Yolanda Ortiz pionera argentina en la lucha por el medioambiente

Tucumana de nacimiento, Yolanda Ortiz se licenció en química y más tarde le otorgaron una beca para estudiar en La Sorbona (Francia), donde se doctoró. Fue la primera medioambientalista argentina, la primera funcionaria argentina en la materia (bajo el gobierno de Perón), y trabajó con los barrios más vulnerables.

¿Quién fue Yolanda Ortiz? Su nombre no es conocido, pero su labor ha quedado como legado de nuestra historia. Fue una mujer que marcó los primeros pasos de las luchas medioambientales en Argentina, pero que, por algún artilugio de la historia, su figura no es de público conocimiento. También fue la primera en Argentina y Latinoamérica a cargo de una secretaría, la de Recursos Naturales y Ambiente Humano dentro del Ministerio de Economía, creada durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón. Fue pionera en su materia pues advirtió en la década de los setenta sobre la problemática del medioambiente, y dedicó su vida a intentar aportar soluciones.

Su historia es muy particular, y para poder profundizar en ella, ZOOM entrevistó a Sandra Carlino, quien fue directora nacional de Evaluación Ambiental de una secretaría dentro del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y estuvo a cargo de la unidad de gestión ambiental del SENASA. Durante los noventa conoció personalmente a Ortiz, trabajando en las actividades ambientales, en disertaciones sobre el trabajo rural y el modelo de soja.

Yolanda, nacida en 1926, emigró durante su juventud desde Tucumán a la Capital Federal, donde sostuvo la militancia como su eje. Realizaba trabajo social en villas de emergencia y allí fue donde descubrió su vocación al entrar en contacto con las condiciones de vida de las personas que habitaban estos asentamientos y sus ambientes de trabajo. Ella se propuso transformar sus precarias condiciones de vida en dignidad. Y decidió estudiar química para poder mejorar el estado insalubre de aquellos lugares. Durante su vida sostuvo que el paradigma de desarrollo de su tiempo tenía inscripto en su interior el fracaso, al destruir la naturaleza y la sociedad. Yolanda Ortiz falleció en 2019.

El pensamiento detrás de un discurso ambientalista

Sandra Carlino nos cuenta que Yolanda consideró que transformar la relación con el medioambiente traería aparejado el cambio de la calidad de vida de las personas en situaciones más vulnerables. Las problemáticas ambientales para ella eran, primero, cuestiones económicas. Y planteaba que, sin superar la pobreza no se podría lograr un desarrollo sustentable. Y sin políticas soberanas, tampoco. Era necesario alcanzar armonía entre la producción y el medioambiente, pero para que ello ocurra, debía suceder primero algo más profundo, una transformación mental de la sociedad.

En palabras de Sandra: “Recuperar el discurso de Yolanda es importante para un sano movimiento ambiental argentino, un ambientalismo popular que discute las cuestiones globales y las reinterpreta para la situación local. Ella llevaba un estilo de vida acorde con el ambientalismo, y eso implicaba, por ejemplo, no ser consumista, vivir austeramente, pensar más en ser y no en tener”.

La crisis climática afecta las condiciones de vida de las personas más vulnerables, pues son ellas las que habitan los sitios más perjudicados por los desechos y venenos. Es bien sabido el impacto que tienen los agrotóxicos en la salud de los pueblos cercanos a los campos sojeros, y las condiciones de vida insalubres de los asentamientos vecinos a los basurales bonaerenses. El ideario de Yolanda, justamente, pensaba el medioambiente desde la Argentina, e intentaba atender las situaciones locales que no sólo afectaban las vidas no humanas, como la flora y la fauna, sino también la existencia de las personas que tienen voces que no resuenan y se olvidan.

Abordando ahora su labor al interior del tercer gobierno peronista, la tucumana no sólo es destacable en su quehacer ambiental, sino en lo simbólica que es hoy su figura también para las luchas feministas.

Fue estudiante universitaria en los años cuarenta, época en donde ver a una mujer en este tipo de instituciones era una rareza; también durante su gestión tuvo que lidiar con estar a la cabeza de tres subsecretarías –Parques Nacionales, Minería y Recursos Hídricos—, lideradas por hombres que no se sentían particularmente orgullosos de tener al mando a una mujer. Además, por estar su secretaría dentro del Ministerio de Economía, Yolanda tuvo que enfrentar muchos prejuicios a la hora de promover sus políticas. A modo de ejemplo, una de las medidas más conflictivas que quiso llevar adelante fue intentar que las empresas se hicieran cargo de sus “externalidades”; o sea, los desechos. Yolanda buscaba que las empresas no vertieran sus residuos en el Río de la Plata o suburbios rurales, tanto por el medioambiente como por la gente que habitaba estas zonas. Desafortunadamente, los funcionarios de Economía rieron más de lo que escucharon, y la contaminación del Riachuelo aumentó a gran escala.

Al respecto, Sandra dijo: “Lamento no haber tomado registro de su pensamiento, que a nadie de los que la rodeábamos se le haya ocurrido. No escribió y dejó pocos apuntes de docente. Pero lo que a mí me inspiró profundamente para dedicarme a esta profesión fue el capítulo “El ámbito ecológico”, del libro de Perón: Modelo argentino para el proyecto nacional. Perón tuvo intelectuales que colaboraron con él en la redacción de ese libro, y te aseguro que ese capítulo es de ella”. Entre los trazos invisibles que dejó Yolanda dentro de la política argentina, sin ser ella peronista, un texto que fue fundante de su pensamiento es el “Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo”, también de Perón.

En tal sentido, Sandra Carlino se atreve a contarnos una hipótesis personal: “Yolanda era muy humilde para decirlo, pero yo creo que ella participó en ese discurso. Ya lo conocía a Perón, estaba en la Sorbona en esa época. ¿Si no de dónde sale Perón con todo eso? Lo mismo se vuelve a repetir, pero más ampliado, en el Modelo Argentino”.

Los brotes que nacen de la obra

Una de las primeras medidas que llevó a cabo Yolanda durante el tiempo que trabajó en la Secretaría fue un convenio con el Ministerio de Educación, porque para ella el cambio era principalmente mental. Buscaba lograr que hubiera una toma de conciencia por parte de la sociedad para que pudieran ver que lo que se hacía con el medioambiente impactaba en las vidas humanas. Yolanda Ortiz vio la urgencia climática en un momento en que sus consecuencias no eran tan palpables como lo son hoy en día, ella lo vio en los quiebres, en las vidas marginales, en las pequeñas fisuras climáticas y sociales que ya prometían en ese momento el desastre.

Decidió promover la educación porque desde ahí se podía reflexionar sobre los hábitos y la visión de desarrollo de la sociedad para lograr cambiarlos. La gestión actual del gobierno sancionó durante 2020 en honor a Yolanda la “Ley Yolanda”, que se propone garantizar la formación de las personas que se desempeñan en la función pública en ambiente, desarrollo sostenible y el entendimiento de la problemática del cambio climático. Una Ley alineada con su pensamiento, que genera mayor conciencia en las personas que deben legislar y ejecutar las leyes que resguarden la relación entre sociedad y medioambiente.

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