Con la decisión de Macri y Solanas de competir en la Ciudad de Buenos Aires, Alfonsín se consagró como el candidato de la oposición. Cristina Fernández de Kirchner aún no anunció si irá por la reelección, aunque todos los pronósticos y la conducta de sus adversarios presagian su aplastante triunfo.
Aunque todavía un tanto difuso, el panorama político-electoral comienza a esclarecerse y perfilarse. En el escenario nacional ya se han repartido las cartas y sólo falta jugarlas cuando llegue el momento. Primero el 14 de agosto cuando los argentinos concurran a votar en las internas abiertas, obligatorias y simultáneas. Luego el 23 de octubre, cuando haya que elegir a la próxima Presidenta o Presidente.
De un lado, se encuentra Cristina Fernández de Kirchner, que aunque todavía no ha anunciado su candidatura, aunque se descuenta que irá por la reelección debido al fervor popular que así lo ha reclamado: tras la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, cientos de miles de personas, en su mayoría jóvenes, colmaron la trágica Plaza de Mayo de los días 27, 28 y 29 de octubre despidiendo al primer secretario general de la UNASUR y otorgándole fuerza a la Presidenta de la Nación. Ribetes de la historia pues. Una enseñanza más que demuestra que los protagonistas son los pueblos y no los dirigentes. Una muestra más de que el clamor colectivo es más fuerte que la decisión individual.
La primera mandataria, según indican todas las encuestas, está muy por encima de cualquier opositor, con una imagen positiva muy fuerte y con posibilidades concretas de imponerse en primera vuelta. Esto se debe, en parte, a las pobres propuestas que ofrecen los políticos de oposición, a la constante negación de todo lo bueno que se ha concretado desde el 2003 en un país que venía del infierno neoliberal, y al impacto que han tenido en la sociedad algunas políticas del Gobierno nacional: consolidación de las paritarias, sanción de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Asignación Universal por Hijo, Plan Argentina Trabaja, Fútbol para Todos y las políticas públicas de derechos humanos, por citar solo algunas.
Asimismo, la fortaleza con que ha transitado la muerte de su esposo y compañero político, la astucia con que ha evitado cualquier tipo de confrontación y la acción de gobierno con un gabinete de ministros hiperactivo permiten presagiar una victoria ineludible.
Del otro lado, hasta el momento, se ubica Ricardo Alfonsín, el candidato de la Unión Cívica Radical y la esperanza de aquellos que no soportarían cuatro años más de gestión de la primera mujer electa popularmente. Aunque en carrera todavía se anotan Eduardo Alberto Duhalde, Alberto Rodríguez Saá y Elisa Carrió, Alfonsín se ha convertido en el ancho de espadas del conglomerado opositor que no ha encontrado mejor opción que “Ricardito”.
Si la oposición y las corporaciones mediáticas y económicas optaron por Alfonsín, quiere decir que en el actual momento histórico la mayoría del pueblo argentino no votará por Ernesto Sanz, Gerardo Morales, Mauricio Macri, Elisa Carrió ni Eduardo Duhalde. Lo cual significa que, siendo “Ricardito” el más moderado de todos ellos y el que de alguna manera menos a la derecha se ubica, los ciudadanos optarán por la continuidad del modelo político inaugurado en 2003. O por Alfonsín, que no se sabe bien qué plataforma de gobierno propone ni qué pretende hacer, aunque sí se puede inducir el camino que elegirá, si se observan las alianzas que teje, el discurso que asume, los sectores que lo apoyan y el espacio que le brindan en sus páginas los diarios Clarín y La Nación.
En resumen, en las próximas elecciones ningún candidato de la derecha retrógrada tendrá chances, lo cual distingue el avance que ha transitado el pueblo argentino y manifiesta la toma de conciencia que se ha producido en los últimos años. Pues, como dato de la realidad que se desprende de la intención de voto, hoy no hay lugar para planteos apocalípticos de la derecha más necia.
Esta misma lectura es la que ha hecho el jefe de Gobierno porteño -más bien su asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba-: competir en la elecciones nacionales contra Cristina Fernández de Kirchner implicaría un derrota aplastante. Y como ni Gabriela Michetti ni Horacio “Sonrisita” Rodríguez Larreta garantizan la victoria en la Ciudad de Buenos Aires contra ninguno de los tres precandidatos kirchneristas, la Propuesta Republicana (PRO) se quedaría sin el pan y sin la torta… sobre todo sin ésta última.
El mismo análisis surgió en la cabeza de Fernando Solanas, líder de Proyecto Sur, que luego de un “escándalo” con Claudio Lozano, hizo una pirueta, dejó de hablar de minería y se acomodó en la ciudad. Al igual que Macri, para evitar la amplia mayoría que la propuesta de la actual Presidenta obtendría sobre la suya. Total, mañana nadie se acordará que desde el año 2007 Solanas viene trabajando en su candidatura presidencial recorriendo el país y sin involucrarse en los temas porteños.
Así, el panorama en la ciudad se ha despejado y ahora sólo resta que el kirchnerismo decida quién de los tres precandidatos será el que enfrente a Macri. Hasta el momento, el que mejor se perfila es el senador nacional Daniel Filmus, que según las encuestas es el que mayor caudal de voto tendría respecto al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y al de Economía, Amado Boudou. De todas formas, muchos dirigentes kirchneristas aseguran que también Boudou tiene chances porque es muy bien considerado por la Presidenta, y porque en caso de llegar a un balotaje contra Macri es el que mayor cantidad de votos no kirchneristas atraería. Tomada, en tanto, pese al apoyo de las organizaciones sociales y pese a que integra el Grupo Calafate desde 1998 y permanece al frente de la cartera laboral desde la asunción de Néstor Kirchner, ha quedado rezagado en la carrera interna. De ser Filmus el candidato, Tomada podría encabezar la lista de diputados nacionales del Frente para la Victoria, mientras que Boudou podría continuar al frente del Palacio de Hacienda o convertirse en el próximo jefe de Gabinete, si es que Cristina Fernández de Kirchner es reelecta.
En los próximos días se definirá quién será el candidato del kirchnerismo en la ciudad. El lunes a las 18 los tres precandidatos coincidirán en un acto en el teatro N/D Ateneo (Paraguay 918) en donde se lanzará el Frente para la Victoria porteño, integrado por más de 12 fuerzas políticas de la ciudad, que competirá en las elecciones del 10 de julio.
En tanto, Cristina Fernández de Kirchner tiene hasta el 25 de junio para anunciar si será o no candidata, fecha en que todos los aspirantes a la presidencia deben presentar las listas de precandidatos para ir a las elecciones internas.
Mientras, la economía continúa creciendo, las reservas siguen aumentando, el desempleo cada día es menor, la pobreza disminuye, la libertad de expresión se acrecienta, los jóvenes se entusiasman y los trabajadores obtienen mayor protagonismo.