La nueva modalidad de compra de medicamentos por parte de afiliados al Iapos, con app y token, proviene de la presunción de que existen prácticas fraudulentas con las recetas digitales, según confió una fuente oficial a Zoom.
Desde hace un par de meses, los casi 600 mil afiliados a la obra social provincial, la más grande de Santa Fe, deben bajar la aplicación FarmaIapos en sus teléfonos celulares y de allí clickear en las recetas digitales expendidas por sus médicos para acceder a una clave o token, que deben suministrar al farmacéutico para retirar los remedios con descuento.
La puesta en marcha de este formato trajo no pocos dolores de cabeza para los afiliados, especialmente a los adultos mayores, sino también a los trabajadores del Iapos. Son reiterados los episodios de insultos y agresiones contra el personal del Instituto por las dificultades de acceso a la nueva tecnología.
¿De qué se trata el posible fraude? El vocero gubernamental lo explica así: “Estos gambitos empezaron a verse más que nada con la universalización de la receta digital, que aparece visible en el sistema a todas las farmacias. Sin token, cualquier empleado de farmacia podía simular la entrega del medicamento al afiliado. Y algunos médicos se ponían en connivencia con un empleado de farmacia, agarraban el fichero de pacientes que hacía rato no iban y hacían recetas. Luego el empleado de la farmacia cargaba la entrega simulada del medicamento. Y se quedaba con el medicamento para vender particular”.
Es un problema que excede al Iapos. Hace dos semanas, el juez federal Nº 1 de Córdoba, Alejandro Sánchez Freytes, procesó a 17 médicos, propietarios y empleados de farmacias por integrar una asociación ilícita para defraudar al Pami con ventas simuladas de medicamentos o falsa emisión de recetas.
Esa organización “se habría encargado de falsificar recetas médicas de jubilados y pensionados afiliados a Pami para obtener medicamentos y/o insumos que esos afiliados –incluida una persona fallecida– no necesitaban o en exceso al requerido para las enfermedades o dolencias que presentaban, para luego distribuirlos de manera ilícita en las farmacias que administraban o en otras que, conociendo su proceder ilícito, los adquirían, presumiblemente por fuera del sistema legal, para comercializarlos al por menor”, según la acusación judicial.
La sospecha en Santa Fe es que ese mismo modus operandis se podría haber ejecutado aquí, o por lo menos se corre el riesgo de que ocurra. La preocupación se cuenta en fortunas y no es sólo del gobierno de Maximiliano Pullaro.
Para entender de qué se trata, es necesario aclarar cómo funciona el sistema. Iapos no les paga directamente a los farmacéuticos por los descuentos en medicamentos para sus afiliados, sino que lo hace al Colegio que los nuclea, que hace las veces de gerenciadora del contrato. El monto ronda los 6 mil millones de pesos mensuales y está sujeto a periódicas renegociaciones.
Ese sistema, parecido al de cápitas que utilizó el Pami hasta la llegada de Luana Volnovich, hace que el fraude con recetas truchas repercuta por doble vía: en el Colegio de Farmacéuticos, porque le implica un gasto mayor de la cartera que le paga el Iapos; y del gobierno provincial, porque su obra social se ve sometida a presiones del propio Colegio para que aumente la inversión ante los costos en aumento.
De esa confluencia de intereses ante la amenaza común surgen la app y el token con el que conviven –y en algunos casos lidian- los afiliados al Iapos de manera cotidiana.
