La pandemia que no termina y la realidad «efectiva» que no podemos desatender

Desde el consejo Editorial de Revista Zoom ofrecemos esta reflexión con la cual queremos apelar a todos los actores que hacemos la realidad diaria de nuestro país. Incluso a los que con las garantías económicas, no hacen más que mirar el propio ombligo en un momento donde el aprendizaje debe basarse en poder mirar para los costados. Feliz año.

El año 2021 ha sido un año con más expectativas que el 2020. En primer lugar porque fuimos saliendo de la pandemia, lo cual no sucedió sin haber pasado por muchas dificultades, algunas producidas por errores propios y otras por fuego amigo, sin contar a los impresentables de la oposición y su ejército de negacionistas.

Podríamos decir a estas alturas que la vacunación fue la columna vertebral de la política sanitaria de este gobierno. La más grande la historia de nuestro país.

Por otro lado, el horizonte económico en su faz macro daba sus primeros datos sobre una economía que se recuperaba vigorosamente; lo vimos en la ocupación industrial, la desocupación que fue bajando un poco, la recaudación en curva ascendente con respecto al año anterior y en un dólar controlado (hasta que las elecciones metieron la cola).

La procesión va por dentro

La enorme expectativa que había generado en el FdT en el 2019 se fue desvaneciendo a poco de iniciado su mandato. No es menor que a los tres meses se desató una pandemia, la cual nadie supo cómo enfrentar y que cuando parece aflojar, da signos de que seguirá entre nosotros un rato más.

El confinamiento como primera medida sanitaria retrasó los contagios, pero con un país paralizado se generó un enorme costo económico, el que fue acompañado de un incipiente desgaste político por errores propios. Esos don nadie que tenían puesta sus esperanzas en mejorar un poco su dura vida, no solo que no pudieron hacerlo, sino que esta empeoró y mucho.

El gobierno no supo o no quiso ver lo que se estaba generando por abajo. Propusieron dos IFE de $10000 y lo propagandizaron como la «medida»; cuando sabíamos que era apenas una gota en el desierto. Nadie salió a hablar con ellos, solo se comunicaron por los medios funcionarios y con selfies donde pusieron cara de preocupados. Mientras los alimentos subieron por las nubes, la situación supuestamente era resolvible con discursos altisonantes que ya nadie creía.

Esa enorme masa nuevamente se sintió desprotegida y engañada, lo que entre otras cosas, fue el caldo de cultivo para el resultado de las PASO.

Con esta información, el gobierno se dispuso a enfrentar la campaña apelando básicamente al reconocimiento de la tarea sanitaria del Covid 19, junto a sus cuidados, más la vacunación. Recurriendo a que “estamos saliendo de la pandemia” y «con la vida que queremos», los slogans ganadores según el nido de encuestadores y opinólogos, el FdT armó listas al mejor estilo del partido único, contradiciendo su frentetodismo y dejando un tendal de heridos, enojados y camuflados. Además, no utilizaron la herramienta que la misma fuerza política había inventado, las PASO.

La derrota que no fue

Esta parte del análisis no podemos hacerlo sin antes analizar brevemente los problemas que venía acarreando el Frente desde el mismo día de su asunción. El FdT tiene un presidente y una jefa política que es a la vez la vicepresidenta CFK. Esto ya de por sí es una novedad para la cultura del peronismo.

Hasta el 12 de septiembre todo transcurría como en los viejos buenos tiempos de la guerra fría. La vicepresidenta, en cada discurso público o en sus cartas, exponía con mucho voltaje político esos ruidos subterráneos que acontecían. Mientras tanto, Alberto Fernández con cara de poker la iba llevando para el lado que él creía más acertado. Evidentemente por los resultados de las elecciones, dichos caminos no fueron los que convinieron al conjunto.

La derrota estruendosa a nivel nacional, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, hizo que el FdT fuera una caldera a punto de explotar por los aires. Nuevamente la dama jugó y muy fuerte. Tras las renuncias y 48 horas de mucha incertidumbre, CFK mandó a parar con su ya célebre carta, donde le puso los puntos sobre las íes a un Alberto aturdido y rodeado por los de siempre, quienes pretenden gobernar sin consensuar con Cristina. Estos personajes sienten que ella es la piedra en el zapato de AF, por lo cual él no podría hacer políticas «consensuales» con el PRO o con el poder real.

Por suerte o por la providencia Alberto, este escuchó los reclamos y quejas de su inventora, recogió todo y rearmo su gabinete, poniendo en marcha la remontada que terminó en un triunfo numérico de la oposición (quizás porque se desayunaron la cena) y en un triunfo político del FdT.

Quedan dos largos años hasta octubre del 2023, donde nuevamente nos debemos someter al soberano para saber si el destino de la Nación seguirá en manos del FdT o de los que ya conocimos entre los años 2015 y el 2019, que vendrían terminar lo que dejaron a media, o sea convertirnos en la colonia del imperio financiero mundial.

Los desafíos del 2022

El gobierno tiene enormes desafíos, tanto internos como externos y todos los tiene que ir resolviendo más o menos al mismo tiempo.

El primero sería brindar la comida a casi el cuarenta por ciento de la población, a quienes nunca les llegó casi nada. Esto se puede lograr con varias medidas; desde los controles de precios, hasta bajando la inflación y mejorando siempre los salarios. Las mencionadas serían de ayuda directa a la gran cantidad de trabajadores no registrados y para que, por lo menos, los jubilados lleguen al consumo básico.

En lo externo tenemos al FMI. El arreglo tiene que ser como se dice: con la gente adentro, sin los condicionamientos históricos del organismo. En estos momentos recomendaríamos la famosa propaganda del supermercadista: “yo te conozco FMI”.

Además, algo que no es menos, la fuerza política que representa el FdT debe prepararse y organizarse para la gran PASO que prometió Alberto Fernandez la noche del festejo no forzado. Él expresó que vamos a elegir desde el último concejal hasta la fórmula presidencial. Le tomamos la palabra.

La cuestión regional no puede ser más venturosa, el 2021 cierra con la consolidación de gobiernos populares progresistas; Perú, Nicaragua, Venezuela, Honduras y Chile. El 2022 enmarca enormes posibilidades de Petro en Colombia y en octubre Lula en Brasil. Nos podemos soslayar que un escenario de consolidación en América Latina ayudará a la Argentina para el 2023.

En este marco, la Revista Zoom repasa este año y plantea algunos ejes para el siguiente. Nuestro medio lleva más de catorce años de vigencia y siempre supo dónde pararse, teniendo muy en claro cuál es su rol: ser un medio nacional y popular, que defiende nuestra soberanía y las tres banderas, la de la justicia social, la de la independencia económica y la de la soberanía política.

Tenemos que seguir trabajando para que haya una mayor articulación entre este tipo de medios, llevar adelante generosidad con nuestras agendas y lograr que el gobierno atienda los reclamos de nuestro sector sin tanta burocracia como lo hace con los monopolios. Porque queremos poder debatir e informar sobre el destino de nuestro gobierno sin obsecuencia y sin autocensura.

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