La guerra psicológica por todos los medios

Cuando uno lee o escucha a los medios masivos que han sido el sostén legitimador de la guerra gaucha y cuando más pasa el tiempo, queda claro que solo les interesaba una cosa: no tocar los intereses del complejo sojero. Parece que todo lo que hay que informar (si es que a eso se le puede llamar información), es el autismo de este gobierno, que en la economía está a un tris de desatarse una crisis descomunal que se llevaría puesto a esta pareja de autistas. Que el kirchnerismo ya fue.

La consigna es sembrar incertidumbre y zozobra, una suerte de «está todo mal, por la dudas», porque cada vez que uno interpela al señor que consume las tapas de los diarios o la caja boba, no sabe muy bien qué es lo que está mal. Más allá de lo obvio, que es que se empieza a sentir esta crisis mundial que todavía no llego a su verdadero techo. Para estos medios, desde hace casi ocho meses se viene planteando la profecía autocumplida.

En esta guerra de contra información, han generado un clima psicológico que está un poco fuera de la realidad. Veamos algunos ejemplos.

Días pasados, la presidenta se preparaba para visitar localidad de Tres Arroyos, epicentro de algunas de las batallas libradas el año pasado por el complejo sojero. El gran diario argentino intentó amedrentar con la tapa de su matutino, poniendo en potencial que sería escrachada: que el piquete, que el tractorazo, etc. Es cierto que hubo unos pocos señores organizados que hicieron su demostración, pero nunca como la planteaba el gran diario. Lo más sorprendente fue el recibimiento que tuvo la primera mandataria. Lo vi con mis propios ojos.

El domingo 1 de marzo la presidenta inauguró las sesiones ordinarias en el Congreso. Hay que ver la tapa de Clarín para comprobar la carga de susceptibilidad, donde no se destaca el contenido del discurso si no lo frío que había sido el saludo con el vice Cleto, a quien por supuesto siempre le ven alguna virtud, aunque la tengan que inventar. Para el próximo sábado, en la Fiesta de la Vendimia, también ya tiraron la idea: si Cristina va, se armará un blindaje con militantes por los escraches. Eso sí: Cobos irá con su gente en un ejemplo de participación popular. Un grado de cinismo total.

En la caja boba, TN no hace más que poner micrófonos para que la oposición mediática diga los disparates más absolutos y nadie haga una mísera repregunta. La señora Carrió ayer dijo una cantidad enorme de barbaridades en el programa de un ex periodista progre, y él apenas atinó a poner la cara, que casi ya no tiene.

Mientras todo esto ocurre, los multimedios recogen oblicuamente el guante ante la posibilidad de discutir una nueva ley de medios, planteada por la presidenta en el Congreso. Que dicho sea de paso, es una falta que traemos desde el advenimiento de la democracia. ¿Cómo? Ofreciéndole tribuna y espacio a sus lacayos para descalificar, como lo han hecho patéticamente los radicales Silvana Giudici y Gerardo Morales.

Si esto no es la guerra por todos los medios, estoy viviendo en otro país.

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