En el año 2015, el premier chino Xi Jinping manifestó su preocupación por el riesgo que representa para la estabilidad mundial la “trampa de Tucídides”1. Se refería a una idea, popularizada más tarde por el politólogo estadounidense Graham Allison, que busca explicar la actual coyuntura interestatal a partir del empleo de la analogía con la Guerra del Peloponeso2. Dicho conflicto enfrentó, en el siglo V a.C., a una alianza de ciudades liderada por Atenas con otra liderada por Esparta. La lección que Allison extrae del texto de Tucídides es que el ascenso de una nueva potencia, Atenas, conlleva un riesgo para la potencia tradicional, Esparta, que de no tratarse correctamente por el sistema interestatal puede derivar en una guerra. Trasladado al presente, el autor observa una correlación con la situación actual marcada por el ascenso de China y el desafío que ello representa para la potencia tradicional Estados Unidos. Sin embargo, no siempre que una potencia en ascenso exige un lugar en la mesa de los poderosos el resultado es la guerra. Pero la gran cantidad de casos históricos, que Allison identifica, donde el resultado fue un conflicto bélico basta para llamar nuestra atención hacía la posibilidad de una nueva conflagración entre grandes potencias.
No interesa aquí discutir la pertinencia o no de la tesis de Graham Allison. Las críticas, a favor3 y en contra4, pueden consultarse en diversos espacios académicos y periodísticos. Tampoco es de nuestro interés corroborar si su lectura de Tucídides, “el primero en describir este fenómeno”, se condice con la exégesis de su obra La Guerra del Peloponeso5. A mi juicio, Allison propone un marco interpretativo posible para mejorar nuestra comprensión del contexto interestatal contemporáneo. Como todo marco interpretativo posible tiene sus virtudes y defectos. Dicho esto, lo que este artículo se propone es hacer uso de su tesis para reflexionar sobre la inserción de nuestro país en el orden internacional actual. Con especial énfasis en el conflicto que nos enfrenta con el Reino Unido de Gran Bretaña por las islas del Atlántico Sur.
Argentina y el ascenso de China
La reciente escalada política y militar protagonizada por China y Estados Unidos a propósito de la visita de la titular de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi a Taiwán, justifica el ejercicio de volver sobre la tesis de Allison. En esa coyuntura, la situación de nuestro país no es para nada cómoda. Una serie de proyectos vinculados a la modernización de nuestras fuerzas armadas, el desarrollo de la energía nuclear y la proyección antártica generan preocupación en Washington. El primer caso refiere a la impostergable adquisición por parte de la Fuerza Aérea Argentina de un cazabombardero supersónico. El candidato más probable sería el Chengdu/PAC JF-17 Thunder (Xiaolong) fabricado por el consorcio chino-pakistaní CATIC. A lo que se le suma la oferta del vehículo de combate Norinco VN-1D para el Ejército Argentino. La compra de material bélico chino es considerada por Estados Unidos una amenaza para la seguridad hemisférica. Pero para Argentina es una solución más que interesante frente al bloqueo armamentístico que sufre de parte del gobierno británico.
Otro proyecto chino que miran con recelo en el norte es la Central Nuclear Atucha III, cuya construcción fue informada a principio de año en el marco del ingreso a la Nueva Ruta de la Seda formalizada en la visita del presidente Fernández a Beijing. La preocupación de la Casa Blanca se hizo evidente en la misión diplomática, liderada por Ann Ganzer, que se reunió con las autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica para “advertir” de los riesgos que conlleva la tecnología nuclear china. La construcción de Atucha III prevé una inversión de ocho mil millones de dólares por parte del gigante asiático.
Finalmente, la nueva doctrina cartográfica que visualiza una Argentina bicontinental le ha dado un renovado impulso a la proyección antártica. Fruto de esto es la construcción de una nueva base naval integrada en Ushuaia. En un principio la misma iba a construirse con financiamiento chino pero el temor estadounidense a que China tenga acceso a una base en la Antártida obligó a dar marcha atrás. El proyecto es necesario para competir con la base que el Reino Unido está construyendo en Malvinas para sus propias campañas antárticas. Por tanto, continúa en pie pero con fondos propios.
Estos ejemplos dan cuenta de la delicada posición de Argentina y habilitan preguntarnos si es posible para una Estado de segundo orden como el nuestro eludir la trampa de Tucídides, y evitar verse arrastrado por el conflicto entre las dos superpotencias. Tal vez, volver a leer al historiador de la Guerra del Peloponeso nos ofrezca una respuesta posible.
Una guerra en un lugar lejano
Allison le adjudica a Tucídides la invención de la “trampa” por un pasaje del libro I donde el historiador ateniense afirma que “los atenienses, al acrecentar su poderío y provocar miedo a los lacedemonios, les obligaron a entrar en guerra”. Pero este pasaje responde a una clasificación que realiza el historiador ateniense entre “causas verdaderas”(alethestáte própasis) y “causas inmediatas” (aitías) de la guerra. El miedo espartano al poderío ateniense es, por tanto, la causa verdadera de la guerra, pero no la causa inmediata. Es decir, las razones fácticas del conflicto fueron otras. Túcidides destaca una de ellas por sobre las demás; el conflicto entre Corcira y Corinto por Epidamno (la actual Durrës).
Epidamno era una ciudad colonia de la polis de Corcira. El término griego apoikía, que traducimos como colonia, tiene connotaciones diferentes al vocablo moderno. Significaba simplemente que Epidamno había sido fundada por colonos corcirenses y que, en consecuencia, le debía prestar a Corcira ciertos honores como metrópoli. Pero Epidamno era políticamente autónoma. Ahora bien, el líder de la expedición que fundó Epidamno era Falio, hijo de Heratóclides, un ciudadano de la polis de Corinto. Por esa razón los corintios reclamaban a Epidamno como colonia propia. Un conflicto civil entre las facciones demócratas y oligárquicas en Epidamno dio pie a Corinto para hacer el intento de tomar el control de la ciudad. El resultado fue una guerra que se zanjó con una victoria naval de Corcira. Los corintios, no obstante, dedicaron todo un año a rehacer su flota. Tenían la ventaja de integrar una alianza militar (sýmmachía) liderada por Esparta conocida como Liga del Peloponeso. Si bien era una alianza defensiva le daba a Corinto una ventaja cualitativa sobre Corcira, porque esta “no estaba ligada por tratado a ninguna otra ciudad griega”. Frente al rearme corintio la situación de aislamiento de Corcira fue interpretada como una debilidad. Por eso los corcirenses buscaron la alianza de Atenas e ingresar a la Liga de Delos. Ese acercamiento de Corcira a Atenas avivó el recelo espartano por el ascenso de la polis ática. Corinto influyó en ello al infundir en Esparta el temor con el fin de encontrar respaldo para una nueva guerra contra Corcira por Epidamno.
De Epidamno a Malvinas
¿Qué inferencias puede sacar el analista moderno de este episodio? Vemos que la guerra estalla a causa de un conflicto secundario que le es ajeno a las dos potencias que se disputaban el control de Grecia. Desde el punto vista geográfico Epidamno, ubicada sobre el mar Adriático (golfo jónico para los griegos de la antigüedad), en la actual Albania, era un territorio marginal respecto del núcleo de la civilización griega clásica conformado por el Peloponeso, el Ática y Beocia. Es decir, un territorio lejano, que no era objeto de disputa por parte de las dos potencias, terminó siendo la chispa que encendió la llama. El accionar de Corcira, al buscar la alianza de Atenas, le granjeó la enemistad de Esparta y le dio una justificación a Corinto, con consecuencias nefastas para Grecia y para la propia Corcira.
En el caso del conflicto que enfrenta a nuestro país con el Reino Unido por las islas Malvinas, Sándwich y Georgias es, desde el punto de vista geográfico, político y militar, un conflicto marginal, y si se quiere ajeno, a la lucha por la hegemonía entre Estados Unidos y China. Pero eso no significa que tal situación no pueda llegar a cambiar. Un acercamiento en exceso de Argentina a China puede ser capitalizado por el Reino Unido para poner a Estados Unidos en alerta. La posición británica, además, podría verse fuertemente robustecida ante la opinión pública occidental si Argentina se asociara a China. Evitar que el Atlántico Sur se convierta en un teatro de operaciones relevante en la contienda sino-estadounidense debe ser prioridad para la política exterior argentina. La “negligencia” de Corcira, que confió en demasía en los beneficios de la potencia emergente como para arriesgarse a entrar en conflicto con la potencia tradicional, puede servir de ejemplo de cómo no debe actuar un Estado de segundo o tercer orden si quiere eludir la “trampa de Tucídides”. En otras palabras, para nuestro país es fundamental “no estar ligado por tratado a ninguna otra ciudad”, como estaban los corcirenses antes de su alianza con Atenas.
No pretendo con este análisis dar lugar a posiciones pro-Estados Unidos o anti-China, todo lo contrario, se trata de advertir sobre los riesgos que conlleva la polarización en coyunturas como las que estamos estudiando. La neutralidad es en casos como estos la mejor forma de evitar caer en la “trampa”.
Diego Alexander Olivera es Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Entre Ríos y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Entre Ríos. Becario posdoctoral de CONICET.
- http://berggruen.org/topics/a-conversation-with-president-xi-at-big-s-understanding-chinaconference
- Allison, G. (2017) Destined for War. Can America and China Escape Thucydides´s Trap. Boston-Nueva York.
- Gerig, M. (2021) El retorno de la Trampa de Tucídides: la Gran Estrategia de Estados Unidos y China frente a la disputa hegemónica desde la perspectiva de la economía política de sistemas-mundo. Geopolitica(s). Revista de Estudios sobre espacio y poder, 11(2), pp. 99-122.
- Kouskouvelis, I. (2017) The Thucydides Trap: A Distorted Compass. https://www.e-ir.info/2017/11/05/the-thucydides-trap-a-distorted-compass/
- Lee, J. (2019) Did Thucydides Believe in Thucydides’ Trap? The History of the Peloponnesian War and Its Relevance to U.S.-China Relations. Journal of Chinese Political Science, 24, pp. 67–86.