El fin del vecinalismo peronista

El Intendente de La Plata, Pablo Bruera, busca retroceder sobre sus pasos y rearmar su relación con la Casa Rosada luego de demonizar a Kirchner hace apenas un año. La candidatura de Guido Carlotto expresa al heterogéneo espacio K platense y amenaza al entramado de negocios y política local que sostienen en el gobierno al bruerismo.

Entre todas las particularidades políticas que tiene la ciudad de La Plata, una de las que más se destaca es la existencia de un vecinalismo de prosapia peronista.

En general, en la provincia de Buenos Aires los partidos políticos vecinales que gobiernan municipios son consecuencia de experiencias con origen en la Dictadura militar, o desprendimientos de la implosión política de la Alianza en 2001.

Dentro del primer grupo encontramos por ejemplo a los vecinalismos que gobernaron los municipios de Esteban Echeverría, Moreno y Tigre, todos liderados por ex Intendentes de la dictadura militar (Groppi, Aseff y Ubieto respectivamente).

Por su parte, entre los municipios gobernados por partidos políticos vecinales que aparecieron luego del estallido en el que terminó la Alianza UCR-Frepaso encontramos a Morón, San Martín y Vicente López, entre otros (Sabbatella, Ivoskus y García respectivamente).

Lo del vecinalismo peronista es, definitivamente, un invento platense que, como tal, complejiza cualquier análisis que se quiera hacer de la realidad política local.

La complejidad aumenta si se pretende, además, analizar la relación de la política platense con el kirchnerismo, dado que el vecinalismo en cuestión fue un subproducto del kirchnerismo que lentamente fue tornando hacia un lugar de indefinición respecto de su relación con el Gobierno Nacional.

Por más que ahora se intenten suavizar los efectos de la distancia, lo real es que allá por febrero de 2010 (parece una eternidad, pero fue hace poco más de un año) Pablo Bruera encabezó un acto en el Luna Park en el que lanzó todo tipo de diatribas contra Néstor Kirchner, a quien por entonces consideraba lisa y llanamente un “piantavotos”.

El tiempo fue pasando, las aguas se fueron calmando, y con la recuperación de la imagen política del ex presidente, el bruerismo volvía sobre sus pasos, justo cuando la muerte de Kirchner sacudió al país y dio vuelta el escenario político.

A partir de allí, el vecinalismo platense ya no supo qué hacer y comenzó a tender puentes de manera desesperada con la Casa Rosada, para intentar recomponer una relación que había comenzado a deteriorarse durante la campaña electoral de 2009 (Kirchner jamás les perdonó a los Bruera el “ocultamiento” que hicieron de su figura durante los meses previos a la elección), agravada por el corte de boleta que impulsó el Frente Renovador Platense en los comicios que el kirchnerismo finalmente terminó perdiendo.

Si bien el contexto actual no está signado por la hostilidad que existía hace un año, lo cierto es que faltando tres meses para las internas abiertas y simultáneas de agosto, el bruerismo no tiene asegurada la posibilidad de acompañar la boleta de la candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Un problema no menor, si tenemos en cuenta que la intención de voto de la Presidenta casi que duplica a la del Intendente de la capital provincial (40-25, según el promedio de las diferentes encuestas).

¿Quién es, hoy por hoy, “EL” candidato de Cristina en La Plata? El senador provincial Guido “Kibo” Carlotto, que ha logrado destacarse como el emergente del heterogéneo espacio kirchnerista platense.

“Logramos lo que hasta no hace mucho parecía imposible: convencer a todos los compañeros que la defensa del Proyecto Nacional está por encima de cualquier dirigente”, le confió a Revista ZOOM un dirigente del kirchnerismo platense con oficinas en la Capital Federal.

En este sentido, la candidatura de Carlotto no significa un “encolumnamiento” automático detrás de su figura, sino que es la expresión del consenso que se logró tras la unidad político-electoral lograda hace unos meses por los principales dirigentes del kirchnerismo local: Julio Alak, Emilio Pérsico, Carlos Castagneto, Ariel Pasini y el propio Carlotto, entre otros.

Este jueves, en una cena que se va a realizar en el Sindicato del Personal Mensual del Hipódromo, se va a anunciar formalmente la candidatura de Carlotto a Intendente Municipal, con la presencia de todos los dirigentes mencionados anteriormente y sus agrupaciones, más la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista (CNSP) y el sector de la CGT local que forma parte de este espacio.

El acuerdo político se encuentra en un estadio de maduración tan importante, que incluso hasta ya se habrían consensuado dos temas cruciales para seguir adelante en el armado que pretende arrebatarle la Intendencia al bruerismo:

1- La candidatura a primer concejal de Isidoro “Goyo” Harispe.

2- La apertura del diálogo con fuerzas políticas del kirchnerismo no peronista, para integrarlas a la lista de unidad (tal es el caso del sabbatellismo, por ejemplo).

El Poder detrás del Poder

Quienes construyen una alternativa genuinamente kirchnerista al vecinalismo gobernante tienen muy en claro una cuestión: no es a Bruera a quien hay que derrotar, sino a su mentor político, Raúl Kraiselburd.

El dueño del Grupo Multimedia “El Día” es el verdadero sostén político del bruerismo, gracias al paraguas mediático que le ofrece desde su incontable cadena de diarios, radios y canales de televisión que existen en la Ciudad y son de su propiedad.

A cambio del apoyo que le brinda desde su pequeño imperio, Kraiselburd, un apologista de la última dictadura militar, ha sido beneficiado con jugosos contratos provenientes de la administración pública municipal, no solo en lo referido a pauta publicitaria, sino también con cuestiones referidas a la reforma del Código de Ordenamiento Urbano (basada en la excepción para la construcción de barrios cerrados en la zona frutihortícola); el transporte público, y el estacionamiento medido en playas subterráneas.

La influencia de Kraiselburd en el Gobierno Municipal llega a tal punto que dos de los funcionarios más importantes del Gabinete bruerista fueron designados directamente por él: el Secretario de Gestión Pública, Jorge Campanaro, y la Secretaria de Modernización y Desarrollo Económico, Alejandra Sturzenegger.

En la actualidad, estos dos funcionarios se encuentran trabajando en darle un marco legal que garantice el último capricho de Kraiselburd: la creación de un Cementerio privado con Crematorio incluido.

Electoralmente, las chances de la candidatura de Carlotto están intactas, con lo cual el gran obstáculo a vencer es este entramado de negocios y política local que sostienen en el Gobierno local al bruerismo.

Si no se logra desactivar el “factor Kraiselburd”, ni el mejor armado electoral podrá dar vuelta la historia.

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