Un gobierno fuera de control

Si la semana pasada decíamos que el jefe de gobierno porteño debiera tomarse licencia por las derivaciones judiciales de las escuchas ilegales, hoy seguimos sosteniendo que esa licencia es imprescindible. Por aquellas razones y también por la seguridad en todo sentido del ciudadano de a pie de esta ciudad.

El derrumbe del gimnasio en Villa Urquiza que dejó 3 muertos y varios heridos puso en evidencia lo que muchos grupos de vecinos vienen reclamando hace rato: que se construye en los barrios sin ningún cuidado ni planificación. Es cierto que este fenómeno, producto de la explosión inmobiliaria, viene desde épocas anteriores a que el macrismo administrara la Ciudad. También es indudable que la filosofía que lo mueve (y consolida las perversiones de un sistema que pone en riesgo a los vecinos) responde a una lógica muy PRO: el Estado atado de manos para controlar, la iniciativa privada libre a sus anchas en busca de mayor rentabilidad.

Nunca se ha visto algo igual. Un gobierno tan ineficiente y con tanta incapacidad para hacerse cargo de sus errores como maníaco para tirar y desparramar culpas para todos lados. La matriz siempre es la misma. Un sistema de amigos extraídos del Colegio Newman (imperdible esta nota de Juan Forn sobre los Newman Boys) o del club Boca Juniors, de donde salieron o por donde pasaron el recién despedido Oscar Ríos, Ibarra, el «Fino» Palacios y siguen las firmas…

Este iba a ser el gobierno más eficiente e impoluto de la historia, porque eran empresarios ricos que ya no tenían necesidad de robar (más) e iban a demostrar su capacidad de gestionar. No solo no han demostrado ser honestos. Peor aun, su capacidad de gestionar es nula. Y de gobernar, ni hablemos. Porque ellos creen que gestionar es gobernar, pero esa distinción es un matiz demasiado complejo al parecer para los gerentes del PRO.

Macri debe estar esperando que Durán Barba le dé nuevos consejos mágicos. Dudo que esta vez pueda decirle, como con el procesamiento por las escuchas telefónicas, que “a la gente este tema le importa un carajo”. Menos mal que Macri no dijo que la culpa del trágico derrumbe la tenían el malvado K y su gobierno, que todo el tiempo están conspirando contra él.

A este ritmo, Mauricio no solo no llega a la presidencia de la Nación: la reelección a la jefatura de gobierno empieza a ser una alternativa oscura y hasta los gobiernos locales de las comunas le van a quedar grandes. Tal vez sea hora de regresar a la empresa de papá, donde siempre se le puede echar la culpa a los empleados por las ineficiencias personales. Aunque, no… tampoco creo que por ese lado se las vea tan fácil.

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