Por Carlos Zeta
El ciclo virtuoso que la región experimentó en los primeros quince años del nuevo milenio se interrumpió brutalmente. Golpes “blandos”, obscenas operaciones gestadas en las entrañas de una guerra nueva que articula de manera siniestra al capital financiero, a las corporaciones mediáticas y a los magistrados del poder “contramayoritario”, venía a destruir lo laboriosamente construido. Una triple alianza destructiva.
El capitalismo financiero, en su fase actual, huye de todo control y garantiza su propia impunidad en la “seguridad jurídica”, con el auxilio de las mafias judiciales y las corporaciones mediáticas. Las tecnologías digitales se apoderan de nuestras intuiciones y percepciones más íntimas (la era del Big data, del panóptico digital, del enigmático algoritmo, de la data driven society). Pasamos de meros ejecutores de una lengua fascista, para decirlo siguiendo a Roland Barthes, a víctimas pasivas de algoritmos que lo deciden todo. En el mundo ficcional de este tecnocapitalismo semiótico, cualquier remisión a la diversidad es una trampa. La ideología neoliberal se inscribe —tal como querían Althusser y Foucault— en las prácticas normativas, en las políticas institucionales, en las decisiones empresariales, en los rituales del marketing, en las conductas insolidarias y competitivas.
En el abandono de la política.
Al mismo tiempo, sus efectos se perciben como ejercicios de la libertad y de la creatividad. Vinieron a deshistorizar, a desplazar al sujeto colectivo, a aniquilar el tiempo “humano” de la reflexión, de la comprensión y de la deliberación, y de toda discusión colectiva y/o construcción política. A diluir, de la mano de una simbiosis dramática entre tecnologías digitales y políticas comunicacionales, todo vínculo entre el lenguaje y el mundo, entre las palabras y las cosas, entre el signo y la densidad inapropiable de lo social. Las preguntas de aquellos primeros momentos pos 2015 estremecían: ¿Hay un resto? ¿Podremos, todavía, proyector un mundo otro, e imaginarnos en él?
Filosofía de la praxis
El sentido común del neoliberalismo triunfante parecía abarcarlo todo. Es en ese marco que Manuel Saralegui se propuso remar contra la corriente. Y escribirlo. Kirchnerismo sin grieta. Apuntes militantes para una nueva mayoría, es un fresco que vibra y hace vibrar, puesto que sus pinceladas todavía huelen a la pintura fresca de la praxis, de esa tensión virtuosa entre reflexión teórico-filosófica y militancia pura y dura en el barro de la historia que lo hizo posible.
Saralegui no elude la aventura de pensarlo todo, pero quiere hacerlo para ganar y lo hace en ese territorio fundamental de toda esperanza constructiva que es la Unidad Básica.
Para lograrlo, entre otras cosas, Manuel propone pensar y hacer diferente. Y se propone hacerlo desde el kirchnerismo, no como baremo de certezas inconmovibles, sino como fundamento de una experiencia inagotable que aún tiene mucho que ofrecer. A condición, eso sí, de que se sacuda, se transforme y se reinvente. Porque para vencer (y nada quiere más el libro de Saralegui —y Saralegui— que vencer) el kirchnerismo “debe salirse de sí, rechazar el lugar en el que sus adversarios quieren ponerlo, reconstruir puentes con la sociedad, buscar nuevos discursos para interpelar, y escoger nuevas batallas para dar”.
Y debe hacerlo desde un lugar que solo ahora ha ocupado, que esa fuerza nunca habitó antes en esa, su ya legendaria, denominación: debe hacerlo desde el llano.
Desde un kirchnerismo sin grieta, Manuel piensa en el poder, en la organización, en la táctica y en la estrategia, piensa al peronismo desde Laclau y a Zizek desde las esquinas de Caballito, y todo eso es un pensamiento vivo, tejido en escritos urgentes que no sueltan nunca la tensión teórica ni abandonan un segundo la urgencia de la práctica.
Si sos militante, te recomiendo este libro. Si no sos militante, te lo recomiendo aún más. Para retomar algunos de los debates clave de estos años aciagos. Para proyectar los rumbos posibles de los años por venir, sí: ahí tenés ya motivos poderosos. Y, de manera inseparable, porque es un acicate para reencontrarnos con la fuerza colectiva indispensable con la que contribuir a detener la lógica destructiva de un mundo que nos da vergüenza.
Ficha
Kirchnerismo sin grieta. Apuntes militantes para una nueva mayoría
Manuel Saralegui
Ensayo
Editorial: Punto De Encuentro
Páginas: 264
2019