En la Argentina de éstos días es imprescindible seguir indagando en torno a la deuda externa y la situación del país, el FMI y los históricos reclamos de soberanía. El profesor Julio Gambina, actual presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP), director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, IEF-CTA Autónoma, integrante desde 2016 de la Presidencia de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA) y miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, (CLACSO) durante el período 2006-2012, argumenta por qué la Argentina no solo no debería pagar, sino por qué no puede, y cuales son algunas de las vías posibles para avanzar en ese sentido, como investigar y auditar la deuda, y suspender mientras los pagos de los vencimientos para contar con los fondos necesarios para desarrollar la infraestructura necesaria para saldar la deuda interna.
El reclamo del “No pago de la Deuda Externa” supo ser bandera de organismos de Derechos Humanos y organizaciones sindicales, de partidos políticos e intelectuales, de artistas y movimientos sociales, al menos en los primeros años de la posdictadura, y no sólo de las izquierdas sino de una franja amplia de sectores. En la actualidad suele ser una consigna muy poco levantada en el arco político nacional y suele ser considerada como una bandera del pasado. ¿Qué pensás al respecto?
El debate central respecto de la deuda es si pagar o no pagar, y vos tenés razón cuando planteas la importancia de esa consigna del No paga de la deuda durante tantos años, sostenida por tantos sectores. Recuerdo que en 1985 Fidel Castro convocó en La Habana a un Encuentro Latinaomericano y del Caribe, e incluso mundial, para crear un Club de deudores, para plantear el no pago. Porque la deuda es impagable y de hecho es lo que dice el mismo presidente Alberto Fernández hoy en día cuando habla de renegociar. Renegoiar quiere decir: “no te puedo pagar ahora, te pago más adelante”, pero de fondo lo que está presente es que no se puede pagar. Obviamente, también están quienes dicen que las deudas se honran, pero la Argentina hoy no puede pagar esta deuda, o para pagarla debería hacer un ajuste grandioso: reducir el gasto público (salud, educación, jubilaciones) o incrementar los tributos. Esa es la línea de pagar. Después está el tema de qué pasa si no pagás. Y creo que hay que decirlo: tiene costos. Uno podría decir: “Argentina no paga y no pasa nada, ya pasó en 2001”.
¿No pasa nada en qué sentido?
Bueno, se liberaron recursos para reactivar la economía argentina en vez de pagar sus deudas. Estoy hablando de lo que se hizo en los años 2002, 2003, 2004, hasta el 2005 que se produce el canje de deuda, que tuvo tres años de gracia, así que recién en 2008 la Argentina empezó a pagar de nuevo. Así que, a priori, uno podría decir “no pasa nada”, pero eso no es concreto, no es real, porque cuando uno decide no pagar tiene que decir qué es lo que va a hacer ante esa situación. El gobierno actual está diciendo: “esto así, ahora, no se puede pagar. Hay que crecer y después pagar”. No es una consigna de no pago.
Sería una postergación…
Exactamente. De alguna manera está tirando la pelota para adelante. Dice: “dejame respirar, crecer, acumular, y después te pago”. En jerga futbolística sería patear la pelota fuera del área, sacar el peligro de gol del adversario”. ¿Podés entonces no pagar? Claro que sí, pero tenés que saber que esa decisión te coloca en una confrontación con los poderes económicos locales e internacionales. Porque el sistema financiero, el sistema económico mundial está dominado por entidades bancarias y no bancarias y por los gobiernos de los países capitalistas más desarrollados, por eso cuando uno mira la gira del presidente ve que fue a Alemania, a Francia, a Italia. ¡Al Vaticano!, que más allá de la religiosidad es un poder mundial. Y en simultáneo con esa visita, el embajador argentino en Estados Unidos presentaba sus credenciales ante Trump, que más allá de ser el presidente norteamericano es quien manda en el Fondo Monetario Internacional, quien les dijo que cuenten con Estados Unidos dentro de las discusiones del Fondo. Así que si el país decide no pagar se va a tener que enfrentar a todos esos poderes. Para que quede claro: es lo que le pasa a Cuba, que todos nosotros admiramos, por su educación, su salud, que lleva adelante a pesar de un bloqueo genocida. Hoy Cuba, por ejemplo, ayuda a China con vacunas para el Conatovirus. Una Isla de 11 millones de habitantes, que no incide en al economía mundial y permanece bloqueada desde hace décadas, acechada por las multinacionales farmacéuticas, termina siendo quien, con todo su desarrollo tecnológico y de investigación sanitaria, contribuye a combatir esa epidemia que está afectando a la economía mundial. Porque no olvidemos que China es el principal socio comercial de muchos países del mundo, el comercio internacional se ha visto profundamente afectado. Incluso la Argentina misma comenzará a tener problemas, porque se van a paralizar embarques, de acá para China y de China para nuestro país. Y digo Argentina porque es en donde estamos, pero es un problema mundial, ya que China es la principal fábrica del mundo.
¿Entonces? Con ese panorama puede resultar difícil pensar en el No pago…
Creo que se puede y se debería decir No al pago de la deuda, porque pagarla no es viable. ¿Cómo se llama acaso la Ley aprobada por el Parlamento? “Ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda”, eso votan, tanto el kirchnerismo como el macrismo, porque salvo los dos diputados del FIT, todo el resto votó eso. Es decir, el planteo tiene que ser claro: no es sostenible la deuda. Y eso implica asumir que te van a hacer un boicot.
Sí, pero Argentina no es Cuba, en el sentido de su infraestrutura económica, ¿no?
Por supuesto. Su capacidad de producir alimentos, y energía, sus recursos son otros, claro. Pero lo que no vas a tener son capitales del mundo que te ayuden a desarrollarte. Pero bueno, como dijo Cristina Fernández hace poco en La Habana, en la Feria del libro en la que participó, habrá que ver que sea el Estado el inversor. Claro, uno puede preguntarse: el Estado argentino, ¿tiene con qué invertir? Y yo te pongo un ejemplo: en la Ley de soberanía, la primera que aprobó este gobierno, se dispone que el Banco Central le seda más de 4.500 millones de dólares al ministerio de Economía para pagar deuda. El Estado argentino podría disponer de ese dinero para otra cosa, para inversiones por ejemplo. Pero sino, si usás como se está usando ese dinero para ir pagando los vencimientos de deuda, sea nacionales o provinciales, como pasó con Kicillof en Buenos Aires, que lo apretaron y pagó, y les dijo a los docentes que lo que les iba a pagar en febrero se los pagará en marzo. En fin, tengamos confianza en que se los va a pagar en marzo. Con esto te quiero decir que esa consigna, tan vigorosa en los años ochenta, de No pago de la deuda, hoy está deteriorada.
En la actualidad se habla más de “auditar” la deuda, ¿no?
Claro, desde la Autoconvocatoria que formamos parte, por ejemplo, se habla de “suspensión de los pagos y auditar la deuda”, porque la idea es investigarla, ver qué partes son legales, cuales con ilegítimas, qué parte es deuda odiosa. Y eso es muy importante, porque mucha gente cree que deuda odiosa es aquella que tomó un gobierno dictatorial, pero no. La teoría de la deuda odiosa, que viene de la década del 30 del siglo XX, sostiene que es odiosa toda deuda que no se contrae en beneficio del pueblo. Y de la deuda contraída por el gobierno de Macri se puede demostrar claramente que fue contraída para fugar capitales, no para construir escuelas, hospitales, infraestructura, nada. Eso por un lado, pero además, se dice que una deuda es odiosa cuando tanto el deudor como el acreedor saben que no se puede pagar. Y tanto Estados Unidos como el FMI sabían que la Argentina no podía devolver ese préstamos de 57 mil millones de dólares (de los cuales desembolsaron 44 mil), que el país no podía pagar, no que no quería, no podía, porque Argentina no fabrica dólares, así que tienen que salir del superávit comercial, que el país no tiene en volumen suficiente; de los dólares que ingresen por inversiones extranjeras y estamos en un momento de la economía mundial en donde eso no sucede y no va a suceder a no ser que se realice en el país una reforma laboral reaccionaria o tienen que venir nuevas préstamos, con los cuales pagas deudas viejas a costa de seguir hipotecando a la Argentina, ya no en su generación actuales sino en sus generaciones futuras. Con esta deuda odiosa estamos atrapados sin salida.
¿De allí la cuestión de investigar?
Sí, porque al investigar suspendés los pagos. Es una forma de no pagar. Porque lo que interesa es no pagar, y en todo caso, una investigación te permite decir: “de esta deuda pública argentina actual, que ronda los 350 mil millones de dólares, la parte que es legítima es ésta, el otro 60, 70, 80% no”; y sobre ese porcentaje renegocias. Ejemplo, de nuevo, Cuba. Uno de los acreedores de la deuda gigantesca de Cuba era Rusia, la Rusia de Putin inserta en el sistema capitalista mundial, no la Unión Soviética. Y Cuba logró renegociar una quita del 90% de su deuda. Y por el 10% a pagar ofreció que ingresaran inversiones rusas, y de esa producción se pagaba la deuda. Es decir: no pagar implicó generar condiciones soberanas de renegociación. Esto que te digo está muy lejos de lo que acontece hoy en la Argentina de Alberto Fernández, en donde se pueden ver algunos matices respecto de aquello que dijo Cristina Fernández en La Habana. Resumiendo te diría: lo que se haga no depende de una cuestión técnica sino política, ya que no pagar implica generar un consenso popular muy grande, porque no va a ser gratuito. Ante el No pago puede haber un boicot internacional, e incluso desembarcar tropas, lamentablemente, ya que el mismo día que se votó la Ley de Sostenibilidad de la deuda se aprobó que ingresen 5.000 Marines en el país. Y hay acuerdos previos, que ya no son de este gobierno sino del Estado argentino como tal, asumidos durante el gobierno anterior pero también en otros anteriores, que implican maniobras conjuntas. Y sabemos que donde intervienen fuerzas militares estadounidenses es porque hay intereses geo-estratégico para resolver la apropiación de las materias primas que necesita, sea petróleo, gas, agua o biodiversidad. En ese sentido está claro que Estados Unidos no apoyó a la Argentina sino el gobierno de Macri para que pudiera tener un período más, pero les salió mal la jugada. Y ante eso ahora el debate sobre qué hacer está abierto, y creo que es el pueblo argentino quien soberanamente tiene que decidir si pagar o pagar la deuda externa. Por eso hay que generar las condiciones para hacer una gran consulta popular al respecto, precedida de un inmenso debate. La opción es clara: o se le paga a los acreedores esta deuda ilegítima, ilegal, odiosa, o se les paga a los docentes, los trabajadores de la salud y jubilados lo que les corresponde, se generan condiciones de empleo, se resuleve el enorme problema habitacional que tiene este país y se termina con el 40% de pobreza. Ese es el dilema, y no hay que engañar: si haces eso no te van a aplaudir, sino que van a intentar boicotearte.