“Córdoba parece estar en el primer mundo”, sentenció el viernes pasado, desde el atril central, el vendedor de autos Manuel Tagle, presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba. El septuagenario referente del establishment cordobés, y amigo personal de Mauricio Macri, recibió un cálido aplauso de parte de sus comensales ante semejante acotación cordobesista. Al lado suyo, estaba el invitado estelar del almuerzo: Luis Caputo. Cuando concluyó su plato, el “Toto” de Javier Milei se encaminó al Centro Cívico de la ciudad, para tener una reunión privada con el gobernador Martín Llaryora.
A varios les llamó la atención la defensa de Tagle al cordobesismo, ya que sus discursos se apegan más a las coyunturales nacionales defenestrando al kirchnerismo y avalando todo lo que sea ajuste fiscal. Su alocución pudo deberse a la presencia de Luis Juez, que estaba en una mesa, pero no llegó a ser captado por las cámaras.
En mayo pasado, el partido político del juecismo, el Frente Cívico, denunció mediáticamente el supuesto sobrecosto de la compra de 400 patrulleros policiales por parte del Ministerio de Seguridad de la provincia. La mitad eran autos Renault Sandero, puestos en venta por el propio Grupo Tagle. Ante el escándalo, el ministro del área Juan Pablo Quinteros decidió anular esas adquisiciones.
¿Por qué entonces el empresariado concentrado cordobés apuesta a favor de Milei y Caputo?
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Vamos de paseo
Según la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), en estos siete meses se han patentado 19% menos de autos en comparación al mismo período del año pasado. La mencionada marca Renault, que comercializa Tagle, cayó casi un 35% en las ventas. La producción automotriz, de la que Córdoba es un enclave importante, viene teniendo una caída de un 24,3%, en estos últimos siete meses, en comparación con 2023, mientras que las exportaciones bajaron un 14,1%, según los números brindados por la Asociación de Fábricas Automores.
¿Por qué entonces el empresariado concentrado cordobés apuesta a favor de Milei y Caputo? Por las expectativas de que se logre el déficit fiscal cero para fin de año y que se descomprima la presión impositiva empezando con el impuesto PAIS. El poder político cordobés cede ante ese pedido, con la esperanza electoral de que luego de que se puedan pulir las cuentas fiscales sean las propias fuerzas federales que proclamen una salida más productivista. Por eso, tanto diputados como senadores del oficialismo provincial votaron a favor de la Ley Bases, incluyendo el polémico articulado del Régimen Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), a pesar de que solo otorga más privilegios para quienes inviertan en minería metalífera e hidrocarburífera, del cual Córdoba está en desventaja geográfica y jurídica.
Cosecha baja
En el mientras tanto, la baja del consumo pone en una situación temblorosa a las arcas provinciales. Según recientes cómputos del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES), Córdoba viene padeciendo pérdidas interanuales en su recaudación provincial en estos primeros siete meses del año, salvo en el mes de mayo. El resto, de enero a julio, son todos déficit producto de “la profunda caída del poder adquisitivo, ya que los impuestos ligados al consumo y al salario son los que más contribuyen a las finanzas del Estado provincial”. El IVA y los Ingresos Brutos se contrajeron en un 11% y 13% respectivamente. Ganancias, en cambio, cayó un 24%.
Consultado por Zoom, el economista de OTES, Pablo Díaz, advierte que esa baja “hace que se restrinja las posibilidades de financiamiento de las distintas actividades y en particular las posibilidades para los salarios públicos del Estado provincial”. Por suerte, para el gobernador, el mismo día en que se juntó con Caputo, el gremio de docentes UEPC decidió aceptar su última propuesta salarial y, por ende, frenar las protestas que han logrado cesar las clases en más de la mitad de las escuelas del país.
“Por otro lado –dice Díaz— también se agrava la situación de las cuentas de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia, producto también del menor envío de fondos de parte de Nación”. A diferencia de sus antecesores José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, no parece ser un arma para librar una guerra federal por parte de Llaryora contra la Nación, por la simple razón de que el kichnerismo no está en la Casa Rosada. Más que nada, al ministro de Economía le habría pedido más apoyo en obra pública y créditos internacionales. “La última jugada del gobierno de Córdoba fue emitir títulos en pesos a corto plazo para pagar vencimientos en dólares. Eso nos hacía sospechar que el gobierno nacional no estaría dispuesto a aprobar a las provincias nuevas emisiones en dólares”, planteó Díaz, a la espera de ver qué resultados traerá para Córdoba la juntada con el “rockstar” de las finanzas.
Por otra parte, Ignacio Juncos, también de OTES, advierte que “Córdoba puede llegar a fortalecer aún más la actividad primaria exportadora, sobre todo con sus relaciones con China. No así el caso de la industria automotriz, muy ligada a la economía brasilera y que necesita de cierta atención de parte del Estado presente, con políticas activas que fomenten el intercambio en ese sector. Puede que se plasme en las estadísticas mejoras en actividad y producto, pero no tanto en materia de empleo y salarios. Por lo tanto, sería una recuperación que no se siente tanto en la vida diaria como una real mejora”.
El foco local
Desde las ciencias políticas, el analista Federico Zapata, de la consultora Escenarios, considera que “Llaryora tiene un desafío inmenso”. Según le detalló al presente portal, para el joven gobernador “no es fácil surfear una transición intergeneracional”.
“Llaryora tiene que definir cuál va a ser su pirámide organizacional: quiénes van a ser su élite, cómo se reproducirá eso en los departamentos, identificar los hitos de gestión en un contexto económico financiero muy complicado, qué personalidad tendrá su gestión, cómo será la forma en que será querido por la comunidad… Porque la sociedad cordobesa no te da un cheque en blanco. Recién se preguntan quién es este tipo. Tiene que transitar ese proceso, que lleva tiempo”.
El politólogo considera que, al diluirse su plan de ser candidato a presidente en el 2027, lo más estratégico para él sería mantener el foco en Córdoba, como lo hicieron los dos gobernadores anteriores: “En el caso de De la Sota, lo hizo con una tensión (con el gobierno kirchnerista) porque tenía una aspiración nacional y mucho más asertiva que Schiaretti. Porque Schiaretti se preocupó más por construir el modelo más volcado a la gestión, a diferencia de De la Sota que estaba más volcado a la política. Llaryora es un centauro: tiene un poco de las dos cosas. Le gusta la gestión y le gusta la política. Medio remixado. Pero me parece acertado que la lectura política sea hacer foco en Córdoba ante el desafío que implica un salto intergeneracional que es inmenso”.
“Por eso, se está apoyando a Schiaretti nacionalmente”, cierra Zapata, en referencia a los pronósticos de una candidatura del “Gringo” como diputado en 2025 y, nuevamente, como armador de una “tercera alternativa” para 2027. O más bien: una cuarta.
