Rarezas de la actual izquierda uruguaya

Tras la dictadura militar —que con apoyo y asistencia estadounidense martirizó al pueblo uruguayo entre 1973 y 1984— y los siguientes gobiernos de colorados y blancos, se fue abriendo progresivamente una brecha que posibilitó el triunfo frenteamplista sustentado sobre las luchas de miles de militantes populares.

Con Tabaré Vázquez como presidente, el programa de gobierno del Frente Amplio fue votado por el 50,4% de la población uruguaya. Con este triunfo se deseaba un cambio que favoreciera a los trabajadores, a los más humildes, a los más explotados, a los más pobres. La realidad fue mostrando que el cambio que se proponía no era tal.

Los acuerdos que el ministro de economía Danilo Astori firmó con el Fondo Monetario Internacional a principios del año 2005, fueron la decisión política esencial que selló el futuro del gobierno frenteamplista. Así se esclarece el rol del Frente Amplio en esta etapa histórica y se sella circunstancialmente el futuro de la clase desposeídas: habría más pobreza, más miseria, más marginalidad y más dependencia que en los períodos anteriores.

Ese acuerdo con el FMI, refrendado por el presidente Tabaré Vázquez, por todo el consejo de ministros, por la inmensa mayoría de los partidos integrantes del Frente Amplio, y el silencio cómplice de los principales dirigentes de la central de trabajadores, ( PIT CNT ) violó la propuesta fundacional de la triunfante alianza y dio muerte al programa votado en el 2004.

En Uruguay, la deuda externa global alcanza los 28 mil millones dólares, y sigue aumentado paulatinamente. Es casi una paradoja. Cuanto más pagan Tabaré – Astori – Mujica, más dinero debe el pueblo uruguayo.

Astori será el próximo candidato presidencial del Frente Amplio. Este “aplicado hombre” ha logrado recibir felicitaciones y halagos —cada rigurosos 60 días— por parte del FMI por cumplir con la Carta de Intención firmada por Uruguay y el organismo internacional.

El presidente Tabaré Vázquez, integrante del comité central de P.S.U., es un hombre de confianza —públicamente manifiesta— para George W. Bush y Condolezza Rice. Los reconocimientos de la cúpula norteamericana tienen su causa: Uruguay firmó con Estados Unidos el Tratado de Protección Recíproco de Inversiones y el T.I.F.A. con anexos de T.L.C. Asimismo, las tropas uruguayas están actuando plenamente en Haití y el Congo y se realizó la Operación militar UNITAS. Todo estos proyectos habían sido rechazados rotundamente cuando los actuales gobernantes eran oposición.

Los progresistas uruguayos siguen la política del gobierno chileno —aliado de los Estados Unidos—, y de allí extraen estrategias para sus políticas anti-latinoamericanista, opuestas a Chávez, a Cuba, a Evo Morales, a Correa.

Las empresas públicas uruguayas se privatizan ahora. Suceso que antes había sido evitado por los actuales poseedores del poder, a pesar de los insistentes intentos de la vieja derecha.

Miles y miles de hectáreas de tierra fueron compradas por extranjeros a través de sociedades anónimas, en los últimos años. La extranjerización de la tierra y su concentración son otras expresiones de las políticas neoliberales dentro del contexto internacional creado por el imperio estadounidense. Todo esto genera un escenario conocido: alimentos más caros, y como consecuencia, más dependencia, más miseria.

Los acuerdos políticos, económicos y militares con Estados Unidos y los organismos financieros internacionales; las privatizaciones, la extranjerización de la tierra, la concentración de la riqueza, son la expresión central de una política económica que dirige Astori, pero que sustentan el tupamaro José Mujica —y su partido el MPP—, la comunista Marina Arizmendi —y su partido el PCU—, tres ministros socialistas —y el Partido Socialista— y otros ministros y sus pertenencias partidarias, autodefinidos de izquierda.

Es esta una extraña conformación de gobierno. Integrado por tupamaros, comunistas y socialistas que se relacionan cercanamente al gobierno de Estados Unidos, al FMI, a las multinacionales y al empresariado uruguayo.

Extraña la actual izquierda uruguaya. Felicitada por Bush, el Banco Mundial y el BID. Muy extraña la actual izquierda uruguaya. Concentra la riqueza, logra el aumento de los asentamientos, de la mortalidad infantil, de los niños en situación de calle. Aumenta la emigración masiva. Grava con altos impuestos (IRPF) con la explicación de que “deben pagar más quienes más poseen” cuando incongruentemente el 90% de lo recaudado, lo pagan trabajadores y jubilados. Exonera de 50 millones de dólares por año a la banca extranjera. Cede el agua a la empresa multinacional Botnia, cuando cualquier ciudadano común la paga con impuestos incluidos.

Rara izquierda ésta, que eligió el 19 de junio, día del natalicio de José Artigas, como día del Nunca Más. Tan rara es, que logró que la derecha le diga al electorado que en el 2009 “voten al original, no la fotocopia”.

Esta izquierda ya no tiene nada de izquierda, ni de artiguista. Son progresistas al servicio de los intereses imperiales: antipopulares, antinacionales, antiliberadores y antilatinoamericanos.

No hay caída ni derrota, sólo un brusco traspié del movimiento popular. Pero ya en Uruguay germina una nueva semilla, empieza a soplar un viento nuevo, sano.

La Asamblea Popular será la herramienta política y social a construir entre los artiguistas consecuentes, para alcanzar el Uruguay libre, solidario e igualitario siguiendo las enseñanzas de Artigas, Martí, Bolívar y el Che.

Daniel Pereira integra la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Marzo del Uruguay.

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