“Lo que se vive ahí es siniestro”

Luego de una larga campaña de discriminación y acoso laboral, la empresa del monopolio Clarín, Cablevisión-Multicanal, despidió sin causa ni preaviso a Ricardo Benítez, director de cámara que llevaba más de quince años en la empresa.

Ricardo Benítez formaba parte del personal del Estudio principal del canal regional de La Plata, desde antes del desembarco del Grupo Clarín, que al igual que en gran parte del país absorbió a los canales locales a mediados de los ’90, y procedió a desmembrar y tercerizar distintas áreas de la televisión regional.

Con la fuerte ofensiva del multimedio frente a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, las prácticas persecutorias, el acoso y discriminación hacia los trabajadores que públicamente manifestaron otras posturas se fueron intensificando.

Así, en enero pasado, Cablevisión-Multicanal intentó rescindir el contrato de la tercerizada donde revistaba Benítez junto a otras diez personas. Pero frente a la resistencia de los trabajadores a aceptar los retiros voluntarios, acompañados por Fetraccom-La Plata, la empresa acordó suspender los despidos encubiertos y blanquear a ocho de los empleados.

En tanto, los tres restantes -entre los que se encontraba Benítez- fueron mantenidos en condición de tercerizados, desvinculándolos de las funciones en las que se desempeñaban y derivándolos a un domicilio no declarado para trabajar en un proyecto de señal de texto para Cablevisión, tampoco blanqueado por la empresa.

¿Cuándo empezaron sus problemas en la empresa?

Con el avance de la discusión de la ley de medios queda en evidencia la necesidad de controlar todos los noticieros del interior. Cambiaron las escenografías y cada noticiero se tiene que parecer a TN lo más posible, tanto su puesta en escena como su desarrollo interno. Una especie de copia en espejo, en su totalidad.

En lo personal, después de quince años de trabajo me encontré con una situación que era insólita. Estaba a cargo de un programa político muy importante de la región que salía en varios canales de la Provincia de Buenos Aires. Era un programa bien hecho, de corte no oficialista, pero muy abierto y en donde había libertad para hablar. Una tarde me llega a mí un programa sobre la ley de medios donde habían hablado un par de diputados kirchneristas que expusieron muy bien, al punto que se los dejó exponer más tiempo del estipulado. Cuando me llevé el programa envasado para el canal, me estaban esperando y con mala onda me preguntaban que había pasado en el programa. Les dije que no había pasado nada y les pregunté a qué se debía esa pregunta. Me respondieron que con eso había mucho bardo y que se había hablado de la ley de medios. Les dije que lo vieran y me contestaron que era muy probable que el programa no saliera al aire.

¿Es decir que había censura directa?

Exactamente. Me pidieron que dejara el material y ellos lo iban a ver. Yo les dije que si el programa no salía se iban a enterar en todos lados. El programa salió al aire, no pudieron evitarlo, pero para mí significó comenzar a sufrir una serie de maniobras de acoso y discriminación. Me quisieron responsabilizar de dos supuestos sabotajes que había habido en los estudios. Y comenzaron una serie de persecuciones coordinadas con el dueño de la tercerizada. Así empezaron con quitas de programas, acusaciones de conflictividad, imputaciones falsas, maniobras de todo tipo. Después con otros compañeros desde la tercerizada nos ofrecieron retiros voluntarios que rechazamos.

¿Cómo era el clima de trabajo antes de que ocurriera el conflicto?

La idea que vienen manejando hace dos años es controlar y disciplinar fuertemente a los compañeros; las condiciones son muy feas porque es una política tanto de Artear como de Cablevisión de generar hacia adentro una actitud de mucha falta de respeto hacia el trabajador, mucha soberbia, roce y amedrentamiento constante. Y desde el desembarco de la ley de medios hasta ahora la cosa se ha intensificado. Esto se agrava cuando se crea el noticiero interregional, donde Ensenada y Berisso pierden su señal, y el clima ahí se hizo muy bravo porque hay mucho más control que antes. El canal de La Plata, incluso en la gestión de la tercerizada, se caracterizaba porque venía cualquiera y decía lo que quería. Había una gran libertad de pantalla, mientras que ahora hay un control absoluto. Lo que se vive ahí es siniestro.

¿Este control de contenidos da lugar también a operaciones de prensa del Grupo?

El intendente de Ensenada, Mario Secco, me confesó que en diciembre tuvo que llamar a un par de responsables de Cablevisión porque le estaban inventando notas y hasta llevó a uno al lugar para que verifique que lo que se estaba diciendo no era verdad. Lo que pasa es que Secco es muy kichnerista. Esto generó mucha bronca entre los vecinos y chisporroteos con el canal. Lo sorprendente es la sistematización y la logística cuasi militar con la que han desarrollado esta contraofensiva contra la ley de medios en todos los terrenos. Yo pensé que los canales del interior iban a ser un área desestimada y poco tenida en cuenta para el desarrollo de esta pelea, pero se convirtió en uno de los frentes más importantes que tienen. Pero no se sabe que pasará en el futuro con el multimedio, ya que se viene la televisión satelital, el escándalo de Ernestina Herrera de Noble y el rechazo de la fusión de Cablevisión y Multicanal.

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