“Kirchner gana por 15 puntos”

Convencido del triunfo oficialista el 28 de junio por considerarlo “el mejor gobierno de los últimos 60 años”, D’Elía señala que sus diferencias con Kirchner no son “de agenda política, con la que acuerdo 100%, sino de construcción”. Además, explica su “odio a los blancos”, su saldo del conflicto con el campo y por qué los movimientos sociales son el sujeto más dinámico de la clase obrera. Progresismo choto, Gran Cuñado y otras definiciones imperdibles.

Lo esperamos en un portón pintado con los colores de San Lorenzo que no llama la atención entre los puestos de la recova de Plaza Once. Cuando llega, nos da con la mano la orden de seguirlo. El edificio viejo, enorme y vacío, está en proceso de restauración. Las escaleras y pasillos están llenos de compañeros y compañeras que trabajan y conversan preparándose para una peña de viernes a la noche. Su oficina mira a La Perla, y en sus paredes posan el General de civil y Evita con pelo suelto y sonrisa amplia. Sobre un armario, un pingüino de cerámica junto al cuadro del Padre Mugica. No hay fotos del Che, Fidel, Hugo o Evo. En cambio, hay una especial dedicatoria de Mohsen Baharvand, encargado iraní para la región: “Para mi amigo Luis”. D`Elía señala la foto de este hombre solemne, barbudo y turbante, y asegura: “Éste, es un cuadrazo”.

—¿Cómo ves al gobierno de cara a las elecciones?

—Muy bien. El discurso del pingüino (NdR: el 14 de mayo en La Plata) fue el mejor en mucho tiempo, con un tono distinto, menos crispado, donde rindió cuentas de los últimos cuatro años. Es impecable, el mejor gobierno de los últimos 60 años, sin duda. Ahora, así como fue claro a la hora de definir agenda política, Néstor falla en la construcción. Quizás hoy mi mayor diferencia con él no sea de agenda política, con la que acuerdo 100 por ciento, sino de construcción. Yo no estoy de acuerdo. Es un gran táctico, un peleador, un tipo que sabe conducir, pero que es muy endeble a la hora de transformar eso en poder político, y termina transfiriéndole poder a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

—¿Por qué pensás que Kirchner falla en la construcción?

—Voy a tomar un texto de las Sagradas Escrituras: no se puede hacer vinos nuevos en odres viejas. No se puede sostener un proyecto de cambio político con un PJ que sostuvo a Menem y a Duhalde. Estoy hablando de los Otacehé y los Cariglino que se compraron todo el menemismo, el duhaldismo y ahora son kirchneristas. Cuando se reivindica a los casi 30 mil compañeros muertos, se olvida que a muchos los mandó a matar el PJ. A mí me parte la cabeza que se confunda peronismo con PJ, cuya estructura es conservadora, de derecha y no tiene nada que ver con el peronismo.

—¿No creés que hubo una renovación a partir de 2007? En el conurbano hay 8 intendentes nuevos.

—En la renovación de 2007 hay tipos muy valiosos. Ahora están haciendo un esfuerzo para volver al peronismo, ojalá que vuelvan definitivamente: con Kirchner a la cabeza tienen una magnífica oportunidad. Pero cerrar toda la construcción sobre los barones del conurbano, me parece un error que se puede pagar en el mediano plazo. Se han gastado miles de millones de pesos en obras públicas en ese territorio. Entonces no me vengan a decir que no pueden disciplinar con su política, y no hablo de disciplinar para cerrar, sino para abrir. Muchos dicen que los movimientos sociales han muerto, y no es así.

—Desde los medios se baja el discurso de que son piqueteros, pero hace mucho que no vemos la imagen de un piquete.

—Seguro, pero a la vez plantean que las agrupaciones no existen más. Error. Hoy los movimientos sociales son el sujeto más dinámico de la clase obrera. Nosotros trajimos menos gente que la CGT porque tenemos menos plata, pero en nuestra marcha los compañeros caminaron 12 kilómetros. Hay una concepción vieja y equivocada de los Kirchner, de creer que vos podés hacer un pacto social solamente con los trabajadores activos, los empresarios, los sindicatos, la Iglesia, los ruralistas y ellos. Hoy el 70% de los trabajadores son víctimas de la informalidad y la precarización laboral. Por más que el Gobierno gane la batalla contra el empleo en negro, el trabajo seguirá siendo transitorio y precario. Se terminó aquel que duraba toda la vida. Ese esquema productivo define una nueva forma organizacional de la clase obrera que los Kirchner no comprenden, no pueden o no quieren comprender.

—¿No creés que lo que falla es la política de comunicación?

—Falla la comunicación y falla la concepción de organización política. Por más que gane las elecciones y que Kirchner las gane por 15 puntos, la concepción que han pergeñado de PJ, CGT, empresarios amigos y gobierno les va a traer problemas porque expresa a un sector muy chiquitito de la sociedad argentina. Aunque al lado de los neoliberales, los neoradicales y los neogolpistas, por favor, me quedo con ellos.

—Más allá de la provincia de Buenos Aires, ¿están teniendo problemas en Santa Fe y Córdoba por este error del armado que estás marcando?

—Sí, yo hubiera apostado hace rato por Agustín Rossi y Patricia Vaca Narvaja. A ella hoy la mandaron a su casa, y quedaron unos tipos que no tienen que ver con lo que queremos hacer. El otro día Biolcatti casi la puteó a Evita delante de Schiaretti y Reutemann, y los dos se callaron la boquita, sin ningún problema.

—¿Qué retrospectiva hacés del conflicto con el sector sojero-agroexportador?

—A mí me encantó ese conflicto. En relación a Kirchner, él me dio una explicación que me dejó satisfecho. Me dijo que creía que para vencer la derrota cultural había que politizar la democracia confrontando ideas. Que una sociedad politizada era menos manipulable por los sectores económicos. El objetivo era sacar a las clases medias de su falsa neutralidad política y obligarlas a correrse con nosotros o a irse a la derecha. Pero ya no esa boludez del medio, ¿no? Y creo que mucha clase media se vino para acá.

—Sin embargo, el relato de los medios es otro.

—No hay que calentarse con eso. Todos los procesos del poder popular en América Latina crecieron contra los medios. A Evo hace 8 años lo echaban de la Cámara de Diputados de Bolivia por narcotraficante después de una campaña mediática. La verdad salta sola, no hay que tener miedo. Yo creo en la fuerza de la verdad.

—¿Ves una división social en negros y blancos?

—Lo blanco y lo negro en la sociedad no lo relaciono con el color de la piel, sino con posturas sociopolíticas. Yo conozco muchos negros que son blancos y muchos blancos que son negros. Cuando un tipo de mi barrio, Laferrere, es un mezquino, autoritario, corrupto, que no quiere admitir que es pobre y clase trabajadora, es blanco. Igual que el que pide mano dura y bala para los chicos de la esquina. Son categorías arbitrarias que se colocan para simbolizar algo, pero es bueno tirarlas. El otro día, cuando fui a Mañaneras (América, de 10 a 12) explicaba que cuando digo “odio a los blancos” se me activa la veta docente: cuando vos querés generar debate en la sociedad tenés que ser un buen provocador. ¿A ustedes qué les parece? En una sociedad donde 25 millones de argentinos, más o menos esa proporción, dice todos los días “negro de mierda”, ¿no genera un quilombo que yo sostenga que “odio a los blancos”? Por eso se generó debate. Transgresor no es Fernando Peña, que dice que se acuesta con un Obispo. Me chupa un huevo lo que hace de su culo. Lo que me parece transgresor es decir “odio a los blancos” en una sociedad que es asimétricamente injusta en lo económico, pero que detrás de eso posee un racismo feroz, que nos acompaña desde bien lejos, desde el fondo de nuestra corta historia.

—¿Cómo es tu relación con Néstor y Cristina?

—Bueno, ni tan calvo ni con 7 pelucas. Si relación es hablar con él, no hablo con él; pero todos los días me llaman los ministros, sobre todo tipos claves del Gabinete, del área política. En cuanto a Cristina, me consta que fue ella personalmente la que pidió que mi compañera (Alicia Sánchez, candidata a diputada provincial) estuviera en la lista.

—¿Qué diferencias notás entre ellos dos?

—Creo que Kirchner es un gran táctico, y que Cristina tiene mucho vuelo político, quizás más que él. Tiene más clara la situación de la relación de Argentina con el mundo. Es una persona que puede ir un poco más lejos.

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