Una libertad más

Proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual. Audiencia Pública. Ponencias. Página 1 de 3 JUAN MANUEL GISPERT PRESIDENTE DEL CENTRO DE ESTUDIANTES DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DE LA U.N.CUYO. Sobre la importancia de que los argentinos se reapropien del debate público La soberbia monopólica de los medios de comunicación masiva en la Argentina, ha denominado a la discusión por parte del Congreso de la Nación de la ley que trata sobre la prestación de servicios audiovisuales como “ley de control de medios”. El ciudadano desavisado, castigado por una suerte de pensamiento único desde el nefasto 24 de marzo de 1976, ratificado por la Ley de Radiodifusión de la dictadura, y profundizado este castigo por las presidencias de De la Rúa y Menem, ingresa en el presunto debate en el que se escucha una sola voz, con el objeto de discutir sobre cómo un gobierno hegemónico controla los medios. Muchas veces con un tenue barniz universitario aplica aquella vieja categoría de “vigilar y castigar”. Sin embargo, veamos quiénes controlan e impiden el debate de la cosa pública. Los grandes medios pierden el 76 % de sus licencias. Peligrosos empresarios como los Vila en Mendoza, asociados con aquel hombre de triste memoria a la vez socio de Adelina de Viola, Mascanosa y la CIA, José Luis Manzano, menemista para más datos, dice que: “esta es la violación jurídica e institucional más grande que haya sufrido el país”. Es el mismo que se ha apropiado en forma ilegal de 40 hectáreas pertenecientes a la Universidad Nacional de Cuyo, hoy carente de provisión de agua potable, y que por ser el principal accionista de la empresa que provee de esta esencial necesidad humana, se propone mediante esta estafa, hacer uno de los más grandes negociados inmobiliarios de que la provincia de Mendoza tenga memoria. Las autoridades universitarias, el Consejo Interuniversitario Nacional y el Movimiento Estudiantil sin distinciones contestan en que esta sí es “la violación jurídica e institucional más grande que haya sufrido el país”, o por lo menos la provincia. Con el objeto de dar algunas precisiones, hemos constatado que hay 7 grupos de medios que controlan casi la totalidad de las comunicaciones en la Argentina. Estos 7 grupos podrían perder si se aplica la ley, un total de 276 licencias sobre 360 que hoy tienen en su poder. El Grupo Clarín se vería obligado a perder 236 de las 264 licencias que el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) identificó en manos del multimedio, que obviamente clamará por la “libertad de prensa”. El viejo Jauretche y otros de los cuales hemos aprendido le llamaron “libertad de empresa”, o la libertad del zorro en el gallinero para comerse a las gallinas, o etcétera etcétera, variaciones sobre el mismo tema. La ley desarmaría en tal caso el negocio de la empresa que conduce Magnetto que más ganancia le deja, el cable. Facturación anual aproximadamente de 3 mil millones de pesos. Los Magnetto, los Vila, pueden pagar el silencio cómplice o los dichos intencionados de miles de periodistas con estos ingresos, y también unos cuantos diputados, como un tal Tanús, presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza, del cual jamás se conoció una sola opinión importante. Salvo su familia y algunos afiliados al Partido Justicialista nadie lo conoce, y sin embargo, cobró celebridad en los últimos días, porque en una media lengua incomprensible, dijo algo así como “se tendría que tratar el tema después del 10 de diciembre porque divide a la gente estos temas”. La dirigencia política argentina se ha colmado de estos tales Tanús. Han copado los partidos mayoritarios, entre ellos el Partido Justicialista. Habría que recordarle que Perón también dividió a la gente. Pero… dejemos la anécdota y sigamos con Clarín. El Grupo Clarín, que efectivamente está nervioso, tiene participación en 5 operadoras: Cablevisión (56 %), Multicanal (55 %), Cablevisión Digital (48,94 %), Teledigital Cable S.A. (49,94 %) y Supercanal Holding (20 %, donde es socio de Vila-Manzano). En total, suma 244 licencias y concentra el 47 % de los abonados del país. Con la nueva regulación que establece un tope de 24, el holding tendría que sacrificar unos 220 permisos. A pesar de estos números, a los periodistas más democráticos del grupo les preocupa la “hegemonía del gobierno”. Frente al silencio de legisladores, dirigentes políticos, que debieran estar defendiendo el regreso del debate público en la Argentina, vicio del que participan algunos sindicatos como por ejemplo el Sindicato de Prensa, cuyos dirigentes en la provincia de Mendoza no se han pronunciado sobre el tema, puesto que sus reuniones con vetustos ex funcionarios del gobierno de la provincia, los Carral o el ex senador nacional por la provincia de Mendoza, el poroto De La Rosa, que tampoco conmovió con su paso a nuestra provincia el ejercer tan altas magistraturas, le impiden atender estos temas para ellos minúsculos como impulsar la que es quizás una de las leyes más importantes desde 1983 hasta la fecha que tiende a corregir, contrariamente a lo dicho por el empresario Vila, un gran despojo que ha sufrido el pueblo argentino, que es la expropiación del debate público. Siguiendo con los números de los preocupados por la hegemonía gubernamental, el Holding Supercanal manejado por Vila, chupete Manzano y Cía., maneja actualmente 30 licencias, perdería por lo menos 6. El conglomerado de nuestro comprovinciano adolece de los mismos vicios que conforme a la ley debiera resolver, puesto que posee canales de aire, entre ellos América TV, etcétera, y además controla 15 emisoras de radio. Obviamente todos estos medios de comunicación y de sus socios estás muy preocupados por la hegemonía del gobierno. A partir de la vigencia de la ley, deberán readjudicarse las licencias quitadas, y los viejos actores quedarán fuera del reparto. A medida que avanzamos en esta explicación se entiende más lo que estamos discutiendo. La oposición sigue sin encontrar un líder que las reagrupe, según se quejan los medios. Sin embargo, todos le copian a Joaquín Morales Solá, que sería el vocero oficial de todo capital concentrado, vacuno, sojero, financiero o mediático, de capital nacional o extranjero que pudiera existir en la Argentina. Escritor con remilgos que con circunloquios y eufemismos, dice siempre lo mismo: este gobierno de contenido popular debe terminar. Es lógico que lo diga este personaje, editorialista del diario La Nación. Periódico fundado por don Bartolomé Mitre, para que custodiara su posteridad. El puro presente de don Bartolomé lo cuidó el ejército de la época, que le permitió perpetrar juntamente con otros ejércitos similares de la región, el peor genocidio del siglo XIX, la Guerra del Paraguay. Grandes argentinos como Alberdi lo criticaron ferozmente, pero para que las razones de aquella matanza no llegaran a los oídos y a las entendederas de las nuevas generaciones, hacía falta un diario. Pero después apareció la radio, la televisión, y en fin… hacían faltan esas cosas. Es muy difícil que organizaciones o partidos en nuestros días, tan comprometidos están muchos, se expresen con argumentos claros y contundentes respecto a la concentración de los medios de difusión en nuestro país, a tal punto que, hemos tenido que asumir la responsabilidad que creemos que nos toca a los estudiantes universitarios. Como decían los reformistas del ‘18, “estamos pisando una hora americana”. Pero para que el camino pueda ser recorrido, los primeros pasos deben darse sobre las ruinas del capital concentrado de los medios de comunicación en la Argentina y en el resto de la América Morena, para que los americanos hispano parlantes podamos discutir sin mordaza, los asuntos que nos preocupan. Como decía Morgentheau, la forma más eficaz de dominar a un país es la dominación cultural, puesto que si el dominado habla y piensa como el dominador, se lo saquea sin gastar una sola bala, transformándose en el más eficaz instrumento de dominación. Si el vicepresidente de la Nación demostró haber leído tan poco al haber planteado en Yapeyú que San Martín había libertado el Ecuador, podríamos decir que es un discípulo de Morgentheau por el absurdo. Vale decir, él ha aprendido a pensar como el dominador sin haber leído a Morgentheau, y sin saber de que se trata. Ante cada problema fundamental, el Ingeniero Cleto Cobos, jamás emite una opinión. Dice cosas como por ejemplo; “no es el momento”, “es demasiado apresurado”, o “busquemos el consenso”, pues por ignorante o por militar concretamente en el bando de los contrarios, no entiende que los países no se liberan a partir del consenso sino del disenso. Los pueblos disienten con el estatus quo que los condena a vivir tan pobremente como viven, y a partir de disentir, crean situaciones nuevas y más favorables. Dicho de otro modo, el vicepresidente cuando quiere patear hacia adelante, al próximo Congreso el tema de la Ley de Radiodifusión, no busca ningún consenso, busca defender los intereses que concentran hoy los medios en pocas manos, y por omisión, vale decir, por no expresar opinión, no se maneja democráticamente, sino en términos reaccionarios, buscando la posibilidad de que las características más transformadoras de esta legislación aborten en el camino. No es casual que haya legitimado la presencia política del frívolo de De Narváez, a la sazón, propietario de parte del canal América, cuando era citado por la justicia para explicar su relación con el narcotráfico. Cabe aclarar que grupos de narcotraficantes manejan muchos medios de comunicación en México, y que han participado activamente en el golpe de Estado en Honduras, y este seguramente efímero personaje de la política gaucha, De Narváez, entiende que en Honduras no ha habido golpe de Estado. Cobos, por su parte, no entiende nada. Los cantores se juntan por la tonada, y ciertos intereses y estas vacuas expresiones de la dirigencia política actual, también. Los reformistas de 1918 tenían el propósito de eliminar el último bastión de los contrarrevolucionarios de mayo refugiados en la Universidad clerical para transformarla en una Universidad nacional, democrática, popular y latinoamericana. Hoy como ayer, el movimiento estudiantil tiene como principal enemigo a los contrarrevolucionarios del siglo XXI expresados en una dictadura mediática sostenida por diputados, profesores e inteligentes de alquiler. Con esta medida, el gobierno nacional crea una histórica oportunidad para que los argentinos nos unamos tras una bandera que hace a nuestra soberanía política. El movimiento estudiantil, consultando la mejor tradición nacional, democrática, popular y latinoamericana, lucha decididamente en pos de la nueva ley, porque queremos tener un dolor menos conquistando ésta, que es una libertad más.

Antonella Sonego

antonella.sonego@hotmail.com

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