Los Programas de La Falda y Huerta Grande

El Programa de La Falda, de agosto de 1957, y el de Huerta Grande, de junio de 1962, son los dignos antecedentes del Programa del 1º de Mayo, que en esa fecha de 1968 se publicó en el primer número del periódico de la CGT de los Argentinos.

El golpe de 1955 destruyó las conquistas sociales y políticas logradas por los trabajadores. Para resistir y luchar en contra del imperialismo y la oligarquía, el movimiento obrero realizó propuestas políticas, sociales y económicas, con el objeto de evitar la dispersión y neutralizar el discurso oficial.

La resistencia a los planes de la dictadura fue llevada a cabo por cuadros de segunda y tercera línea del peronismo junto a los dirigentes que estaban en la CGT Auténtica, como Andrés Framini (textiles), Dante Viel (estatales), y Natalini (Luz y Fuerza). En los años 1956 y 1957, la lucha por la recuperación de los gremios, intervenidos por los militares, se centró fundamentalmente en los sindicatos industriales.

La mayoría de esos nuevos dirigentes, como Sebastián Borro en el Frigorífico Lisandro de la Torre, eran peronistas del campo nacional y popular. La primera CGT Regional recuperada fue la de Córdoba, que el primero de julio de 1957 elige en Plenario General a Atilio López de UTA como Secretario General (CGT legal).

Pese al Estado de Sitio, las proscripciones y la cárcel para sus dirigentes más combativos, el Movimiento Obrero era un verdadero dolor de cabeza para Aramburu y compañía. El 27 de septiembre de 1957 cuarenta gremios recuperados convocaron a un multitudinario paro nacional.

En el marco de esa efervescencia política contra la entrega, la CGT de Córdoba convocó a un Plenario Nacional de Delegaciones Regionales y de las 62 Organizaciones, que se llevó a cabo en La Falda, Córdoba, donde se aprobó un programa obrero, basado en las grandes banderas históricas del peronismo.

El Programa de La Falda

Para la Independencia Económica:

a) Comercio exterior

Control estatal del comercio exterior sobre las bases de la forma de un monopolio estatal.

Liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación.

Control de los productores en las operaciones comerciales con un sentido de defensa de la renta nacional. Planifica¬ción del proceso en vista a las necesidades del país, en función de su desarrollo histórico, teniendo presente el inte¬rés de la clase laboriosa.

Ampliación y diversificación de los mercados internacio¬nales.

Denuncia de todos los pactos lesivos de nuestra independencia económica.

Planificación de la comercialización teniendo presente nuestro desarrollo interno.

Integración económica con los pueblos hermanos de Latinoamérica, sobre las bases de las experiencias realizadas.

b) En el orden interno

Política de alto consumo interno; altos salarios, mayor producción para el país con sentido nacional.

Desarrollo de la industria liviana adecuada a las necesidades del país.

Incremento de una política económica tendiente a lograr la consolidación de la industria pesada, base de cualquier desarrollo futuro.

Política energética nacional; para ello se hace indispensable la nacionalización de las fuentes naturales de energía y su explotación en función de las necesidades del desarrollo del país.

Nacionalización de los frigoríficas extranjeros, a fin de posibilitar la eficacia del control del comercio exterior, sustrayendo de manos de los monopolios extranjeros dichos resortes básicos de nuestra economía.

Soluciones de fondo, con sentido nacional a los problemas económicos regionales sobre la base de integrar dichas economías a las reales necesidades del país, superando la actual división entre «provincias ricas y provincias pobres”.

Control centralizado del crédito por parte del Estado, adecuándolo a un plan de desarrollo integral de la economía con vistas a los intereses de los trabajadores.

Programa agrario, sintetizado en: mecanización del agro, «tendencia de la industria nacional», expropiación del latifundio y extensión del cooperativismo agrario, en procura de que la tierra sea de quien la trabaja.

c) Para la Justicia Social

Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional, mediante la participación efectiva de los trabajadores en la elaboración y ejecución del plan económico general, a través de las organizaciones sindicales; participación en la dirección de las empresas privadas y públicas, asegurando, en cada caso, el sentido social de la riqueza; control popular de precios.

Salario mínimo, vital y móvil.

Previsión social integral: unificación de los beneficios y extensión de los mismos a todos los sectores del trabajo.

Reformas de la legislación laboral tendientes a adecuarla al momento histórico y de acuerdo al plan general de transformación popular de la realidad argentina.

Creación del organismo estatal que con el control obrero posibilite la vigencia real de las conquistas y legislaciones sociales.

Estabilidad absoluta de los trabajadores.

Fuero sindical.

d) Para la Soberanía Política

Elaboración del gran plan político-económico-social de la realidad argentina, que reconozca la presencia del movimiento obrero como fuerza fundamental nacional, a través de su participación hegemónica en la confección y dirección del mismo.

Fortalecimiento del estado nacional popular, tendiente a lograr la destrucción de los sectores oligárquicos antinacionales y sus aliados extranjeros, y teniendo presente que la clase trabajadora es la única fuerza argentina que representa en sus intereses los anhelos del país mismo, a lo que agrega su unidad de planteamientos de lucha y fortaleza.

Dirección de la acción hacia un entendimiento integral (político-económico) con las naciones hermanas latinoamericanas.

Acción política que reemplace las divisiones artificiales internas, basadas en el federalismo liberal y falso.

Libertad de elegir y ser elegido, sin inhabilitaciones, y el fortalecimiento definitivo de la voluntad popular.

Solidaridad de la clase trabajadora con las luchas de liberación nacional de los pueblos oprimidos.

Política internacional independiente.

Programa de Huerta Grande

La presión popular y la lucha obrera colocó en tiempo de descuento a la dictadura de Aramburu y Rojas. Así se dispuso llamar a elecciones con la proscripción total del peronismo, por lo que al movimiento nacional le quedaba la opción de votar en blanco o a alguno de los partidos autorizados como un mal menor. Ese fue el espacio ocupado por el desarrollismo y que dio origen a la tendencia integracionista dentro del sindicalismo (Eleuterio Cardozo); que será perfeccionada luego por Augusto Vandor.

En 1958 los peronistas se dividieron entre los que votaron en blanco y los que obedecieron la orden de Perón de apoyar a Frondizi, con quien había realizado un pacto (que incluía la devolución de la CGT y la sanción de una ley de asociaciones profesionales que respetara la estructura y principios del sindicalismo nacional). Cuando el nuevo presidente dejó en claro su política. el pacto estalló en mil pedazos. En esa coyuntura, en 1959, luego de una huelga general realizada por las 62 Organizaciones para apoyar la lucha de los obreros del frigorífico municipal Lisandro de la Torre en contra de su privatización, Frondizi lanzó el Plan Conintes que disparó una represión masiva de los trabajadores. La defensa de la Soberanía Nacional y la reconquista de la CGT fueron los objetivos planteados por el movimiento obrero, que se cristalizará en marzo de 1961 con la devolución de la central obrera.

Las elecciones de 1962 en la Provincia de Buenos Aires fueron de vital importancia ya que el peronismo logró un triunfo contundente, pese a las maniobras del gobierno y los colaboracionistas como Vandor. En esa ocasión fueron elegidos, entre otros, como gobernador, Andrés Framini (textiles), y como diputados Sebastián Borro (Frigorífico Nacional), Jorge Di Pascuale (Farmacia), Roberto García (Caucho), Eustaquio Tolosa (Portuarios).

Los militares volvieron a dar la espalda al pueblo. Primero presionaron para anular las elecciones y luego derrocaron a Frondizi, pero sin tomar directamente el gobierno, que quedó en manos del presidente del Senado José María Guido.

En ese contexto, en un Plenario Nacional de las 62 Organizaciones realizado en Huerta Grande, Córdoba, se aprobó un programa en base a la lucha contra la oligarquía del Peronismo y el «giro a la izquierda» alentado por Perón desde Madrid, y que fuera expresado en el discurso de Andrés Framini. Amado Olmos, el gran dirigente del gremio de la Sanidad, fue otro de los más destacados protagonistas del plenario e impulsor de muchas de las definiciones alcanzadas. Estos son los diez puntos del Programa de Huerta Grande.

1.Nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.

2.Implantar el control estatal sobre el comercio exterior

3.Nacionalizar los sectores claves de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficas.

4.Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.

5.Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.

6.Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.

7.Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.

8.Implantar el control obrero sobre la producción.

9.Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.

10.Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el Pueblo Argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.

Fuentes:
Roberto Baschetti. Documentos de la resistencia peronista 1955-1970
Editorial De La Campana, La Plata, 1997.

www.cgtargentinos.org

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