"Meterse en el feminismo es algo así como empezar a usar anteojos. Siempre uso esa analogía. Cuando salí de la óptica y me los puse por primera vez, caminé por la calle Corrientes y vi carteles que nunca había visto, pude ver el contorno bien nítido de los edificios, los títulos en las librerías. Las luces tenían límites circulares, las personas rostros únicos. Y así me pasó con el feminismo"