Sergio Palazzo: «Esto tiene que continuar con la declaración de un paro nacional»

Entrevista al secretario general de La Bancaria: repercusiones de la Marcha Federal, el rol de la CGT y lo que viene
Juano Tesone | Clarín
Sergio Palazzo junto a Hugo Yasky, Pablo Micheli y Roberto Baradel en la Marcha Federal | Foto: Juano Tesone | Clarín

Sergio Palazzo es el secretario general de La Bancaria y el principal referente de la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT. Dirigente de extracción radical aunque con un discurso que retoma las banderas del yrigoyenismo en clave de nacionalismo popular, Palazzo logró el respaldo de figuras reconocidas en el movimiento obrero –como Horacio Ghillini de Sadop o Héctor Amichetti del sindicato gráfico que supo conducir el recientemente fallecido Raimundo Ongaro- para convertirse en la cara visible del sector combativo del sindicalismo peronista. En la Marcha Federal convocada por las dos CTA, Palazzo caminó en la cabecera de la columna de la Corriente Federal: su creciente protagonismo lo convirtió en el destinario de saludos y muestras de reconocimiento.

 

La Bancaria fue uno de los sindicatos que encaró sin oscilaciones un duro conflicto con la gestión macrista: logró revertir despidos, aunque para eso también tuvo que enfrentar un episodio de represión y choque callejero con la Policía Federal y la Gendarmería justo el mismo día en que Mauricio Macri daba inicio a las sesiones ordinarias del Congreso: el 1° de marzo. “Esto tiene que continuar con la declaración de un paro nacional, con un plan de lucha por parte de todas las centrales de trabajadores para ponerle un freno a las políticas de Macri”, aseguró Palazzo en diálogo con Zoom durante un alto de la movilización que atravesó la ciudad de Buenos Aires.

 

Pocos días después del congreso de la CGT la Corriente Federal de los Trabajadores decidió sumarse a esta Marcha Federal. Esto puede ser interpretado como un gesto de unidad pero también como la búsqueda de fortalecer la organización sindical de las protestas contra las políticas de ajuste. Después de esto sólo queda hacer el paro nacional, ¿no?

 

Nuestro objetivo hoy es darle respuestas a los trabajadores que representamos y al conjunto del movimiento obrero que reclama que este gobierno termine con las políticas de ajuste que han implicado disminuciones salariales por vía de la inflación, pérdida de puestos de trabajo reconocida por el propio Ministerio (de Trabajo) y que supone más de 100 mil trabajadores sin empleo, con una industria nacional que se ve afectada por la libre importación y contra un ajuste tarifario salvaje. Esta es la primera responsabilidad y por eso estamos en la calle. Y, seguramente, esto tiene que continuar con la declaración de un paro nacional, con un plan de lucha por parte de todas las centrales de trabajadores para ponerle un freno a las políticas de Macri, que hasta ahora han traído un desmejoramiento de la calidad de vida de los argentinos.

 

Uno recuerda la Marcha Federal de 1994 y al año siguiente Carlos Menem ganó las elecciones. La lucha social y sindical no necesariamente se traduce en después en un triunfo político. ¿Qué posibilidades tenemos de acortar el ciclo de la derecha en el continente, que tras la destitución de Dilma Rousseff amenaza con ser largo?

En principio hemos ganado tiempo. Aquella Marcha Federal se hizo después de cuatro o cinco años del gobierno de Menem. Acá a los ocho meses estamos saliendo a la calle. Es la primera enseñanza que nos dejaron los ’90. No darle tiempo a la derecha. Lo segundo: toda situación tiene que venir por la vía democrática. Nosotros no somos golpistas. Y creemos que a partir de la lucha del movimiento obrero y de los trabajadores en la calle hay que empezar a conformar un frente con todos los sectores agredidos por este modelo para luego confrontar en las urnas y terminar con este modelo a través de esa vía.

«Aquella Marcha Federal se hizo después de cuatro o cinco años del gobierno de Menem. Acá a los ocho meses estamos saliendo a la calle. Es la primera enseñanza que nos dejaron los ’90. No darle tiempo a la derecha»

No sólo la Corriente Federal de los Trabajadores también otros sindicatos de la CGT, como Camioneros, participan de la Marcha Federal. ¿Eso puede ser un gesto de parte de esos sindicatos de hacer una corrección de sus posiciones? Porque siempre que el peronismo ha estado fuera del Estado nacional en el movimiento obrero han convivido una posición más negociadora y otra más programática, más ideológica, de resistencia al ajuste. Le pregunto puntualmente por Hugo Moyano, por ejemplo.

En el caso de Moyano, los Camioneros hoy están acá presentes lo que es una clara muestra de que en la CGT no hay un pensamiento único de que hay que darle tiempo al gobierno. Que los Camioneros se expresen con el peso que tiene un gremio del Transporte de esa envergadura es importante. Lo segundo es dar la discusión y el debate en todos los ámbitos de la CGT para que sea la propia central madre la que decrete un paro nacional y entienda que no hay que darle (a Macri) más tiempo político porque cada minuto que pasa es un trabajador con un empleo menos, con menos salario y con una familia en problemas. En cuanto a las opciones que toma la dirigencia sindical estando o no el peronismo en el poder, pasan a ser cuestiones secundarias hoy, porque son los trabajadores los que están en la calle y son los que van a terminar imponiéndole a la dirigencia, aunque no quiera, una medida nacional y la necesidad de que se pongan al frente de la lucha.

 

En los años ’60 existía la CGT de los Argentinos y estaba la otra CGT. Los tiempos de Augusto Vandor. Uno de los mitos con base real de aquellos años es que Juan Carlos Onganía ‘había comprado’ a una parte del movimiento obrero con la administración de las obras sociales. Macri acaba de concretar el pago de un dinero atrasado -que seguramente el gobierno anterior tendría que haber ejecutado esos pagos con más velocidad- pero también vuelve aquel prejuicio que sostiene que una parte de los dirigentes del movimiento obrero tiene posiciones más lentas y negociadoras no por posiciones ideológicas sino por intereses económicos.

Si alguno ha tenido esa visión y cree que es así seguramente se va a dar de bruces con la realidad porque el acuerdo por obras sociales es un engaña pichanga, como se diría en el barrio. Porque la plata que se va a pagar tiene que ver con expedientes atrasados que las obras sociales ya han pagado y lo que está haciendo el gobierno es financiándose con la plata de los trabajadores. Lo segundo, hay una expoliación de 8000 millones de pesos que se le sacan a las obras sociales para mejoramiento del hospital público: eso es responsabilidad del gobierno, el mejoramiento de los hospitales públicos, y no de las obras sociales. No obstante ello, creemos que puede ser un aporte de los trabajadores registrados hacia nuestros compañeros que no están registrados en obras sociales. Y sobre el resto del dinero, yo digo que es un engaña pichanga y que no va a cobrar nadie nada –para terminar con el mito de aquellos que creen que hicieron un gran acuerdo, sobre todo los negociadores de la CGT- porque es un bono a nombre de la Superintendencia de Servicios de Salud y no a nombre de las obras sociales, pagadero en el año 2020. Quiere decir: después de que se vaya este gobierno, el que viene, tendrá que pagarse un bono a sí mismo porque el bono es a nombre de la Superintendencia de Servicios de Salud, no de las obras sociales.

“Los Camioneros hoy están acá presentes lo que es una clara muestra de que en la CGT no hay un pensamiento único de que hay que darle tiempo al gobierno”

En los últimos días trascendió que usted estuvo reunido con la ex presidenta Cristina Fernández. ¿De qué hablaron? ¿Cómo fue la reunión?

Con ella hablo habitualmente, no es nada nuevo. Siempre he hablado, como con otros dirigentes. Con ella siempre he hablado y el trato siempre ha sido cordial, con distintos puntos de vista sobre lo que pasa en el país, sobre el movimiento obrero. Más que eso no tengo para decir.

 

Este es un gobierno que tiene un apoyo muy fuerte de los grupos económicos. Usted esto ya lo ha dicho varias veces. Pero también tiene el respaldo de un sector significativo de los grandes medios de comunicación, que intentan aislar a una parte del pueblo de quienes se movilizan en la calle. Eso puede ser bastante efectivo.

En primer lugar, el apoyo, la solidaridad y el compromiso militante de la Corriente Federal de los Trabajadores con todos los trabajadores que están en lucha, particularmente los que trabajan en medios de comunicación que se intentan silenciar con el poder del Estado. Por imperio de la decisión de los medios hegemónicos se intenta silenciar a los medios que tienen una opinión crítica sobre el gobierno. Segundo: es cierto que hay un blindaje mediático fenomenal sobre la gestión del presidente Macri que tiende a anular toda posibilidad de opinión en contrario, o por lo menos que no sea visibilizada. Lo que muestran son hechos de corrupción, condenables por cierto, y que merecen todo el castigo, pero eso no es la política ni lo que pasa en el país. Lo que pasa en el país es este pueblo movilizado y los trabajadores con necesidades. Podrán tapar el sol con una nube pero no lo podrán tapar con las manos. Y tampoco lo podrán tapar por mucho tiempo. Cuando el pueblo salga a la calle, cuando los trabajadores reclamemos como lo estamos haciendo hoy, con paz, con tranquilidad pero con mucha firmeza, los propios medios que hoy blindan a Macri son los mismos medios que le soltarán la mano buscando otro candidato que les garantice la calle. Porque hoy este gobierno no le está garantizando la calle: y eso significa no garantizarle los grandes negocios a estos grupos económicos.

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