y aparecía más límpido y prometedor. Estábamos recuperando la confianza en nosotros mismos. Desde no se bien en que momento, nuevamente empezó a trepanar nuestro cerebro el otro discurso. El que nos llevó al desastre. Un mensaje que volvía para decirnos que el país debía cambiar de rumbo. Que las épocas de los discursos y enfrentamiento con los poderosos ya habían terminado y que ahora eran tiempos de ingresar nuevamente al mundo. Un mundo que para nosotros significó la indignidad y la intemperie. El perfil del gobernante para esta época parecía ser el de Fernando De La Rua. El perfil del que no se enoja, que dibuja siempre una sonrisa, que deja los problemas económicos en mano del mercado, que los problemas sociales los arregle el derrame de la economía, que el Estado se vaya haciendo cada vez más ausente y que venda todo lo que tiene, etc, etc Pero como eso no podía ser, había que buscar otro y apareció en el espectro político CLETO COBOS. Un político con perfil de antihéroe y parecido a San Martín (En el rostro. Nada más). Que antes de emitir su voto “no positivo” lo consulto con su esposa e hijos. Un verdadero mamarracho que hizo de la traición a su partido para comenzar y la traición a su deber como representante del poder ejecutivo en el congreso, para continuar. La construcción de su camino a la popularidad y su ingreso a la historia. Pero cuando el discurso neoliberal estaba a punto de dar sus frutos en nuestra sociedad. Descarriló la locomotora del mundo. Exploto otra bomba que esta vez no puso Bin Laden. Y en el país del norte ahora aplican las políticas heterodoxas del Kirchnerismo. Otra vez aparecieron los densos nubarrones. Han vuelto los tiempos para pilotos de tormenta. Ahora solo faltan que los Yanquis quieran comprar el pase de Guillermo Moreno. Pero les avisamos que el Gille es intransferible. Cosas vedere Sancho.

Atentamente JUANCHO MILITANTE

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