Daniel, a mí no me hables

De la Redacción de ZOOM. Ayudado por el cachivachesco derrotero de Pino Solanas, Macri concentra el voto anti K y aumenta sus chances hacia el 10 de julio. Cuando solo restan dos semanas de campaña, muchos kirchneristas porteños viven entre la sensación de que la fórmula Filmus-Tomada no termina de crecer y la esperanza del envión que pueda generar Cristina candidata. La mayor incógnita: ¿hay un discurso que trascienda a los convencidos y penetre en el votante independiente?

-¿Cómo puede Macri medir tanto?– es la pregunta repetida y extendida entre los militantes y simpatizantes porteños del kirchnerismo. Ante la falta de respuesta, el primer reflejo es tildar de derechosa a buena parte de la sociedad capitalina. Es cierto parcialmente: como ya se ha dicho en ZOOM, hace 10 años seguidos que al menos uno de cada tres porteños vota por derecha. Sin embargo, resulta un argumento insuficiente. En especial, ante los inquietantes sondeos que están circulando en estos días indicando que una buena porción de los que votarán a Macri en julio se inclinarán por CFK el 23 de octubre (dato que no presenta novedad según la mirada de Artemio López en varios post de su blog).

La incomprensión de esta realidad que entregan las encuestas quizá tenga en el espejo otra incógnita: ¿tiene el FpV y sus satélites un discurso que trascienda a los convencidos y penetre en el votante independiente pensando en el 10 de julio y, sobre todo, en la segunda vuelta? Si está, no se logra distinguirlo de manera nítida.

Un discurso para la ciudad fragmentada

Como se escribió acá mismo, mucho se ha puteado a Macri en estos 3 años y medio desde los sectores nac & pop y desde la izquierda. Esa prédica no parece permear en el treintaipico por ciento que vota por derecha desde hace una década. Y la merecida descalificación permanente de la horrorosa gestión de Macri tampoco termina de aglutinar al treintaipico que vota por izquierda, ni de volcar en favor del kirchnerismo al otro tercio, ese que viene y va, inimputable y esquivo, apolítico y enigmático por Buenos Aires.

Da la impresión que cuesta un Perú romper el techo de esa minoría intensa que es el kirchnerismo porteño. Hace un mes, nos preguntábamos en ZOOM si el FpV se estaba planteando interpelar al macrista desencantado que votó PRO en 2007. Además de educación, trabajo y derechos humanos, hoy pareciera que hace falta un discurso que no le saque el culo a la jeringa de la seguridad, y capitalice política y electoralmente una movida fuerte y arriesgada como la de Nilda Garré interviniendo la Federal y metiendo gendarmes y prefectos en varias comisarías desde el Ministerio de Seguridad nacional. Que les hable a todos los que día a día viajan como el orto en Buenos Aires explicando que solo articulando con la Nación se puede arreglar el tránsito porteño, algo que Macri no logró siquiera pensar. Que sostenga propuestas concretas para resolver la situación habitacional de los sectores más desprotegidos, pero que a la vez se meta con el cruel mercado inmobiliario. Ese que se agita al ritmo de la soja y deja afuera a vastos sectores de la clase media, que aun con capacidad de ahorro no llega ni a ganchos a los créditos hipotecarios.

Un ejemplo de cómo enriquecer y complejizar el discurso se puede rastrear en la visita de Filmus al Hospital Durand en la mañana de ayer. El senador cuestionó al gobierno PRO por «inaugurar obras que son simple maquillaje para la televisión» y recordó la falta de gas en el hospital Borda, las inundaciones y falta de gas en el hospital Lagleyze y la falta de nombramientos en el Durand, apelando a la defensa de la salud pública. Al mismo tiempo, destacó la reciente sanción en el Congreso Nacional de la ley de regulación de la medicina prepaga impulsada por el Poder Ejecutivo. Algo así como mostrar dos facetas del mismo discurso para que sea escuchado por porciones distintas de una ciudad fragmentada.

La cara del Estado

Hay un sector de los capitalinos que cree no necesitar del Estado porque tiene prepaga, manda a sus chicos a escuelas privadas y tiene 24 horas un morocho de corbata en el pallier. O garpa Prosegur. Sobre ese sector (y sobre su imaginario, que lo trasciende) el macrismo instaló su política más eficaz: el miedo. Alimentando la desconfianza y la segregación, operando sobre ese temor a perder lo propio, el PRO siembra la ciudad de videocámaras y explota la presencia marketinera de la Policía Metropolitana (hay que ver cómo crecen los números de Macri en los barrios donde se pasean los canas a cuadritos).

En la otra punta, los sectores empobrecidos que le ven poco la cara al Estado viven otros miedos y sufren un desamparo mayor. Y reaccionan furibundos (como cuando la toma del Indoamericano) cuando se sienten en peligro. La violencia se padece mucho más en los sectores marginados y las respuestas suelen ser mucho más directas y menos políticamente correctas que las que parlotea la progresía. A la democracia le falta una bocha para que en Soldati se aprendan de memoria el teléfono del INADI.

En la ciudad del miedo, es decir en la cabeza de quienes viven la ciudad del miedo, la igualdad y la inclusión como políticas universales (icono cristinista) pueden no ser percibidas como una solución sino más bien como una amenaza. Como una escalera social para que los otros (que siempre son los que te pueden sacar algo) tengan más poder en tu contra. Quizá los porteños requieran un poco de delivery electoral. Algunas medidas pensadas para paliar o tranquilizar sus inquietudes específicas, puerta a puerta. Un discurso que les proponga el Estado que cada uno necesita. A veces asistencialista, a veces promotor, a veces vigilante. Siempre el Estado, ojo. El gesto privatizador no mide hace rato. Si así no fuera, Macri y sus secuaces ya hubieran hecho marketing con su modo de gerenciar el gobierno porteño.

Conmigo no, Daniel

La confirmada candidatura de la Presidenta Cristina Fernández seguramente aportará un plus decisivo a los contados días que le quedan a la campaña electoral en la capital. Ese extra incluye dotar de ánimo y aun de mayor entusiasmo a las tropas kirchneristas, que no necesitan de un candidato carismático que los arengue y les meta fichas pues en ella encuentran todo lo que necesitan. Y más.

Ese voto fiel, ese núcleo duro que sin repetir y sin que le soplen puede contarte de un tirón los logros de 8 años de Néstor y de Cristina, no necesita ya que le hables, Daniel. Necesita tal vez un poco más de letra para salir a militar en busca de esos votantes que en octubre elegirán la boleta de CFK pero el 10 de julio piensan optar por Mauri y por Mariú. Necesita un discurso que traduzca políticamente (y esto es también pensando según la necesidad de los que escuchan) en qué carajo va cada uno cuando le proponemos “sumar a la ciudad al proyecto nacional”.

Si la fragmentada sociedad capitalina no reacciona frente a un kirchnerismo de amplio espectro, quedan menos de dos semanas para empezar a aplicar las dosis que cada sector está necesitando.

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