Entre los años 1949 y 1952 el país debió afrontar una serie de vicisitudes que desafiaron al gobierno, cuyas medidas abrieron una nueva etapa que la literatura llamó “cambio de rumbo”. En rigor, frente a las dificultades externas las respuestas supusieron cambios en la política económica, pero fueron orientadas por las circunstancias y claramente los funcionarios que tomaban las decisiones lo hicieron de manera básicamente pragmática.
Las ideas esgrimidas en esos años, como las aportadas por Cooke, contenidas en este libro, deben entenderse en el marco de ese proceso de construcción de una concepción económica peronista, no exenta de tensiones derivadas de los distintos actores, tradiciones y corrientes de pensamiento participantes. Su revisión remite a la riqueza de ese debate y abre posibilidades de resignificación en las condiciones y desafíos actuales.