Michetti fue funcionaria durante los gobiernos de Menem y De la Rúa. Macri tiene como asesores a policías y torturadores. Los vínculos de De Narváez con Yabrán y Biolcatti. El mayor peligro no es que a los delincuentes se les ocurra armar un partidito político, sino que pretendan nuevamente apropiarse de las esperanzas de las mayorías para llevar al país a otro callejón sin salida.
Más que modelos, en estas elecciones se enfrentan dos ideas incompatibles de Argentina.
De este lado, la de un país más solidario, más igualitario, justo, libre, soberano. Del otro, la vuelta al fracaso convertido en éxito por los encantadores de serpientes, representados por un grupo de nuevos tránsfugas, falsificadores, impostores, rufianes con pilcha cara que vivieron por décadas del presente y el futuro de los argentinos.
Proxenetas de la política que –operando sobre los errores propios y las limitaciones que arrastramos– quieren poner en peligro lo alcanzado, pero sobre todo lo que falta por hacer.
Que es mucho.
No es la de ellos una amenaza retórica de restauración, y todos sabemos hasta dónde llegaron las reales. Por eso, desde el corazón, desde la patria posible, desde nuestras historias personales, desde el presente y el futuro de nuestro prójimo, desde la dignidad (si es que todavía la tenemos), puestos de pie, hagamos jugar nuevamente ese factor humano que nos convocó a las grandes tareas nacionales.
Se equivocan quienes creen que no hay que tomarse la cosa a la tremenda. Porque otra vez, otra vez, se vienen por todo.
Correos y hospitales
Quizás no lo dicen, pero también lo dicen. Parece una trivial flecha apuntada a la derecha, pero el mensaje es: volvemos por el Correo Argentino, amarillo pro, amarillo de carteros.
Como el Estado casi siempre les perteneció, también se vienen por los fondos previsionales, por Aerolíneas, por Aysa, por todo lo que queda en pie y por todo lo que se recuperó.
Vuelven por el Correo, con el cual el ingeniero Mauricio Macri defraudó al Estado porque nunca pagó el canon obligatorio dispuesto en un incondicional pliego de condiciones, monto millonario que se restó, por ejemplo, de la salud y educación de excelencia que ahora administra Macri simulando interés por lo público.
La situación del Borda y Moyano lo demuestra: con el pretexto de desinstitucionalizar enfermos, se proyectan emprendimientos inmobiliarios para dejar a los pacientes a la deriva o prisioneros de la medicina privada.
En educación, redujeron los montos de inversión pero lo niegan. Narodowski privatiza, aumenta subsidios a las escuelas privadas, y acude a un vacío retorno de las pedagogías sarmientinas.
Argumentan que se privatizó mal, y ahora hay que hacerlo bien. Como ya todo el mundo ha comprendido que el Estado debe actuar para ordenar el caos, ahora el truco es reivindicar uno que controle sin participar ni intervenir, una nueva versión de “achicar el estado es agrandar la nación”.
No olvidemos: Kirchner recuperó el Correo, aseguró que en educación se invirtiera el 6% del PBI y resucitó las escuelas técnicas desaparecidas por la ley Decibe del Banco Mundial.
Contrabando y mayoría automática
Es el mismo Macri que contrabandeó miles de automóviles desde fantasmales armadurías en Uruguay pero fue desprocesado por la mayoría automática de aquella Corte que integraban Nazareno, Moliné O’Connor, Vázquez y López. Y completaba Belluscio, protegido por el pacto de Olivos, por quien en París se suicidó la abogada Mirta Schvartzman tras escribir: “Augusto, me has humillado”, luego que un socio de Belluscio, Emilio Jaján, fuera detenido mientras depositaba cien mil dólares en billetes de baja denominación en la cuenta 4241223 del City Bank sucursal Miami.
Jaján le había prometido a un narco, agente encubierto del FBI, que ese dinero aceitaría sus contactos en el despacho presidencial (Menem) para lavar dinero proveniente del narcotráfico.
Fue Kirchner quien echó a esos forajidos que inventaron el per saltum para entregar Aerolíneas, y autorizaron aumentos ilegales del 700% en tarifas telefónicas antes de entregar EnTel a empresas europeas, sólo porque las norteamericanas eran más estrictas en el registro contable de las coimas bipartidarias repartidas generosamente en los tres poderes.
Basura y basura
Macri es el mismo a quien, en una madrugada de junio de 1990, el Concejo Deliberante había prorrogado el contrato de Manliba, asociación de Socma con una empresa radicada en las Bahamas, asegurándole una tarifa de 50 dólares la tonelada de basura recolectada, un precio muy del Primer Mundo. Se explica el apasionado apoyo empresario a la convertibilidad.
Macri es el que se asesora en materia de seguridad por el ex comisario Sablich, torturador convicto, y por el también comisario retirado Palacios, quien dirigiera la represión del 20 de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo y estaba a cargo de la seguridad de la aerolínea Southern Winds, cuyo negocio consistía en despachar aviones vacíos a una pista en Bolivia para retornarlos cargados de una sustancia de origen vegetal, energizante del hemisferio izquierdo, que se exportaba luego a España.
El grupo Macri, a través de su controlada Supercemento, había ingresado por la puerta grande de negocios & política cuando el ex-ministro Martínez de Hoz le entregó unas pequeñas áreas de explotación petrolífera propiedad de YPF. Los precios pagados a los contratistas por el Estado superaban en 10 veces el valor internacional. Se desfinanciaba a las empresas públicas como primer paso para desaparecerlas. Luego vino Menem, y ahí estaba Macri para quedarse con lo que quedaba.
Compasión y libre comercio
Fue necesaria una práctica sistemática de olvido, embotamiento y disciplina social para que la palabra balbuceante de Gabriela Michetti, reciclada ahora en Santa porteña por una manipulación siniestra de su accidente y la exhibición perversa de una subjetividad impostada, pareciera no significar eso que significa.
Michetti asesoró a la Organización Mundial de Comercio que impuso en el mundo los códigos del neoliberalismo imperial. Entre enero 2000 y julio 2001 fue Directora de Negociaciones Comerciales Internacionales de la Secretaría de Comercio. Fue asesora en la Subsecretaría de Comercio Exterior en 1998 y 1999. Y en la Subsecretaría de Industria entre 1996 y 1998. El Secretario era Alieto Guadagni, consultor de grandes negocios con un Mercosur hecho a medida de los grandes negocios, sobre todo energéticos, y hoy, con su empleado Eduardo Amadeo, seudoperonistas pro de la primera hora, ambos, como Michetti, muy allegados a la Santa Madre Iglesia.
Fue asesora de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires entre 1989 y 1991. Y a través de la Fundación Grupo Sophia (que financian entre otros la fundación liberal Konrad Adenauer, Ledesma, McDonald’s, Medicus, Techint) practicó la “reingeniería”, entre 1995 y 1998, de la ANSES desfinanciada por las AFJP propiedad de los grandes bancos multinacionales.
Esa reingeniería también llegó a la Secretaría de Desarrollo Social, en 1998, administrando programas focalizados del Banco Mundial. Y al Pami, en el año 2000, en programas de transparencia de los que la ministra Ocaña no encontró rastro.
Tenemos poca memoria. No fue el azar: fueron esas políticas, esos personajes, muchos otros, los que nos llevaron al 2001.
Oportunidades comerciales y tercera presidencia exitosa
Y en el primer pelotón de falsificadores, el emprendedor Francisco de Narváez. Quizás Faggionato Márquez lo persigue injustamente, pero De Narváez financió la campaña política de Juan Carlos Romero, gobernador de Salta, cuya familia estuvo y está en la mira de la DEA.
En su nota Precursores, el periodista Santiago O’Donnell escribió la semana pasada en Página 12: “Poco antes de matarse, Yabrán transfirió sus empresas a un fondo inversor con sede en las Islas Caimán llamado Grupo Exxel, encabezado por el ex Juncadella Juan Navarro. Se trata del mismo grupo inversor que poco tiempo antes había adquirido la cadena de tiendas Casa Tía, una empresa que operaba en la Argentina pero cuyo directorio integraban ciudadanos colombianos. Al frente de Casa Tía estaba Francisco de Narváez”.
No fue desmentido.
Juncadella, Navarro y Yabrán habían abrevado en los mismos bebederos con Adolfo Donda Tigel, el Tigre Acosta, el Ratón Laurenzano, el Chango Dinamarca, todos numerarios de la Esma.
En esos años, el Exxel se adueñó con métodos mafiosos de Mastercard, Supermercados Norte, Alfajores Havanna, Pan Fargo, Casa Tía, Freddo, Musimundo. Era Yabrán asociado con el CEI, la sucursal de narcolavado del Citicorp que representa el estanciero menemista Moneta.
El Exxel compró testigos en la investigación por el asesinato de José Luís Cabezas. El comodoro Juncadella, dueño de la empresa acorazada original, que luego vendería al grupo multinacional Prosegur, había hecho su fortuna en la dictadura militar y también estaba en la mira de la DEA.
De Narváez, asociado con Biolcatti en el predio de La Rural y con Macri en las futuras construcciones, hizo pie en Palermo gracias a un préstamo sin garantía otorgado por el padrino Duhalde a través del Banco Provincia, 30 millones de dólares no restituidos al Estado por un terreno de propiedad pública valuado en 300 millones de dólares que Menem había entregado a su amigo Crotto –otro de los socios– como si fuera su patrimonio particular. Habrá que investigar los nexos de la fortuna “familiar” de De Narváez con el CEI y otras tapaderas del narco, pero que los hay, los hay.
Una Argentina donde valga la pena vivir
Si no advertimos el cariz mafioso que pretende adoptar la política con estos personajes travestidos con lo peor de la Argentina, es porque nos hemos olvidado demasiado pronto, no entendimos, o nos perdimos en otras historias.
El mayor peligro no es que a los delincuentes se les ocurra armar un partidito político sino que pretendan nuevamente –ya lo vimos antes– apropiarse de las esperanzas de las mayorías para llevar al país a otro callejón sin salida.
Algo singular debe estar sucediendo para que el gobierno reciba semejantes ataques con discursos tan disímiles, y se le reclame consensuar lo que no se puede consensuar, el aceite y el vinagre.
Si esta oposición política hace lobby para los grupos económicos, asumamos lo que somos, claro y fuerte: somos lobbistas vocacionales de la emancipación, no nos compran el corazón.
Por eso, es hora de poner sobre la mesa el factor humano, jugando el cuerpo, las ideas, la voluntad y la decisión. Es que con aquella gente tenemos algo personal. De otro modo se habrá perdido una oportunidad, esta que ahora hay que defender con el voto. Y la historia es tacaña en oportunidades.