La opacidad del comercio exterior en nuestro país empieza ocupar los debates públicos. Desde diferentes organizaciones sociales, políticas y gremiales, se viene impulsando diferentes iniciativas para arrojar luz sobre las maniobras con las que se opera en el sector. Para profundizar más sobre este tema, conversamos con Mempo Giardinelli, escritor, periodista e integrante de la Mesa Coordinadora por la Defensa de la Soberanía Nacional sobre el Rio Paraná y el Canal Magdalena.
Una de las particularidades del actual ciclo político es la recurrente emergencia de los conflictos en torno al comercio exterior en nuestro país y la escasa decisión respecto al direccionamiento de una política soberana para el sector. Esto se suma al creciente malestar de diferentes organizaciones en todo el país por el creciente grado de arbitrariedad con la que estas empresas operan en nuestras aguas nacionales, siendo destinatarias de acusaciones de evasión fiscal y promoción de un mercado negro de exportaciones. Disparado primero por el fallido intento de intervención y expropiación de la empresa Vicentin SAIC, las discusiones se centraron en la posibilidad de al menos contar con una rendija desde el sector público para observar los movimientos y vínculos entre las principales empresas cerealeras y colocadoras de grano. La polémica con el sector sostuvo relevancia por las idas y vueltas en torno a las licitaciones por el dragado y balizamiento la Hidrovia Paraná – Paraguay, contratos que perfilaban la continuidad de esta gestión en manos de empresas extranjeras. En la actualidad, estas licitaciones se encuentran frenadas tras varios procesos impugnación. En el centro del debate se encuentra el decreto presidencial 949/20, firmado el 26 de noviembre de 2021 y que habilita estos procesos de licitación para obras de peaje entre el kilómetro 1.238 del Río Paraná y el kilómetro 239 del canal de Punta Indio del Rio de la Plata. Desde la primera licitación, allá por la década del 90’, la concesión esta mano de la empresa belga Jan de Nul, que controla áreas portuarias a ambos lados del delta del Plata. A este entramado de multinacionales extranjeras se suman ADM, COFCO, Bunge, Cargil, Dreyfus, Viterra y Vicentin.
El concepto de “Hidrovia” también ha sido blanco de fuertes controversias en materia ambiental, donde diversas organizaciones han manifestado un claro rechazo a esta noción, que se avoca solo al carácter comercial del Rio Paraná, desdeñando su rol como ecosistema humedal y medio de subsistencia de decenas de miles de familias de la economía social.
El pasado 23 de junio un conglomerado amplio de organizaciones llevo adelante la que han dado en llamar “Caravana por la Soberanía”. La misma se inició en la Legislatura Bonaerense en la ciudad de La Plata, tomando como punto de encuentro al Monumento a la Bandera en Rosario para luego terminar con una movilización a la Bolsa de Comercio de esta ciudad, a la cual han caracterizado desde la Mesa como “una de las sedes del poder concentrado que acapara el comercio exterior de los argentinos en beneficio de un puñado de empresas multinacionales”. La movilización conto con la adhesión de referentes de la talla de Ignacio Monzón, Secretario General de FESTRAM y de la CGT San Lorenzo; Matilde Bruera, Legisladora provincial por el FdT y Hugo Yasky, Secretario General de CTA. A continuación conversamos con otro de sus referentes, Mempo Giardinelli.
- Desde hace unos años venís participando de la Mesa Coordinadora por la Defensa de la Soberanía Nacional sobre el Río Paraná y el Canal Magdalena ¿Cómo se conformó este espacio y que sobre objetivos trabajan?
Este espacio se conformo a partir de una idea que tuvimos algunos compañeros que íbamos coincidiendo en la defensa de la soberanía sobre el río, sobre el canal Magdalena y demás. No todos nos conocíamos, algunos si éramos compañeros de ruta, otros se fueron incorporando. Hoy somos doce, que somos quienes estamos firmando los documentos que han salido públicamente. El objetivo es recuperar la soberanía nacional sobre el Rio Paraná, el canal Magdalena, el río de la Plata y en general nos preocupan todas las pérdidas de soberanía que la Argentina ha tenido en los últimos 40 o 50 años. Entre los militares y Menem fue un desastre lo que hicieron. Estamos trabajando sobre eso, somos una docena de ciudadanos insospechables de nada malo, simplemente operadores por amor a la patria y porque pensamos que la Argentina merece un destino mejor. Así se conformó.
- Cuando se habla hoy sobre Soberanía Nacional ¿Qué es lo que está en debate?
Cuando se habla sobre Soberanía Nacional lo que está en debate es toda la definición política de la República Argentina. La Argentina nació con muchos problemas en su independencia, primero con España, después con los ingleses, los franceses, después los norteamericanos con una constante amenaza de Inglaterra. Es decir, cuando hablamos de soberanía nacional hablamos de recuperar todos los bienes comunes, las riquezas nacionales que son nuestras: la tierra, la pampa, la montaña, el mar, las aguas, el subsuelo que es riquísimo. La Argentina tiene oro en el subsuelo, tiene plata, tiene cobre, tiene petróleo, tiene litio. Todo eso es parte de la soberanía nacional porque pensamos que todo eso tiene que estar en función del pueblo argentino. Se escucha que la argentina tiene capacidad para producir alimentos para 400 millones de habitantes del mundo, pero acá tenemos 40 millones que están ahí temblequeando y de los cuales por lo menos 25 o 30 están con hambre. Eso es un absurdo total. La soberanía nacional tiene que ver con esto, que es lo que está en debate.
- Leí algunas notas tuyas y me surge una duda ¿Cómo podría impactar en el comercio exterior la construcción del Canal Magdalena? ¿Cómo aportaría a un robustecimiento de la soberanía nacional?
El canal Magdalena es elemental. La Argentina hoy en día no tiene comercio exterior a través de sus aguas. El comercio exterior no es argentino, es de 25 o 30 compañías todas multinacionales que han ocupado el río, que se han apropiado del Río Paraná, que están avanzando sobre el Río de la Plata, que impiden que se haga el canal Magdalena, que no es construirlo o hacerlo, es un canal natural que ya existe pero que hay que prepararlo, hay que dragarlo, hay que balizarlo – ya que tiene una capacidad extraordinaria – porque además es el canal que une las aguas dulces de la Argentina con las aguas saladas del mar territorial argentino y del océano Atlántico. A ver, lo ejemplifico: un barco que salga de Comodoro Rivadavia y quiera ir a Rosario tiene que ir a Montevideo a un puerto que es inglés y belga –esta concesionado por 60 años creo-, allí tiene que pagar impuestos, estacionamiento, tasa, tiene que pagar el personal de mantenimiento. Un disparate lo que tiene que pagar. Todo esto para volver a entrar a la Argentina. No tenemos vía directa para esto, en cambio si tuviéramos listo el Cana Magdalena ese barco no paga nada, no sale de aguas argentinas y llega completamente como salió a su destino. Lo mismo un barco que salga de Corrientes que quiere ir a Puerto Deseado, que quiere ir Mar del Plata, a Bahía Blanca o a Puerto Madryn. Ese barco hoy tiene que salir vía un canal que se llama Punta Indio, que es un canal muy inferior al Magdalena y que no es completamente argentino. Es un canal uruguayo, ósea británico. Desgraciadamente, Uruguay es un pais al que amamos, es nuestro hermanito, pero en toda esta materia está gobernado por Inglaterra. Para nosotros, en ese sentido esa es la cuestión sobre la cual nosotros tratamos de robustecer la soberanía nacional promoviendo que con el canal Magdalena –que ya fue aprobado por el Congreso, que figuro en el presupuesto del año pasado–, lo que hay que hacer es hacerlo. Es una decisión política y el gobierno nacional no está tomando esa decisión política, lo cual nos parece mal.