Las bibliotecas populares, una red sostenida solidariamente en todo el país

Un sistema asociativo único en el mundo a punto de ser desmantelado por el actual gobierno. Qué es la CONABIP, cuál es su importancia y cuál es el estado de situación al día de hoy. Por Emilia Racciatti

Las 1500 bibliotecas populares que hay en nuestro país constituyen una red de lazos sostenida con tiempo y dedicación ad honorem a partir del trabajo de 30.000 voluntarios y un sistema asociativo que suma 155 años de historia, ya que la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), organismo que promueve y fortalece a estas instituciones, fue creada en 1870 por Domingo Faustino Sarmiento.  

Estos espacios no sólo garantizan el acceso a la lectura sino que también representan “un lugar que aloja sin obligación de consumir. Es un sistema asociativo, único en el mundo, con bibliotecas que fueron pensadas y puestas en marcha a partir de iniciativas sociales. Son un modo de pensar un país”, explica Ximena Talento, directora de ‘Promoción de la Lectura del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.

Para Guadalupe Meroño, hoy tesorera de la Biblioteca Popular de Carlos Keen, una localidad rural de Luján, se trata de una referencia para la población local porque “más allá de la cuestión bibliografía es un espacio social, para que muchos estudiantes se reúnan, por ejemplo, a hacer trabajos prácticos con acceso a internet”.

“Estamos muchas horas en la biblioteca, dejamos muchas cosas de lado para estar y lograr que esos lugares crezcan. Somos asociaciones civiles sin fines de lucro, alrededor de 12 personas entre comisión directiva y revisora de cuentas y la actividad es por la tarde, desde las 13 hasta las 19”, relata.

Esa biblioteca se fundó en 1989 impulsada por la comisión de patrimonio del pueblo en el que era el edificio del viejo correo. Tuvo distintas etapas, hoy es una biblioteca abierta con talleres de escritura, circo y malabares, lectura, más de 11.000 ejemplares y más de 150 socios activos que pagan 2000 pesos por mes. Asocian a una persona por familia así que son mucho más que 150. Además programan actividades para las vacaciones de invierno con el objetivo que sean de acceso libre.

“Algunas bibliotecas son hasta comedores, nos adaptamos a las necesidades de la comunidad, suplimos muchas necesidades, no somos estantes que prestamos libros, somos espacios vivos de la cultura del territorio”, destaca Meroño.

El decreto que pretende arrasar con 155 años de bibliotecas populares  

El 22 de mayo se publicó en el Boletín Oficial el decreto 345/2025 que degrada a CONABIP, presidida por Raúl Escandar, a una dirección nacional, quitándole su carácter federal desconcentrado y dejándola en manos de la Secretaría de Cultura, a cargo de Leonardo Cifelli.

“Este decreto destruye a la CONABIP que nos protege y acompaña siempre. No da solo sostén económico, también es clave para el crecimiento de las bibliotecas con capacitaciones técnicas para los bibliotecarios y voluntarios. Es una institución clave, es referencia a nivel nacional e internacional porque la organización, su sistema de gestión es virtuoso y reconocido más allá de nuestro país. Atravesó todos los gobiernos, con distintas etapas”, explica Meroño en diálogo con Zoom.

La responsable de la Biblioteca Popular de Carlos Keen sostiene que esta decisión del gobierno libertario implica sacarle a la CONABIP el fondo especial para bibliotecas populares, “un fondo que por ley tiene que estar distribuido entre estas instituciones y ahora deja de ser manejado por una junta representativa y será manejado por una sola persona, el secretario de cultura. Están corriendo a la junta representativa ad honorem para poner un comité de 5 personas designadas por el secretario de cultura”.

¿De qué se trata la Junta Representativa?  Es el organismo técnico asesor y consultivo de la CONABIP que canaliza los requerimientos provinciales y locales en la formulación de los planes de acción y la coordinación de actividades. Está integrada por dos representantes de cada provincia y dos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tal como lo indica la Ley N° 23.351 sobre Bibliotecas Populares, que ejercen ese rol ad honorem.

Talento señala que se trata de un decreto que pone en riesgo la continuidad de la CONABIP y le quita su costado federal al reemplazar a esta junta por un consejo de solo cinco miembros que serán designados por Cifelli centralizando el poder. Esto implica la disolución de la autoridad de aplicación de la ley de bibliotecas, ya que la CONABIP deja de ser autónoma para depender de la Secretaría de Cultura.

Desde que se conoció el decreto, la CONABIP recibió numerosos apoyos: desde autores, autoras hasta entidades claves en la escena editorial y cultural en la Argentina como la Fundación El Libro (organizadora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires), la Cámara Argentina del Libro, la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina, la Unión de Escritoras y Escritores y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

El reclamo para mantener la continuidad de las bibliotecas populares también unió a exministros y secretarios de cultura y responsables de la CONABIP de distintas gestiones como Pacho O’Donnell, Rubén Stella, Teresa Parodi, Pablo Avelluto y Tristán Bauer quienes firmaron una carta presentada en el Congreso, en especial a la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo solicitando el rechazo urgente del Decreto 345/2025.

En las últimas horas se crecieron los apoyos internacionales, ya que la Red Internacional por las Bibliotecas Populares cosechó más de 5300 firmas de apoyo y adhesión de artistas y personas vinculadas a la cultura de Argentina, Alemania, Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Francia, Honduras, Italia, México, Nueva Zelanda, Perú y Uruguay.

Las movilizaciones y acciones para sostener el trabajo que habilitan las bibliotecas populares fue creciendo en estos días en muchos puntos del país marcando el impacto federal de estos espacios. El grito de urgencia es para que el Congreso rechace este decreto que pretende borrar 155 años de un proyecto de solidaridades que creció en forma asociativa para sostener viva la trama cultural de un país.

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