Frederic: “Hoy las conducciones de las Fuerzas de seguridad son mucho más prudentes que los gobernantes”

Ex funcionaria de Defensa e investigadora del Conicet, Sabina Frederic minimiza la aplicación del Servicio Voluntario que lanzó el gobierno, aunque lo usa como disparador para trazar una diagnóstico sobre las Fuerzas de Seguridad, sociedad civil y política. "La Gendarmería considera que tiene capacidad de ejercer una suerte de disciplinamiento social", afirma.

El vaporoso “Servicio Cívico Voluntario en Valores” lanzado por Mauricio Macri y la ministra Patricia Bullrich, con el cual Cambiemos busca darle a la Gendarmería tareas de instrucción sobre chicas y chicos de 16 a 20 años, trajo polémicas y un esperable impacto en el debate electoral. “Pero, en términos prácticos, no va a tener grandes efectos. Hay muchísimos jóvenes sin ninguna gana de sumarse a esa actividad”, resumió Sabina Frederic, doctora en antropología social y especialista en materia de fuerzas de seguridad, quien viene trabajando con foco en la Gendarmería y el Ejército.

 

“La formación de una institución de este tipo no es la de impartir valores republicanos, ni tiene una estructura adecuada”, subrayó Frederic, que entre 2009 y 2011 fue subsecretaria de formación del Ministerio de Defensa, y que hoy se desempeña como investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional de Quilmes, donde coordina el Grupo de Estudios sobre Policías y Fuerzas de Seguridad. Desde su mirada, es “una muestra de debilidad grande del gobierno” la decisión de darles a los gendarmes un rol que no les es propio, al tiempo que remarcó que tampoco precisan un estímulo para el reclutamiento, ya que, en rigor, les sobran postulantes.

 

Autora de Las Trampas del Pasado. Las Fuerzas Armadas y su Integración al Estado democrático en Argentina (Fondo de Cultura Económica, 2013), la antropóloga señaló matices acerca de cómo los uniformados asimilan la política que les viene planteando el oficialismo. En ese sentido, si bien Cambiemos les propone una línea de endurecimiento que encuentra eco y aceptación en ciertos sectores, Frederic consideró que “las conducciones de las fuerzas son mucho más prudentes que los gobernantes actuales”.

 

– Esta medida del gobierno, ¿era algo de lo que se venía hablando?

– No tenía conocimiento de que se estuviese trabajando, pero se parece bastante a otras cosas que sí se hicieron o se quisieron hacer hace unos años. Tiene conexión con la “Gendarmería Infantil”, que se hacía en muchas provincias del norte y del noroeste, donde asistían chicos en contraturno escolar, y con el “Servicio Cívico Voluntario” que se instaló en Mendoza en 2005, un invento de Julio Cobos que la gestión de Nilda Garré en el Ministerio de Defensa quiso ampliar a todo el país. Finalmente, no se hizo, porque no había funcionado en Mendoza y por una serie de problemas y objeciones, ya que implicaba entrar en unidades militares donde hay armamento. Por otro lado, puede haber algún punto de contacto con la idea del Servicio Militar Voluntario, aunque no tiene nada que ver, porque acá se habla de una orientación a “la educación en valores”. En otro plano, se vincula a lo que la Gendarmería significa en algunas poblaciones del país.

 

– ¿En qué sentido?

– Es una institución que creció muchísimo. Durante el kirchnerismo, pasó de 17.000 a 37.000 efectivos. Tiene mucha más presencia de la que tenía antes y una función que se autoimpone y que no tienen las policías. Dentro de todos los problemas que uno puede verle y las críticas a procedimientos como el que acabó con la muerte de Santiago Maldonado, la Gendarmería considera que tiene capacidad de ejercer una suerte de disciplinamiento social, con la amenaza de la fuerza pero sin necesidad de aplicarla.

 

– Pero, más allá del anuncio, en concreto no hay siquiera un programa.

– Claro. Si bien la resolución recoge estos aspectos que tienen un efecto simbólico en la gente, no me parece que se haya estado elaborando hace dos años, como dice la ministra, sino que cae en época electoral. Bullrich, que nos tiene hablando de esto, está todo el tiempo creando estas maniobras electorales. La resolución misma dice que se va a pedir colaboración a universidades y a organizaciones sociales. La Gendarmería tiene muchos profesionales, porque tiene que formar y capacitar a mucha gente. Es decir, hay profesores y docentes que podrían orientarse hacia esto, pero no es eso lo que hacen, con lo cual les va a significar una estructura paralela o adicional. No es tan fácil en términos logísticos y menos de contenido.

 

Fotos | Georgina García
– ¿Qué significa darle a los gendarmes la tarea de “formar en valores”?

– Que Cambiemos ponga a las fuerzas de seguridad a impartir valores cívicos y republicanos muestra una debilidad grande del gobierno. Las instituciones para hacer eso son otras y, según la propia evaluación del gobierno al sacar esta resolución, han fracasado. Tenés una institución que no está destinada ni preparada para hacer esto, a la que van a poner a hacer algo para lo que hay un montón de otras instancias e inversión del Estado. La formación de la Gendarmería no es para impartir valores republicanos ni tiene una estructura adecuada. Otra cuestión importante es que esto aparece destinado a resolver un problema que efectivamente existe. En Argentina, y mucho más con la crisis que provocó o agudizó este gobierno, tenemos una cantidad de jóvenes que no han tenido la oportunidad de ser contenidos por las instituciones del Estado; adolescentes que se están autodestruyendo, ya sea a través de las adicciones, el uso de armas o el recurso a la violencia como forma de reafirmación identitaria. Es decir, tenemos un montón de situaciones diversas que afectan a una parte de los jóvenes y no poseemos las herramientas para lidiar con eso. Y yo creo que esta no es la salida.

 

– ¿La idea de fondo puede ser reclutar a futuros gendarmes?

– Se puede reclutar a algunos chicos que probablemente ya estén pensando en ser gendarmes o se los puede alentar a que finalicen la escuela para luego postularse. Pero hablamos de un pequeño grupo que por ahí ya está orientado en ese sentido. La Gendarmería es una de las instituciones con mayor capacidad de selección. Tiene una cantidad de inscriptos enorme, que duplica o triplica los ingresos. Estaban entrando 800 por año y a veces tienen unos 3 mil inscriptos. O sea, ya hay mucha gente que quiere entrar.

 

– Esta decisión parece abrevar en la vieja idea de las Fuerzas Armadas como reservorio institucional de la Patria. Es decir, ¿el gobierno busca en los gendarmes a una especie de garantes del orden en la sociedad?

– Sin dudas, en un punto es así, y el desfile de la semana pasada también tuvo ese sentido. El Ejército o las FFAA han sido fundacionales del Estado Nacional, y la Gendarmería es la única fuerza de seguridad militar. De hecho, tiene el mismo código de disciplina que el Ejército. No diría que se los está poniendo como “reserva moral de la Patria”, porque sería doblar la apuesta y no me parece conveniente, y tampoco me parece que sea así, ya que esto es voluntario y no obligatorio, pero hay algo de eso. Argentina, al igual que muchos otros países de América Latina, ve en sus FFAA parte de aquello que reconoce como su origen, pero no diría tanto como “reserva moral” sino como el imaginario del Estado Nación que está entre nosotros.

 

– Entonces, ¿se trata de algo real o es sólo otro gesto de campaña?

– Hay una postura en este gobierno que es la de revalorizar a las Fuerzas Armadas y de seguridad, que el Estado deposite su fortaleza en esas instituciones mientras, claramente, la va perdiendo en otras. Es una ideología de este gobierno y hay gente que la comparte. Personas que piden más policías, que creen que la solución a muchos problemas tiene que ver con eso. Pero, en términos prácticos, no va a tener grandes efectos. Hay muchísimos jóvenes sin ninguna gana de sumarse a ese tipo de actividad. El Estado tiene que encontrar otras maneras, fortaleciendo instancias como la escuela, que es otra una institución controvertida, con fuertes desinversiones pero también con estructuras que no retienen a los chicos. Y está la cuestión recreativa: no se trata sólo de internar a un pibe para vigilarlo, sino de que pueda hacer cosas que le den sentido a su vida.

 

Fotos | Georgina García
– En paralelo, esto ocurre mientras Cambiemos endurece su postura en materia de seguridad, con la doctrina Chocobar como estandarte.

– Ese es el mensaje que manda el gobierno y cuyos costos, en el plano de las fuerzas de seguridad, lo pagan los policías que matan indiscriminadamente, porque la Justicia cae sobre ellos. Luis Chocobar está inhabilitado, bajo proceso penal, por más que la ministra y el presidente lo defiendan. De todas maneras, por lo que sé, y la fuerza que más conozco últimamente es la Gendarmería, en algún punto tenemos que confiar en las instituciones que forjamos a lo largo de la democracia. Considero que las conducciones de las fuerzas son mucho más prudentes que los gobernantes actuales.

 

– ¿En qué aspecto se vería reflejada esa diferencia?

– Por ejemplo, cuando Bullrich sacó el protocolo que habilitó el uso de la fuerza de forma ilegal, sin dar la voz de alto y con otras cuestiones que son penalizadas, los propios jefes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y de La Pampa salieron a decir que ellos no estaban para eso. Por supuesto, dentro de estas instituciones tenés a gente que no está bien preparada, que no está psíquicamente apta para tener un arma, porque los controles son bastantes débiles y no hay estudios psicológicos adecuados, lo que genera episodios como el reciente de un efectivo de Seguridad Aeroportuaria que baleó a un muchacho que iba en un auto con su pareja y niños, o casos como el de San Miguel del Monte. Pero en las conducciones de esas instituciones hay de todo y hay muchos que son muy prudentes, a pesar de lo que uno vea por abajo, a pesar de lo que pasó con Maldonado, que indicaría lo contrario. Creo que saben que la responsabilidad directa es de ellos, más allá de lo que diga la ministra.

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