Según el diccionario, la definición de poder es “tener facilidad, tiempo o lugar de hacer algo” o “tener expedita la facultad o potencia de hacer algo”. Ambos significados sirven para explicar el nuevo poder que se hizo cargo del gobierno de la Ciudad el pasado 10 de diciembre, con la asunción como jefe de Gobierno de Jorge Macri. Aunque el PRO volvió a ganar la Ciudad, el poder cambió de manos. El ex intendente de Vicente López tiene poco que ver con Horacio Rodríguez Larreta. Es más, desde la campaña electoral, Jorge Macri vino planificando un gobierno sin larretistas y sin radicales (socios de la gestión de Larreta). Finalmente, con la llegada al poder quedó claro que el primo de Mauricio Macri armó un gabinete donde los lugares de decisión más importantes están ocupados por hombres de su extrema confianza, la mayoría venidos de Vicente López.
El enojo de Macri con Larreta viene desde la interna en Juntos por el Cambio (JxC) cuando se definió quién sería el candidato de ese espacio en la Ciudad. Jorge Macri, candidato del PRO, se enfrentó al radical Martín Lousteau. Para el actual Jefe de Gobierno, Larreta hizo todo lo posible para que el senador nacional ganara la disputa. Desde ese momento, la relación se rompió, es más, hubo una época en que no se hablaban y fue ahí, donde Jorge Macri decidió que si ganaba la Ciudad no dejaría a ningún larretista en su puesto.
Con la llegada de Macri al poder el gabinete se pobló de hombres de su confianza. Hay dos políticos que se irán convirtiendo con el paso de los días en los funcionarios de más poder dentro del gobierno: Gabino Tapia y César “Tuta” Torres. Ambos son del riñón de Macri y vienen de Vicente López. Tapia es el ministro de Justicia y Torres es el secretario de Gobierno y Vínculo Ciudadano (una secretaria que es como un ministerio y que maneja un presupuesto aún mayor al de algunos ministerios).
El gobierno de Macri tiene diez ministerios, uno más que la administración de Larreta y redujo a cinco las secretarías de gobierno. La más importante es la que maneja Torres. Otro personaje clave es Ignacio Baistrocchi. Está a cargo del Ministerio de Espacio Público y fue director general de Espacio Público, subsecretario de Coordinación y jefe de gabinete en Vicente López.
Dentro del nuevo reparto de poder, el ministro de Seguridad, Waldo Wolff, también desempeñará un rol importante. No era el candidato de Macri a ocupar ese lugar, pero con el triunfo de Javier Milei, decidió, para estar en sintonía con el nuevo gobierno, ponerlo a Wolff en ese lugar por su grado de amistad con el nuevo presidente y por ser “un duro” en relación a los piquetes y cortes de calle. Por ahora, el jefe de Gobierno decidió apoyar por completo el protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, anunciando que en la Ciudad ya no se pueden cortar más las calles. Otros integrantes del PRO consideran que Macri puso a Wolff en ese lugar porque le sirve de “fusible”. Si hay algún exceso en la represión contra la protesta social el que vuela es Wolff y Macri no pierde ningún soldado propio.
Para que la Policía de la Ciudad acompañe esta nueva política, Macri puso al secretario de Seguridad, Diego Kravetz, al frente de la fuerza. “Con este gesto la policía sabe que puede actuar y que será respaldada por el poder político”, repiten los colaboradores del secretario de Seguridad.
La Legislatura y la oposición
En el Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri le dio más poder a sus hombres de mayor confianza, sin embargo, en la Legislatura el reparto de poder es otro. Al no tener jugadores propios, la Vicepresidencia Primera la ocupa un hombre de Diego Santilli, el legislador del PRO, Matías López. Aunque el santillismo maneja el Palacio Legislativo, su poder va a ser acotado. Macri no tiene la mejor relación con Santilli y por eso todas las decisiones que tome López van a tener que contar con el visto bueno de Macri. El ex intendente de Vicente López le dio ese lugar al santillismo para tener a todos los sectores internos del PRO “contentos” y porque no le había dado nada en el Gabinete y eso hizo que Santilli protestara.
El candidato de Macri para manejar la Legislatura era el legislador del PRO, Darío Nietro, el ex secretario de Mauricio Macri. Las objeciones internas que tuvo hicieron que el jefe de Gobierno cambiara de idea. Sin embargo, Nieto no se quedó con las manos vacías y terminó presidiendo el nuevo bloque que conformaron el PRO y la Coalición Cívica (CC), llamado Vamos por Más, y que integran 15 legisladores, 12 del PRO y tres de la CC.
En la Legislatura porteña Juntos por el Cambio tiene 30 legisladores: 15 de Vamos por más, 8 del radicalismo, tres de Confianza Pública, uno del socialismo, uno de Republicanos Unidos y dos del bloque Frente Liberal Republicano. Para mantener la unidad del oficialismo, Macri cedió y bajó a Nieto y puso a López de vicepresidente Primero. Sin embargo, el oficialismo necesitará de alianzas para aprobar los proyectos de ley. La mayoría de ellos se aprueban con 31 votos y los especiales con 40 de los 60 legisladores que integran la Legislatura. Al oficialismo le quedan dos opciones: negociar con el bloque de 18 legisladores de Unión por la Patria (UP) o arreglar con los 9 de La Libertad Avanza. En un principio se creía que Jorge Macri terminaría acordando con los libertarios, pero la relación se complicó cuando el oficialismo le dio la vicepresidencia tercera de la Legislatura a Graciela Ocaña, líder de CP. Para los seguidores de Milei, ese lugar le correspondía a ellos porque tenían más legisladores que CP. Frente a esa situación, los conocedores de la política legislativa creen que Macri se inclinará por un arreglo con el peronismo. El peronismo tiene los votos necesarios para aprobar las leyes que necesitan 31 legisladores y las que necesitan 40. Todos creen que Macri puede llegar a un arreglo con una de las personas con más poder en el peronismo porteño, el líder del Nuevo Espacio de Participación (NEP) y nuevo auditor general de la Nación, Juan Manuel Olmos.
El debate interno en UP
Los dos sectores internos más importantes del peronismo porteño se pusieron de acuerdo para repartirse el poder en el bloque de UP. Esto tiene que ver con el arreglo nacional que alcanzaron Cristina Fernández de Kirchner y Olmos. Fue Cristina la que le dijo a Olmos que fuera a la Auditoría. Algo que luego terminó de cerrar Sergio Massa con un llamado telefónico al propio Olmos. El arreglo y la buena sintonía entre Cristina y Olmos se trasladó a la Legislatura. Con el aval del NEP, Matías Lammens se convirtió en vicepresidente segundo del Palacio Legislativo y en el bloque se llegó a un acuerdo para alternar en la presidencia a La Cámpora y al NEP. Durante el 2024, el camporista Juan Modarelli presidirá el bloque y Claudia Neira del NEP será su vice. En el 2025, los roles se invertirán, Neira irá a la presidencia y Modarelli a la vice. En el bloque hay una mayoría de 10 a 8 según cómo se hagan las cuentas y cómo se muevan algunos legisladores que a veces fluctúan entre un espacio y otro. A esto se suma, que el tercer sector en importancia del peronismo porteño, el que conduce el secretario general del SUTERH, Víctor Santa María, el Peronismo por la Ciudad, más cercano a La Cámpora ahora volvió a tener buena relación con el NEP. Santa María y Olmos son dos viejos amigos que se habían distanciado, pero que ahora se reconciliaron. El legislador Matías Barroetaveña es el representante del Peronismo por la Ciudad en el bloque y juega en tándem con La Cámpora.
El peronismo porteño debate qué hacer frente al gobierno de Jorge Macri. En los últimos años del gobierno de Larreta primó la posición del camporismo de hacer desde la Legislatura una oposición dura. Eso cambiaría. Ahora, se llevaría a cabo una posición más conciliadora, más cercana a lo que piensa Olmos. Sin embargo, todo puede cambiar dependiendo de la conducción nacional del peronismo y la bajada de línea que haya. Como por el momento no hay una conducción definida, el arreglo entre Cristina y Olmos es el punto de partida de Unión por la Patria en la Ciudad.
Epílogo: ¿qué pasa con La Libertad Avanza?
El sector de Milei tiene en la Legislatura un bloque de nueve legisladores presidido por Ramiro Marra. El libertario no obtuvo ningún cargo en Nación porque fue vetado por la propia Karina Milei. Aunque se creía que tendrían una buena relación con Jorge Macri y el propio Jefe de Gobierno había comenzado un acercamiento todo terminó mal porque no obtuvieron la vicepresidencia tercera. En ese marco hay que destacar un dato importante. En las últimas sesiones del año se debatieron y aprobaron dos leyes que eran muy importantes para el nuevo gobierno: la ley de Ministerios y el Presupuesto, en ambos casos, La Libertad Avanza votó en contra. Y en caso de la ley de Ministerios con fuertes críticas a la ampliación de ministerios que hizo Jorge Macri. Por ahora, la alianza parece complicada.
El nuevo mapa de poder en la Ciudad quedó al descubierto. Pero, como todo en política, la realidad y las circunstancias hacen que los objetivos y los planes cambien sobre la marcha. Eso lo saben muy bien los políticos porteños.