“Este es un DNU que fue bastante mejor preparado de lo que se supone”

El periodista político Diego Genoud analizó junto a la Revista Zoom la viabilidad social y política del ambicioso plan de reformas de Milei, y la novedad que significa la apuesta libertaria en la política argentina. Entrevista de María del Pilar Fregona

A unos días de las medidas de desregulación económica anunciadas por Javier Milei –contempladas en un controversial Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU)—, y luego de su convocatoria a sesiones extraordinarias para avanzar en esa misma dirección, se vislumbra con mayor nitidez el rumbo político y económico que seguirá el presidente libertario, al menos en su primera etapa de gobierno.

En este contexto, conversamos con Diego Genoud, periodista político, actual editor y columnista en La Política Online. Escribió los libros El peronismo de Cristina y El arribista del poder, ambos de la editorial Siglo XXI.

En estos días se estuvieron debatiendo las implicancias del decreto anunciado por Milei en distintos planos de la vida social y económica del país, pero se trata de un decreto que corre el riesgo de ser frenado por el Congreso o por la Corte. ¿Qué probabilidad de éxito considerás que tiene el decreto en términos de implementación? ¿Por qué creés que se buscó hacerlo por una vía que genera rechazo en muchos sectores?

No sé qué posibilidades tiene de ser implementado con éxito. Hay distintas posibilidades. Pero lo cierto es que por lo que estuve averiguando a través de gente que conoce del tema, este es un DNU que fue bastante mejor preparado de lo que se supone. Además de Sturzenegger, hubo estudios jurídicos muy poderosos –que asesoran a grandes empresas de la Argentina— que lo revisaron. Entonces ahí hay una serie de trampas y puede ser que el DNU esté vigente hasta que las dos cámaras logren rechazarlo. Habrá que verlo, pero hay una ventana de tiempo en la cual el DNU puede estar vigente si es que Milei no da marcha atrás, como se dice. En esa ventana de tiempo de dos o tres meses (la feria judicial es lo principal pero también la oposición debe reunir los votos para derribar el DNU) puede haber transformaciones estructurales importantes en las cuestiones centrales que están dentro del DNU. Aún cuando las dos cámaras logren voltearlo, lo que se actuó durante esos 60-90 días en que el DNU estuvo vigente queda con validez. Entonces, da la sensación de que Milei no quiere retroceder y que está buscando que su validez permita algunos cambios estructurales muy importantes que quizá por ley no tendría el consenso para lograr. También, en el medio está la Corte y su eventual intervención por vía de un per saltum, aunque para eso tiene que haber antes un fallo de primera instancia. De todos modos, hay que tener en cuenta que más allá de la forma, gran parte de la dirigencia política está de acuerdo con el contenido del DNU. Me refiero a lo que es Juntos y a una parte del peronismo. En el caso del peronismo, ahí vuelven a tallar los gobernadores como ya sucedió durante el gobierno de Macri. Creo que Martín Llaryora va a ser un actor muy importante y bastante proclive a muchas de las cuestiones de fondo que está proponiendo Milei, aunque en otras puede llegar a poner algún freno. También habrá que ver el resto de los gobernadores. Los vimos a Jalil y a Sáenz en el encuentro de la semana pasada con Milei, y todos parecen de acuerdo con hacer un giro pro-mercado, promover las inversiones, reducir el déficit fiscal. Entonces, desde lo que es la política institucional, creo que Milei va a tener un apoyo considerable. No sé si le va a alcanzar, pero no lo veo como un presidente absolutamente solo. Es cierto que no tiene gobernadores propios, pero también es cierto que, al día de hoy, los gobernadores no tienen un líder y no expresan una oposición fuerte. Creo que va a ser un proceso de negociaciones donde no es que Milei tiene el camino allanado –porque aparte la calle, la resistencia social, importan— pero tampoco pienso que le vaya a resultar imposible avanzar con muchas de las propuestas ambiciosas que tiene.

-¿En dónde pensás que encontrará Milei el mayor nicho de resistencia –social o institucional— a esas medidas de fondo que quiere implementar? ¿la calle, el Congreso, la Corte Suprema?

-La Corte, con Horacio Rosatti, puede llegar a ser un obstáculo en alguna medida. No un obstáculo insalvable, desde el primer momento todos los ministros se sentaron con Cúneo Libarona (Ministro de Justicia). No me imagino un enfrentamiento sin retorno entre la Corte y Milei, pero sí me imagino que la Corte puede poner algunos límites. Desde antes de que Milei ganara las elecciones, Rosatti habló del tema de la dolarización, por ejemplo. Creo que es un jugador ambicioso con una impronta propia, con una vocación política, y que puede ser un actor de consideración con quien van a tener que negociar. Después, a nivel social, obviamente que la oposición a Milei estará en la calle y gran parte de ese 44% ya lo está. Creo que obviamente será importante la oposición organizada, los movimientos sociales, los sindicatos más combativos, sectores del kirchnerismo, del peronismo no liberal, pero creo que la clase media va a ser muy importante como siempre en la Argentina, no solo la clase media progresista. Ahí es todo un laboratorio, cómo impacta el ajuste en la clase media no tan definida en términos ideológicos, que votó en parte a Milei –quizás defraudada por el peronismo— y que ahora va a sentir en el cuerpo el ajuste. No sé cómo puede impactar en esos sectores, incluso en la clase media anti-peronista, y hasta qué momento tendrá ese apoyo. Creo que Milei se juega mucho ahí. Después, por supuesto, hay que ver cómo todo esto impactará en los sectores populares. Un tarifazo en el transporte en los grandes centros urbanos puede ser muy explosivo. Si la gente no puede salir a trabajar porque no tiene cómo llegar. Si hay un tarifazo, un ajuste de shock muy violento, creo que eso puede ser un factor que haga detonar el apoyo a Milei en estos sectores.

Lo que propone Milei afecta intereses de actores de gran peso en la política nacional (por ejemplo, el tema de la reducción de las transferencias a las provincias y los gobernadores). En ese contexto, ¿cuáles son las alianzas políticas y alianzas a nivel de intereses económicos sobre las que se puede parar Milei para llevar adelante su programa de reformas?

A nivel de intereses económicos, Milei empieza a recorrer un camino. Hasta ahora al agronegocio no lo tocaron, no subieron las retenciones. No sé si eso lo va a poder sostener, quizá el Fondo Monetario lo obligue a subir las retenciones como lo hizo con Macri en algún momento. Es algo que obviamente va en contra de las creencias de Milei, aunque ya vimos que puede deshacerse muy rápidamente de parte de sus promesas de campaña (esto de que no iba a subir impuestos quedó desmentido el primer día de gobierno). Además del agronegocio, creo que va a haber una alianza con las grandes petroleras. Hubo un encuentro con Paolo Rocca, con Miguel Galuccio, con Damián Mindlin de Pampa Energía, y ahí está la vieja pretensión de las petroleras de lograr que se libere el precio del barril, con un precio que esté a tono con el mercado mundial. Eso implica una alianza muy fuerte, porque es algo que vienen pidiendo hace muchísimo tiempo y obviamente va en detrimento del mercado interno. Yo creo que va a tratar de sellar alianzas fuertes en detrimento del consumo interno para que entren dólares, que es su gran objetivo. Entonces, por lo menos estos dos sectores del poder económico aparecen claramente como aliados de Milei. Después en lo político va a ser más trabajoso, porque la temperatura de la calle va a incidir en alguna medida. El Congreso muchas veces parece impermeable a la temperatura de la calle, pero finalmente es como un goteo que va erosionando y de repente empieza a haber un registro del rechazo social, como sucedió con Macri. Hay que ver cómo resulta en este caso, pero el planteo de Milei de liberar tarifas, combustibles, reducir subsidios es muy riesgoso desde el punto de vista económico, ya que uno de los principales problemas de la Argentina que supuestamente él viene a combatir que es la inflación se va a desmadrar todavía más. Eso va a ser un termómetro inmediato, y va a afectar a distintos sectores y a dificultar, me parece, los proyectos de Milei. Hay algo de cápsula en el Congreso muchas veces, pero creo que cuando la calle empiece a enviar un mensaje muy potente, el Congreso y la calle –que son mundos que no están en sintonía permanente— van a estar en relación. Y muchos van a estar mirando esos 14 millones y medio de votos que sacó Milei, a ver hasta cuándo dura finalmente esa legitimidad. Ya hoy, 12 días después, ¿los 14 millones de votos siguen respaldando a Milei o ya empiezan a replantearse ese apoyo? Me parece que son interrogantes decisivos para su gobernabilidad y para sus planes y ambiciones.

Considerando que sos uno de los biógrafos más importantes de Massa, me sale hacer un contrapunto entre Massa y Milei. En el título de tu libro, llamas a Massa “arribista del poder”, un Massa al que no le quedó artilugio por hacer para llegar al poder. Hay algo, si se quiere distinto o directamente opuesto en el caso de Milei, que es como si hubiera llegado al poder por accidente o sin quererlo. ¿Qué nos dicen estas dos figuras tan protagónicas de la política argentina? ¿Qué hay de común y de diferente en sus recorridos?

Massa hizo toda su formación en la política desde muy joven, y eso está muy reconstruido en el libro. Es un emblema de la política, de la dirigencia política. En la contratapa del libro, la editorial puso la palabra “casta” y a Massa como uno de sus representantes; palabra que creo que no menciono en ningún momento del libro. Pero sin dudas Massa es un representante de la política que está en crisis. Es la política que fue impugnada y la política que alimentó a Milei de mil maneras: lo alimentó con su propia crisis, no dando respuesta a problemas estructurales. Y en el caso de Massa y de otros actores también lo estimularon pensando que Milei los iba a terminar beneficiando. Massa lo apoyó de distintas maneras en campaña, pensando que solamente le restaba a Juntos. También lo hizo Juntos, pensando que solamente debilitaba al kirchnerismo. Pero creo que Milei es una especie de reverso de la dirigencia política de los últimos años, porque se inspira y referencia en la idea refundacional de Menem, de una transformación estructural liberal para bajar la inflación, reformar el Estado, desguazarlo –podríamos decir con otro lenguaje—, para modernizar. Milei pretende ser el alumno más fiel de lo que fue el menemismo de Menem y Cavallo. Yo creo que Massa se inspira también en el menemismo, pero de otra manera, más bien en lo político, en cierta astucia, la que por ahí le está faltando o le puede llegar a faltar a Milei. Pero en lo económico me parece que Massa expresa otra cosa. Entonces, desde lo político, lo veo también como un hijo del menemismo. Desde lo económico lo veo con un modelo distinto. Quizás con una idea más parecida a lo que fue el duhaldismo, el kirchnerismo, Lavagna… Todas esas ideas forman parte de su ideario, y creo que, como ministro de Economía, no fue fiel a ese ideario ni se lo puede tomar en serio. Aunque para mí hizo daño desde el punto de vista económico, no se puede tomar lo que hizo como ministro como expresión fiel de su pensamiento económico porque estaba muy subordinado a su candidatura política. Por eso, diría que son muy distintos. Simplemente en algún punto Menem es algo que los podría llegar a unir en algún lugar. Luego, son dos actores que se conocen mucho, que tienen casi te diría una familiaridad en el trato, y empresarios que también son vasos comunicantes. José Luis Manzano dijo hace poco “voté a Massa, pero está bien lo que está haciendo Milei”, y todavía ni había asumido. Eurnekian también es alguien que los conoce muy bien a los dos. Tienen coincidencias, pero desde el punto de vista político son muy diferentes, y era muy diferente lo que iba a intentar Massa en el gobierno. Más allá de que seguramente iba a ajustar y a devaluar, lo iba a hacer de otra manera, sin duda.

Retomando la idea de que Milei busca encarnar ese “refundacionalismo” propio del menemismo, y ya que en el último tiempo afloraron las comparaciones históricas, te pregunto: ¿ves que Milei traiga algo nuevo? ¿qué hay de novedoso y de no novedoso en su figura?

Creo que un poco de lo nuevo es el apoyo de Milei por parte de sectores populares, de la juventud –juventud pauperizada—, aunque no se limita solo a la juventud. Eso es nuevo por lo menos si uno revisa los últimos 20, 25 años, justamente desde que Menem se fue. Por un lado, no es algo habitual un candidato que propone el ajuste, más allá de que decía que lo iba a pagar la casta y sabíamos que no iba a ser así. Ni siquiera Menem lo hizo, cuya elección la ganó con la idea de la revolución productiva y el salariazo. Milei, en cambio, lo hace con el ajuste descarnado como propuesta y el sacrificio inevitable como horizonte y tiene el apoyo de sectores populares que fueron interpelados por algo de lo que él dijo en campaña; algo que lo distingue de Macri. Con la polarización que ya se había venido abajo y con la política que seguía replicando modos del pasado, la “casta” –una sola palabra—, fue un acierto absoluto, y luego también la idea de dolarización y de terminar con la inflación. Por otro lado, todo eso lo hace sin apelar a la identidad prestada de un partido mayoritario. No necesitó la camiseta del PJ, como es el caso de Menem, para llevar las ideas liberales al poder. Él armó un partido de la nada, un partido unipersonal –muy propio de estos tiempos, sin duda—, y pudo llegar solo, un poco beneficiándose de la crisis de los demás. Creo que esos son dos elementos novedosos en Milei. Después en lo económico, creo que no hay nada muy nuevo. Puede haber diferencias –no soy economista—, pero creo que es la vieja idea de la derecha económica más dura. Algo de lo que trajo Martínez de Hoz, la dictadura, Roberto Alemann, Cavallo, y algo de lo que Macri intentó con Sturzenegger, con el propio Caputo o con Dujouvne. Cuando promediaba el gobierno de Macri, Pablo Gerchunoff –quien se sentía parte del gobierno de Cambiemos— vio en la dictadura militar (más allá de que la dictadura militar fue un genocidio, dictadura, etcétera), Menem y Macri una continuidad, tres intentos de modernización. No sé qué dirá ahora de Milei, pero para mí Milei es un eslabón más de esa cadena en lo económico, por lo que no le veo algo muy novedoso.

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