Los tiempos han cambiado, las generaciones han mutado, y junto con ello la cultura de la sociedad en sentido universal y la de la Argentina en particular. Se han comenzado a vivenciar cambios no solo en las nuevas tecnologías que rodean a la sociedad, que la comunican y hasta la interperlan, sino que las formas de comunicarse han modificado su ciclo de circulación productiva.
Los focos donde se centraban los sentidos o bien desde donde se producían hegemónicamente han sido corridos, o bien se han adaptado al nuevo mundo, a los nuevos dispositivos que vinieron a modificar las direcciones de la comunicación.
Si años atrás había canales de dirección unidimensionales, bidimensionales, retroalimentación, ¿cómo se puede ver este fenómeno en el campo comunicativo de hoy? Nuevas curiosidades que atraviesan las prácticas discursivas actuales, una nueva cultura comunicacional que nada tiene que ver con el ayer.
La actualidad se encuentra frente a nuevos dispositivos sociales de comunicación, como los novedosos mecanismos de interacción, de producción y hasta de co-creación de sentidos. Hay una nueva forma de retroalimentación, soportes entre diferentes actores dentro de un mismo espacio, que llevan a preguntas sobre una lógica más “democrática” de la práctica comunicacional en las sociedades modernas digitalizadas, que se encuentran ante nuevas herramientas que permiten tanto a los medios, a los políticos como a los ciudadanos, “los de abajo”, poder generar, compartir y hasta impulsar los temas en agenda. Esto permite dar cuenta de un nuevo fenómeno, una arena que, de alguna forma, abre una posibilidad de acceso y de creación más democrática, que permite participar de la generación de sentido y, a su vez, tener también múltiples lecturas acerca de lo mismo.
Lecturas envueltas en una mirada contextual que nos indica el cómo mirar.
Lo anterior nos induce a pensar, repensar, y volver a pensar que los grandes hegemones mediáticos no son los únicos que dan cuenta de los temas que importan a la base, o que la inducen a pensar sobre lo que importa.
Nos encontramos así ante una base que decide hacer uso de sus herramientas digitales para movilizarse dentro de la nube y pujar a los medios a que hablen de aquello que a veces obvian o bien deciden callar.
Las grandes redes sociales hoy nos ayudan a ver la interacción y el cambio de vínculos dentro de lo relacional que se da en esta arena, no tan nueva. Medios, sociedad, políticos haciendo un mejunje entre posteo y posteo que llenan nuestros timelines de noticias, pensamientos, quejas, reflexiones, novedades y demás. Hoy todos somos los grandes opinólogos de la nube.
¿Hay acaso un vínculo más estrecho entre políticos y ciudadanos? ¿Entre medios y audiencia/lectores?
Se puede pensar en una cobertura directa, y no exclusivamente mediada por medios, entre los “seguidores” y aquellos actores que se consideran como relevantes. Hay una interacción, una circulación de información directa (o un poco más) gracias a los nuevos dispositivos sociales que rodean las comunicaciones actuales. Y esto, se podría afirmar, es una nueva práctica que, en tanto es de fácil acceso, ha democratizado las vías comunicativas, ha acortado distancias y ha convocado a las comunidades a participar de este nuevo folk digital.
