La Villa 31 de Retiro es la más antigua de la Ciudad (data de la década de 1930). Sufrió (y resistió) sucesivos desalojos hasta mediados de la década del 90. El Decreto 1001/90 la incluyó entre los asentamientos a radicarse; sin embargo, hoy es objeto de polémica.
Para comprender el problema que se dirime hoy en la Villa 31 hay que tomar en cuenta dos cuestiones. La primera es qué hace una familia que tiene ingresos promedio de $ 700 (de acuerdo a una encuesta propia en villas de la Capital) para resolver su situación habitacional.
Actualmente, el alquiler de un departamento de un ambiente supera los $ 500, más gastos de servicios, expensas, etc. Un hotel pensión (con un máximo de 4 personas por cuarto) alcanza un precio similar.
¿Qué opciones tiene entonces? Esta es la explicación del crecimiento de las villas y del surgimiento de un mercado inmobiliario informal cuando no hay más espacio libre en ellas. Estos barrios ofrecen redes de contención social, vínculos familiares y cercanía a potenciales fuentes de trabajo, necesarios para la subsistencia. Esto sucede por igual en Capital y conurbano.
La segunda cuestión es que la Constitución de la Ciudad establece el derecho a la radicación, con criterio universal. Sin embargo, pareciera que hay una barrera ideológica para no aplicarlo a las villas que se asientan en tierras apetecidas por el capital inmobiliario. Las tierras de las Villa 31 y 31 bis no presentan problemas ambientales que perjudiquen a sus habitantes, con la excepción de una pequeña franja recientemente ocupada.
¿El derecho a la ciudad puede ser vedado por intereses económicos particulares o difusas razones de logística portuaria?
Por otra parte, la experiencia de los subsidios en los desalojos del pasado demostró ser un fracaso, en todas sus modalidades, justamente porque no garantizaron el acceso a la ciudad.
Por lo tanto, no aplicar a estas villas el criterio de radicación es parte de una retórica política que tiene por objeto limitar el derecho a habitar la ciudad y no se sustenta en argumentos técnicos (cualquiera fuera su tenor).