Por CEPA*
El Gobierno Nacional ha utilizado la emisión de deuda externa -con el 81% de colocaciones en moneda extranjera según informan los datos oficiales de Hacienda a mitad de 2019- como el único mecanismo para atender las cuentas públicas que han sido fuertemente afectadas por las propias políticas de ajuste y consecuente recesión. Esta lógica en relación a los usos del endeudamiento no es novedosa en la historia argentina, sino que remite al periodo de Valorización Financiera 1976- 2001. El endeudamiento se utiliza para atender un creciente déficit fiscal provocado por la caída de la recaudación y de la actividad económica y por la quita de impuestos a sectores concentrados, y al mismo tiempo se destina al repago de los vencimientos de deuda y al financiamiento de la fenomenal fuga de capitales.
En lo que respecta a las provincias, la política “federal” de Cambiemos ha sido facilitar el endeudamiento para enfrentar el deterioro creciente de las arcas provinciales. La cuestión de fondo reside en que las mismas se han visto deterioradas por la caída de la actividad por una doble vía: la recaudación provincial ha crecido por debajo de la inflación al igual que las transferencias por coparticipación.
El presente trabajo tiene por objetivo analizar a la evolución de la recaudación provincial a través de recursos propios y mediante transferencias de coparticipación federal, y al mismo tiempo mostrar evolución de las deudas públicas provinciales. Se analiza la relación entre ambos indicadores, que a fin de cuentas es un ratio central para proyectar las posibilidades de desendeudamiento hacia el futuro.