Jorge Neme: «Nosotros tenemos que estar conectados al mundo que no es lo mismo que estar abiertos»

El Secretario de Relaciones Económicas Internacionales del Gobierno Argentino es nacido en Tucumán, Licenciado en Sociología con orientación en Economía, con un larga trayectoria en el área de las relaciones internacionales , tanto en su provincia como a nivel nacional.

Por Antonio Muñiz para datapoliticayeconomica.com.ar

¿El Mercosur está en crisis? ¿Hay peligro de ruptura?

Después de 30 años, el MERCOSUR se ha reconfirmado en todos los países que lo integramos como una prioridad en el proceso de integración de América Latina. Han pasado diversos gobiernos en cada uno de los Estados Parte del bloque y éste siempre se ha mantenido firme, consolidándose y profundizando la integración, según las demandas de cada época. Pasadas estas tres décadas, algunos países están demandando cambios o reformas, que entienden son necesarias para que lo que sucede dentro del bloque sea compatible con las políticas que están implementando sus gobiernos, y por eso alzan la voz y presentan propuestas en los ámbitos de negociación con los que cuenta el MERCOSUR. Esa es una práctica normal que llevamos adelante con cada tema que se presenta y algunas veces logramos avanzar más rápido que otras hasta alcanzar el consenso.

En particular, en lo que refiere a la reducción lineal del arancel externo común que propone Brasil y la propuesta uruguaya sobre relacionamiento externo del MERCOSUR, que ellos denominan “flexibilización”, son temas que han resultado de extrema sensibilidad, en particular para nuestro país. Por ello hemos sostenido argumentos y presentado contrapropuestas para negociar con nuestros socios y explorar diversas adaptaciones que permitieran atender la situación de nuestros sectores productivos sensibles y que producen con mayor valor agregado, a fin de alcanzar el consenso necesario, que caracteriza la toma de decisiones en el bloque. Lamentablemente no fue posible lograr ese consenso durante la Presidencia Pro Tempore de la Argentina, pero acompañaremos a Brasil durante su Presidencia para seguir explorando alternativas que permitan el equilibrio necesario para lograr el consenso y avanzar.

Sí tenemos claro que la regla del consenso para la Argentina es innegociable, así como también nos resulta imposible imaginar un MERCOSUR donde cada socio pueda tomar decisiones unilaterales respecto del arancel externo común o de las negociaciones de acuerdos comerciales con terceros, porque entendemos que ambas cuestiones hacen al fundamento de la unión aduanera que representa el MERCOSUR. Estas son las reglas que se establecieron en el Tratado de Asunción de 1991 y el Protocolo de Ouro Preto de 1994, que sentaron las bases y dieron el marco jurídico a este proceso de integración que es el MERCOSUR. Si no respetamos esos principios pondríamos en riesgo todo lo construido en estos 30 años.

Estamos convencidos de que vamos a poder seguir negociando para alcanzar consensos en cada caso, y que esto que parece una crisis en realidad es parte de un proceso negociador intenso que estamos atravesando como bloque y que será finalizado una vez que nos pongamos de acuerdo. A pesar de la vehemencia de algunas declaraciones, creo que al final cada país va a coincidir en la importancia que tiene el MERCOSUR y en la necesidad de que sigamos saliendo al mundo desde esta plataforma que representa el bloque, que nos fortalece y nos proyecta hacia un mundo más amplio, pero también más complejo. No podemos desconocer los efectos que está teniendo y que dejará la pandemia. El mundo tiende hacia la regionalización, prevalecen los mecanismos de proteccionismo y las cadenas globales de valor se van convirtiendo en cadenas regionales de valor. Ante este escenario debemos fortalecer al MERCOSUR, porque es lo que nos va a garantizar las mejores condiciones para enfrentar esa nueva realidad, fomentando el desarrollo de nuestros sectores productivos, en particular el de aquellos que producen con mayor valor agregado. Necesitamos más integración y no menos, si queremos posicionarnos en el nuevo mundo con mayor solidez.

¿Es posible la construcción de un bloque político y económico sudamericano? ¿La Patria Grande es un sueño posible?

Estas tres décadas de integración del Mercosur nos han permitido construir un proceso de integración amplio y profundo con Sudamérica, a partir del cual hemos ido profundizando los vínculos comerciales y políticos con todos los países. Es indudable que todo este proceso se asentó en una sólida voluntad política de construir un proyecto común.

Si observamos este proceso desde el Mercosur tenemos a los Estados Parte del bloque, por una parte, y a los Estados Asociados, por la otra, pero todos participando de un mismo proyecto. A su vez, Bolivia se encuentra en proceso de adhesión al Mercosur, lo que sumará a un nuevo socio pleno, que aportará una nueva visión y ampliará las capacidades tanto de recursos como productivas del bloque.

En ese sentido, y como siempre sostengo, Sudámerica, pero sobre todo América Latina es nuestro lugar de pertenencia natural, la región de la que formamos partes, pero también aquella con la que compartimos el origen, la historia y los desafíos. Es la región en la que podemos consolidar encadenamientos productivos, potenciar la producción y el comercio de bienes con alto valor agregado, y coincidir en la defensa de intereses comunes frente al resto del mundo. La riqueza de recursos naturales, así como de recursos humanos y capacidades productivas con las que cuenta la región deben ponerse en valor y permitirnos concretar un proyecto de integración y desarrollo común.

Por ese motivo, durante la Presidencia Pro Tempore Argentina del Mercosur impulsamos el diálogo con Centroamérica y República Dominicana con el objetivo de promover la negociación de acuerdos comerciales que nos permitan mejorar las condiciones de nuestro intercambio comercial y estrechar los vínculos con esos países. Es fundamental que fomentemos esos acercamientos, que exploremos oportunidades y potenciemos nuestras posibilidades mutuamente.

Lo fundamental en este tema es que comprendamos que nuestra región debe ser puesta en valor y que si nos integramos cada vez más vamos a promover un espacio común que dinamice nuestro potencial en todo sentido y nos reafirme ante el mundo.

Argentina y su inserción en la región y en el mundo…

Tal como mencionáramos anteriormente, la inserción de la Argentina en la región está directamente relacionada con su pertenencia al Mercosur. Ya han transcurrido 30 años de este proceso de integración y en el camino recorrido hemos estrechado los vínculos con los países hermanos de la región, a partir de la suscripción de acuerdos de complementación económica, que con los años ya han dado lugar prácticamente a una zona de libre comercio en toda Sudamérica, con algunas excepciones sobre las cuales seguimos trabajando. En lo que refiere al resto del mundo, este gobierno sostiene que la plataforma de proyección debe ser el Mercosur para la negociación de nuevos acuerdos comerciales. Necesitamos fijar prioridades para el mediano plazo, dando al MERCOSUR previsibilidad y credibilidad, tanto frente a nuestras contrapartes como frente a nuestra sociedad civil que reclama saber y ser parte de las negociaciones comerciales. En estos momentos estamos negociando con siete contrapartes que comprenden 36 naciones, lo que reafirma al Mercosur como un bloque abierto al mundo. Por otra parte se iniciaron conversaciones entre el Mercosur y la Unión Africana, con quienes ya hay destacados antecedentes de cooperación para el desarrollo y que pueden resultar el inicio para fortalecer los lazos con esos países.

Asimismo, eso no quita que estamos constantemente trabajando para abrir nuevos mercados e identificad oportunidades comerciales para nuestros productos. Tenemos que poner el foco en los nuevos mercados emergentes: África, el mundo árabe, y el sudeste asiático, cuya demanda es creciente y puede potenciar nuestras exportaciones. La Unión Africana creó de manera exitosa el Área Continental Africana de Libre Comercio. En este sentido creemos que hay un conjunto de posibilidades que podemos explotar en la relación entre los bloques.

Quiero dejar claro un concepto que tiene que ver con tu pregunta y es el de conexión. Nosotros tenemos que estar conectados al mundo, que no es lo mismo que estar abiertos. En la primera entrevista que di al Diario Perfil cuando asumí como Secretario de Relaciones Económicas Internacionales en la Cancillería, ya teníamos estudiado el mundo que se venía, que es muy poco agradable para quienes se abren desmedidamente. Es un mundo competitivo, lleno de patentes y derechos de propiedad, con regulaciones, barreras sanitarias y demás cuestiones que dificultan el comercio. Por eso tenemos que trabajar para conectarnos, que es un camino de ida y vuelta, con dos cables, uno positivo y otro negativo. Y así como Argentina tiene muy buena relación con Estados Unidos, una histórica conexión con la Unión Europea, el mercado chino y el ruso, también se redujo nuestra presencia en muchos otros mercados, a los cuales debemos regresar con ímpetu y convicción.

Hay un mundo donde la Argentina no estaba presente y nuestra gestión inició conversaciones para generar acercamiento y evaluar posibles negociaciones. Estar conectados es estar presentes. Nosotros ya no esperamos que nos vengan a comprar, estamos saliendo, por eso fui a México en más de una oportunidad, a Emiratos Árabes, a Túnez, donde vimos a todos nuestros embajadores de manera presencial junto al Canciller, y Viena, donde tuvimos más reuniones con embajadores. La agenda comercial es muy activa y estamos promoviendo que cada Sede en el exterior identifique nuevas oportunidades comerciales. Y en los próximos días haré una ronda de visitas en México y Centroamérica para continuar explorando posibilidades comerciales para nuestro país.

¿Cuál es el rol de Argentina en el nuevo mundo que se vislumbra?

Desde la irrupción de la pandemia, el nivel de actividad y del comercio mundial se han visto fuertemente afectados como consecuencia de una crisis simultánea de demanda (por reducción de los ingresos) y de oferta (por restricciones a la circulación y de la actividad económica).

Según previsiones de la OMC, el volumen del comercio aumentará al 8% en 2021, pero se mantendrá por debajo de la tendencia anterior a la crisis, primando la hipótesis de una «débil recuperación”. Sin embargo, estas estimaciones están sujetas a un grado de incertidumbre inusualmente elevado, ya que dependen de la evolución de la pandemia y de las respuestas de los Gobiernos. Asimismo, para el 2021 se proyecta una recuperación de 5,1% del PIB mundial, con Asia como la región que crecería más (6,2%), seguida por Europa (5,9%).

Estamos frente a un mundo en constantes y vertiginosos cambios. Las tendencias prevén para las próximas décadas que se acelerará la digitalización, la descarbonización de la economía, la revolución tecnológica y la urbanización. Todo ello abre un sinfín de desafíos y oportunidades. Estos desafíos, nos exigen redoblar los esfuerzos para preservar y desarrollar los complejos productivos.

Bajo este panorama resulta interesante destacar que, además de los sectores tradicionales, como la producción de alimentos en los cuales Argentina cuenta con ventajas comparativas instaladas, en la pos pandemia, ciertos sectores como la Industria 4.0, la incipiente economía del h2, el desarrollo de tecnologías verdes y la digitalización, donde Argentina también ofrece capacidades distintivas, se erigen como motores para la reactivación y el desarrollo inclusivo.

En el sector de software y servicios informáticos se registra un gran crecimiento. En el país hay unas 5.400 empresas en el sector, que suman ventas totales por más de US$ 3 mil millones, de las que el 60% corresponden a exportaciones de servicios, representando el 2,3% de las exportaciones argentinas, y generando 110.00 puestos de trabajo. La inversión en I+D en estas empresas asciende al 7,5%. Por otro lado, las tecnologías aplicadas a la producción de alimentos y a las soluciones médicas son dos verticales de trabajo que nuestro ecosistema científico-tecnológico impulsa como mecanismo para mitigar el impacto de la seguridad alimentaria y médica de las poblaciones más vulnerables.

En el ámbito de las energías renovables, Argentina cuenta con un 14% de las reservas de litio a nivel mundial, lo que la ubica en la cuarta posición global, aportando cerca del 17% de la producción total de dicho elemento, lo que la coloca en la tercera posición en el ranking mundial.

En lo que atañe a hidrógeno verde, se prevé que en los próximos años los avances tecnológicos y las economías de escala permitan reducir los costos de dicha cadena de valor, haciéndolo cada vez más competitivo. Esto representa una oportunidad para que Argentina se convierta en productor de hidrógeno verde para exportación en tanto disponemos del gas natural y una amplia red de gaseoductos para la potencial exportación de Hidrógeno Azul como combustible de transición y, con el desarrollo de las energías solar fotovoltaica en el noroeste y eólica en el centro-sur del país, la Argentina tiene un enorme potencial para la producción futura de hidrogeno verde.

Contamos con las condiciones y los recursos para ocupar un lugar de liderazgo en estos sectores. Por eso es necesario continuar trabajando para que este potencial se transforme en realidad, impulsando oportunidades concretas de crecimiento, de generación de empleos de calidad y de ingreso de divisas a través del comercio exterior.

China parece un gigante que despierta, lo que abre infinitas posibilidades para Argentina y para toda Latinoamérica, pero también genera temores políticos y comerciales. ¿Cuál es la política para relacionarse con ese país y como entablar con ellos políticas de acuerdo de mutuo beneficio?

China es hoy la segunda economía mundial y es crucial para el crecimiento del PBI global. En efecto, es nuestro principal socio comercial extra Mercosur. Argentina tiene una relación económica beneficiosa con China que se materializa en las ventas de commodities, y representa uno de los principales ingresos de divisas del país. En este sentido quiero destacar la capacidad de nuestro país para garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial. En este periodo de incertidumbre en el marco de la pandemia, Argentina continuó proveyendo a China los productos de su sector agroalimentario de manera estable. En lo que va del año 2021 las exportaciones crecieron 3,6%.

En términos comerciales es indudable el rol que ocupa China a nivel tanto internacional como regional. De hecho, si tomamos el Consejo Público Privado para la Promoción de las Exportaciones vemos como los complejos Alimentos y bebidas, Carnes, Frutícola, Granario, pesquero, Olivícola, Foresto Industrial, Apícola, Forrajera para alimentación animal, vitivinícola, plástico, audiovisual, software y servicios informáticos, servicios profesionales, es decir, 14 de los 68 complejos con los cuales trabajamos, priorizaron el mercado chino para sus productos diseñando más de 30 acciones de promoción en el país.

Por otro lado, la promoción comercial se complementa con una política de atracción de inversiones, que permitan diversificar la matriz productiva argentina, otorgando mejores condiciones de vida a todos los habitantes del territorio nacional. Argentina promueve inversiones desde una perspectiva Pyme y federal propiciando el nexo entre potenciales inversores y proyectos productivos locales. Se realiza un trabajo conjunto con los gobiernos provinciales y las cámaras empresariales. En términos generales, la promoción de inversiones tiene básicamente dos grandes propósitos: i) propiciar inversiones en sectores estratégicos para diversificar la matriz productiva de las regiones, y ii) propiciar inversiones para complejizar y hacer más eficientes las actividades productivas que se llevan adelante en el país.

China es el tercer mayor inversor en el mundo con un stock de inversiones a nivel mundial de US$ 2 billones. En Argentina las inversiones de China ascienden a US$ 618 millones, concentrándose primordialmente en Sociedades captadoras de depósitos; Comercio al por mayor y al por menor, reparación de vehículos automotores y motocicletas y Explotación de minas y canteras. Empero, entre 2013 y mayo 2021, se anunciaron 375 anuncios de inversiones Greenfield chinas en América Latina recibiendo solo un 5% en Argentina, considerablemente por detrás del 42% de México, y solo 7 operaciones de adquisición total o parcial para el mismo período.

Tenemos que continuar trabajando para impulsar las inversiones productivas, siempre teniendo como foco de nuestro accionar a proyectos estratégicos que generan empleo, que impactan en la balanza comercial, que generan transferencia de tecnología y que integran cadenas de valor.

¿Cómo se rompe la histórica dependencia de nuestro comercio exterior basado en la exportación de commoditties, básicamente de origen agropecuario, hacia una exportación creciente de productos industriales? ¿La industria pyme argentina puede tener un lugar en los mercados internacionales?

En primer lugar es indudable que a fin de elevar el perfil de la industria Pyme argentina en los mercados internacionales, en primera instancia se debe trabajar sobre una política industrial activa de fomento y desarrollo de estas empresas. Esto es algo que viene haciendo muy bien el Ministerio de Desarrollo Productivo, que ejecutó un presupuesto de más $100.000 millones para otorgar asistencia y financiamiento a las Pequeñas y Medianas empresas en 2020.

En segunda medida, una estrategia comercial que apunte a aumentar y diversificar el intercambio comercial debe necesariamente sustentarse en el trabajo conjunto y coordinado con el sector privado. Este es el puntapié para llevar adelante una política económico-comercial que sea sostenible en el tiempo y logre un mayor dinamismo y diversidad de los flujos comerciales.

Teniendo esto en mente, una de las primeras medidas que impulsamos al retomar las funciones comerciales bajo el paraguas de la Cancillería fue precisamente crear un espacio de diálogo y articulación con el sector privado. Así surgió el Consejo Público Privado de Promoción de Exportaciones, donde nos abocamos a lograr un objetivo común: definir la oferta exportable argentina, determinar mercados objetivos y diseñar acciones de promoción para los próximos años.

El Consejo se compone de 240 Cámaras y entidades vinculadas al comercio exterior, que aglutinan a 18.300 empresas pertenecientes a 68 complejos exportadores argentinos. El trabajo del Consejo se refleja en nuestra agenda de negociaciones para la apertura de mercados y en nuestro plan de promoción comercial, que incluye, para 2021, 657 acciones en el exterior con miras a ampliar la presencia de productos y empresas argentinas en el mundo, al tiempo que se incrementa el volumen y valor unitario de las exportaciones. La coordinación de este trabajo la realiza la Cancillería, junto a la red de 160 Representaciones diplomáticas en el exterior.

Por otro lado, y procurando aumentar la representación federal en el comercio exterior, creamos, por decreto presidencial, el Consejo Federal de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional a los fines de levantar el perfil exportador de las Pymes provinciales, incrementar la productividad de las provincias y potenciar la inserción internacional de nuestras economías regionales. En este sentido, el Consejo cumple un rol articulación fundamental en tanto permite optimizar la participación federal en eventos de promoción comercial en el exterior al tiempo que facilita la promoción, el fomento y atracción de inversiones extranjeras.

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