¿Una nueva globalización jesuita? Reflexiones sobre la visita del Papa Francisco a Canadá

Repasamos la visita de Bergolio a Canadá, donde como jefe de la iglesia católica ofreció sus disculpas a los pueblos originarios de la región.

Escrito por María Victoria Núñez y Diego Mauro

A pesar de los problemas de salud que lo obligan a utilizar una silla de ruedas desde hace varios meses, Bergolio emprendió contra viento y marea el tan esperado viaje a Canadá con el propósito de pedir perdón a las naciones indígenas por los abusos cometidos por la Iglesia católica. Ya durante los meses de marzo y abril de este año recibió a sus representantes en el Vaticano donde se refirió a los desastrosos resultados de la “mentalidad colonialista” de los católicos.

Más allá de la sincera congoja de Francisco, su presencia en Canadá evidencia la gravedad de la crisis generada por la difusión de los abusos cometidos por la Iglesia, el Estado canadiense y otras confesiones cristianas, en las denominadas escuelas residenciales. Un “proyecto colonialista” de «destrucción cultural», como lo definió recientemente el propio Francisco. Si bien todo esto era conocido, el conflicto estalló en los últimos años cuando se descubrieron fosas comunes con cuerpos de niños indígenas en las escuelas. En el 2021 Francisco dijo sentirse “dolido” y «cerca» del pueblo canadiense, pero no pidió perdón. En ese momento, su posición fue criticada por el primer ministro de Canadá Justin Trudeau, quien dijo sentirse “decepcionado como católico” por la postura de la Iglesia. En la misma línea, la ministra de Relaciones con los Grupos Indígenas, Carolyn Bennett, consideró “insuficientes” las palabras del sumo pontífice.1

Con este viaje, Francisco retoma la iniciativa e intenta sentar las bases de una reconciliación en el futuro. Su acercamiento a los indígenas responde además a sus propias concepciones teológicas y políticas, condensadas en sus dos principales encíclicas Laudato si´ y Fratelli tutti.2 En sus intervenciones en el parque de Maskwacis, en la provincia de Alberta, no solo pidió perdón y denunció la “mentalidad colonialista” de la Iglesia del pasado, sino que aprovechó para defender sus propias ideas sobre la necesidad de alentar una globalización cristiana que recupere la diversidad cultural y la historia de los diferentes pueblos y naciones.

Los hechos

Entre 2015 y 2021, a lo largo y a lo ancho del territorio canadiense, se descubrieron fosas comunes con restos de niños indígenas en las escuelas residenciales, activas desde mediados del siglo XIX hasta 1996. El año pasado se produjo uno de los hallazgos sin dudas más espeluznantes: fosas comunes con aproximadamente 1.200 cuerpos no identificados en Columbia Británica, Saskatchewan y Manitoba. Este hecho fogoneó el descontento tanto a nivel local como internacional; descontento que derivó en actos de violencia anticlerical colectiva como la quema de numerosas iglesias y el derribo de estatuas.3

No podemos entender estas expresiones de violencia anticlerical si no analizamos el contexto histórico del país del norte; las reacciones violentas de 2021 hunden sus raíces en una larga historia de abusos físicos y psicológicos perpetrados contra las comunidades originarias. En 1883 el Estado canadiense fundó un centenar de escuelas residenciales para desarticular, atomizar y erradicar las culturas originarias. Estas instituciones fueron, en lo fundamental, administradas por la Iglesia Católica y, minoritariamente, por otras iglesias cristianas. Como parte del proyecto de consolidación del Estado nación canadiense, el primer ministro John MacDonald creó dichas instituciones con el objetivo principal de “occidentalizar a los niños indígenas” de manera compulsiva. De hecho, el lema de las escuelas rezaba: “Kill the indian to save the child”.

A los fines de investigar el funcionamiento de las escuelas y el accionar de los diversos actores responsables, el gobierno canadiense creó un organismo, la Comisión para la Verdad y la Reconciliación. Luego de investigar en diversos archivos, de reunirse con ex alumnos sobrevivientes y con miembros de las principales comunidades indígenas de Canadá (First Nations, Inuit y Métis)―, la Comisión redactó y publicó un informe donde reconoció que en las escuelas se llevó a cabo un verdadero genocidio cultural. Se estima que aproximadamente unos 150.000 niños amerindios, mestizos y enuit fueron reclutados contra su voluntad hasta bien entrada la década de 1990. En 2015 el entonces primer ministro Stephen Harper pidió disculpas públicas en nombre del gobierno a las distintas comunidades por las atrocidades cometidas en el pasado. Las autoridades de las iglesias anglicanas, presbiterianas y de la Iglesia Unida de Canadá lo habían hecho algunos años antes. Sólo la Iglesia Católica había evitado pronunciarse al respecto hasta hace unas pocas semanas, cuando Francisco visitó Canadá en una gira que se extendió por seis días.

Francisco en Canadá

En el parque de Maskwacis el Papa presenció los cantos y bailes de los pueblos indígenas y escuchó las palabras de uno de los caciques, Wilton Litllechild, que asistió 14 años al internado de Ermineskin. A su vez, sobrevivientes desfilaron con una bandera roja que llevaba los nombres de 4.120 víctimas identificadas de los internados. Poco después, en su primer discurso en suelo canadiense, ante un par de miles de representantes de los pueblos indígenas presentes y el primer ministro Trudeau, Francisco pidió perdón. Lo hizo, además, sin rodeos ni excusas. “Pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas. Estoy dolido”, dijo en medio de muestras de emoción entre los presentes. Poco después agregó: «En particular, pido perdón por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”. Dichas políticas denigraron y suprimieron las “lenguas y culturas” de los indígenas y “abusaron física y verbalmente, psicológica y espiritualmente” de numerosos niños y niñas. Para concluir volvió a insistir: “Pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”.4

Un pueblo poliédrico

En contraste con las nociones de pueblo alentadas por los nacionalismos católicos de antaño y los imperialismos de las potencias coloniales, Francisco insiste en que su idea de pueblo es «abierta» a la diversidad y a los «otros». En 2015, durante su viaje a Paraguay, se refirió específicamente al tema y señaló que «la diversidad no es solo buena sino necesaria» y que «la riqueza de la vida está en la diversidad».5 En este sentido, su pedido de perdón por el accionar católico en las escuelas residenciales canadienses, como sus denuncias sobre la situación de los inmigrantes y desplazados, van más allá de un interés humanitario o caritativo. Francisco entiende que es precisamente esa diversidad la que permite a un «pueblo» desarrollarse como tal. Por tanto, en oposición a la denominada «mentalidad colonialista», para Francisco, los «otros» no vienen a amenazar ninguna identidad esencial ni, menos aún, los principios cristianos. Lejos de ello, brindan una de las vías privilegiadas para «enriquecer» y desarrollar la cultura de una comunidad. En Canadá volvió sobre el tema y señaló que “cuando los colonos europeos llegaron» por «primera vez, hubo una gran oportunidad de desarrollar un encuentro fecundo entre las culturas, las tradiciones y la espiritualidad. Pero en gran parte eso no sucedió” fundamentalmente debido a la «mentalidad colonialista» de muchos de los misioneros y colonizadores.

En este sentido, más allá de lo que afirman muchos de sus críticos, Francisco no rechaza la globalización en sí misma, sino las versiones colonialistas, alentadas por los imperialismos europeos y la propia Iglesia católica, o, en nuestros días, la versión neoliberal. La globalización de la «exclusión y la indiferencia», en sus propias palabras.

En el 2014, a poco de llegar al papado, en una entrevista con el periodista Henrique Cynerman explicó su postura y afirmó que la «globalización mal entendida es como una esfera donde todos los puntos son iguales» y dónde «se anulan las particularidades». En dirección contraria, una verdadera «globalización cristiana» debe ser como un poliedro en el que cada uno, «manteniendo su identidad», se enriquece al mismo tiempo en la interacción con lo diferente. En otras palabras, una globalización como «diálogo» entre pueblos, culturas y tradiciones, que, en tanto tales, no renuncian a sus «raíces».

¿Una nueva globalización jesuita?

En su crítica a la «mentalidad colonialista» subyace en Francisco una reivindicación de la «primera globalización jesuita”, acontecida principalmente en los siglos XVI y XVII. Aquella que, como reflexiona el sociólogo José Casanova, al menos en las regiones donde los misioneros no llegaron apoyados por un poder colonial, como en China o Japón, buscó encarnar el mensaje cristiano en las distintas culturas. A finales del siglo XVI, el jesuita italiano Alesandro Vignalli lo decía con particular claridad: lo que debían hacer los cristianos en Asia no era «portugalizar» China, sino construir el cristianismo chino, como en el pasado lo habían hecho en Grecia y Roma. No llama la atención, por tanto, que al terminar el encuentro en la parroquia del Sagrado Corazón en Canadá, Francisco bendijera la estatua de Santa Kateri Tekakwitha, la primera indígena de norteamericana en ser canonizada.6

Tras una década en el Vaticano, los esfuerzos de Francisco por alentar una globalización de esta naturaleza comienzan a dejar una marca en la Iglesia. Aún así, los obstáculos que enfrenta dentro de la propia institución ponen entre signos de pregunta los resultados de sus iniciativas en curso. Eso sí, está claro que, aún en silla de ruedas, Francisco está decidido a seguir avanzando hasta el último día de su pontificado.


1 https://latinta.com.ar/2021/07/los-condenados-arrojados-a-la-llama-eterna/

2 https://revistazoom.com.ar/volver-al-futuro-la-teologia-politica-del-papa-francisco/

3 https://latinta.com.ar/2021/07/los-condenados-arrojados-a-la-llama-eterna/

4 https://www.youtube.com/watch?v=sbc5pJ-SPIg

5 https://nuso.org/articulo/que-entiende-por-pueblo-el-papa-francisco/

6 https://www.youtube.com/watch?v=qB5IjtBBK1I

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Recibí nuestras novedades

Puede darse de baja en cualquier momento. Al registrarse, acepta nuestros Términos de servicio y Política de privacidad.

Últimos artículos

Reflexiones en torno a la Ley 26657 de Salud Mental. ¿Cuáles son sus verdaderas “complicaciones”? Estado y salud: aproximaciones para un debate impostergable. Por Carlos Alberto Díaz
La pretensión reeleccionista del gobernador, ya sin disimulo. El quiebre de los bloques opositores. La múltiple fragmentación justicialista. Por Gustavo Castro
Claves, análisis y especulaciones que dejan entrever la posibilidad de que el senador argentino detenido en Paraguay sería una suerte de rehén para saldar cuestiones de la política interna argentina. Por Santiago Ortiz