El sur es nuestro norte

Las reservas naturales y los alimentos son y serán para nuestro surcontinente las razones de la pelea definitiva con los países centrales. Quien no entienda que los Estados Unidos y los europeos vienen por ello, está muy desinformado o juega en el bando enemigo.

Por eso, cuando Gustavo Koenig nos invitó a sumarnos a la Cátedra Abierta «América Latina Ahora o Nunca», no dudamos en aceptar. Porque creemos firmemente que tal vez esta sea la última oportunidad que tenemos como región para construir la unidad que nos permita defendernos de los expoliadores de ayer y de hoy. En ese sentido, creemos que el aporte de la cátedra es y será fundamental.

Hoy, como nunca, asistimos a un debate generalizado sobre muchas cuestiones que hacen a la supervivencia misma de este proceso de menos de una década en Latinoamérica.

Hace muy poco, en Bariloche se dio un debate acalorado sobre las bases norteamericanas en Colombia (que puso en vilo la unidad). Hubieron antes otras bases en nuestros países, y nunca nadie había salido a denunciarlo como ahora.

El golpe de Estado en Honduras también recibió una condena unánime. Hasta los Estados Unidos tuvieron que jugar la carta diplomática, a pesar de que mucho tuvieron que ver sus halcones para llevarlo forzado y en pijama al presidente constitucional Zelaya hasta Costa Rica. Sin embargo, lo inédito esta vez es el grado de resistencia surgido desde el pueblo mismo, para que Honduras vuelva a ser un país digno y no una republiqueta bananera, como en época pasadas se llamaba a los países centroamericanos.

La discusión que se está dando en buena parte del continente acerca del rol que deben cumplir los medios de comunicación en esta etapa del proceso latinoamericano resulta más que interesante. En ese escenario quizá sea donde mejor se revelan los intereses que representan estos medios concentrados, llamados multimedios (Grupo Clarín, O Globo, Televisa, RCTV); o tal vez cómo sus intereses están más asociados a los que históricamente han detentado el poder hegemónico en cada uno de nuestros países, donde desde el consenso de Washington han sido el brazo mediático argumentador de las políticas más depredadoras y expoliadoras del imperio junto con sus lacayos locales.

Hay en el aire la sensación de que este es el momento. Dejarlo pasar puede ser un error histórico que lleve muchos años recuperar. Parafraseando el lema de Telesur, el sur es nuestro norte. Contribuir al debate, a la formación política, al soporte conceptual de una militancia emancipadora son los objetivos de esta nueva cátedra libre e itinerante que se inicia este viernes. Ahora o nunca. De eso se trata.

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